Antonio Arias y Fernando Alfaro, mano a mano
Dos pilares del rock alternativo espa?ol intercambian canciones y experiencias en una gira de conciertos con elementos teatrales
Antonio Arias (Granada, 1965) y Fernando Alfaro (Albacete, 1964) son figuras cardinales en la genealog¨ªa del rock independiente espa?ol. Comparten referentes, coordenadas espaciotemporales y esp¨ªritu art¨ªstico. Sus respectivas obras, perdurables y de amplio espectro, conforman un legado fundamental para nuestra cultura popular contempor¨¢nea. Las partituras de Surfin¡¯ Bichos y Chucho llevan la firma de Alfaro mientras que las Lagartija Nick ¨Cincluso alguna de 091¨C llevan la de Arias. Son leyenda.
Hasta hace pocos meses no se conoc¨ªan. O no les constaba haberse conocido. Este mi¨¦rcoles, reanudan en Sevilla la gira El pueblo contra Antonio Arias y Fernando Alfaro, espect¨¢culo de formato ac¨²stico y cariz teatral concebido junto al guionista Miguel ?ngel Blanca, conocido por su trabajo al frente de los inclasificables Manos de Topo. Sobre la tarima se plantea un intercambio de ideas, experiencias y canciones. Se abordan temas de todo tipo con la ¨²nica premisa de la sinceridad y con mucho espacio para la improvisaci¨®n y la pl¨¢tica. ¡°Somos muy verbales los dos¡±, advierte Arias. ¡°Sacamos las canciones de manera fren¨¦tica, buscando m¨¢s en las conversaciones que en nuestro repertorio. Buscamos la experiencia vital, que es la que nos une, la que nos ha llevado a estar hoy juntos. Secuencias de unas carreras. Es una suerte de celebraci¨®n¡±.
Motivos para festejar hay de sobra. Y las vivencias comunes son mayor¨ªa. Los dos pusieron en marcha sus grupos hace m¨¢s de 30 a?os. Operaban desde la periferia. Buscaban una expresi¨®n personal, diferente a la del canon post-movida. Ambos lograron trascender. ¡°Surfin¡¯ Bichos ¨ªbamos a la contra total, era una contestaci¨®n a la m¨²sica que se escuchaba en la radio¡±, reconoce Alfaro. ¡°Muchos de esos artistas [de los ochenta] me gustaban y me dec¨ªan cosas, pero a¨²n as¨ª notaba que hac¨ªa falta esa protesta, decir otras cosas y de otra forma¡±.
La puesta en com¨²n de sus frondosos cancioneros les ha permitido descubrir, no sin sorpresa, rincones todav¨ªa inexplorados. ¡°Los mismos acordes en su mano ya son distintos¡±, explica el andaluz, antes de que tercie el manchego: ¡°Cada uno se acerca a sus propias canciones con falta de respeto, cambiando acordes¡ Hago lo que recuerdo. S¨¦ que no lo hac¨ªa as¨ª, pero forma parte del show. Cuando cumples a?os te das cuenta de que la solemnidad es una gilipollez. Con el tiempo he conseguido relajarme. Gestionas mejor el ego, una especie de monstruo. Y eso te permite ser m¨¢s libre¡±.
Llama la atenci¨®n que dos m¨²sicos con un registro expresivo tan distinto puedan llegar a encontrar el adecuado punto de fricci¨®n creativa. Se intuye que para conversar y entenderse no necesitan guiones ni intermediarios. ¡°No hay censura. No tenemos nada que perder. Compartir esas experiencias tan fuertes hace que la gente pueda encontrarlo tambi¨¦n. Se trata de compartir¡±, aclara Alfaro. ¡°Hablamos de cosas que parecen fuertes¡±, admite Arias: ¡°Las drogas, el amor¡ Es fuerte, pero es real. ¡®S¨¦ que suena chungo, pero te lo explico¡¯. Y al final no era tan chungo¡±.
Esta gira ¨Ccon fechas confirmadas en Madrid dentro del ciclo de conciertos de Estrella Galicia, Le¨®n, Valencia, Murcia, Ja¨¦n, Montilla, Huelva y C¨¢diz¨C tiene un acusado componente simb¨®lico. Hablamos de dos m¨²sicos que ¨Cal igual que Cancer Moon, Sex Museum o Los Bichos¨C abrieron camino desde los m¨¢rgenes, en un contexto poco propicio para la diferencia, convirti¨¦ndose en modelo para la generaci¨®n inmediatamente posterior, que es la que termin¨® cal¨¢ndose la corona de laurel. A¨²n as¨ª, no hay reproches. ¡°No hemos sido padres ni abuelos de nada, sino compa?eros de la siguiente escena¡±, matiza Arias. ¡°Se trata de sentirte compa?ero y de sentirte acompa?ado. Eso es una posible conclusi¨®n, el triunfo de intentar aportar tu visi¨®n en el mundo de la m¨²sica, de no querer ser una parte del engranaje¡±.
Babelia
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