La Manada: el espectador es el juez en el teatro

Desde que el 7 de julio de 2016 una joven de 18 a?os denunci¨® a la polic¨ªa que hab¨ªa sido violada por cinco hombres durante los Sanfermines de Pamplona, este peri¨®dico ha publicado en su edici¨®n impresa 173 noticias, cr¨®nicas, reportajes, an¨¢lisis y art¨ªculos de opini¨®n sobre el conocido como caso La Manada, adem¨¢s de incontables informaciones de seguimiento en la edici¨®n digital y entradas de blogs. No hay detalle de ese juicio que no haya sido filtrado en alg¨²n medio de comunicaci¨®n y posteriormente discutido en redes sociales, foros, conversaciones de oficina o de bar.

?Qu¨¦ puede aportar una obra de teatro documental, basada exclusivamente en las declaraciones de la v¨ªctima y los acusados en este medi¨¢tico proceso judicial, que no se haya comentado o destripado ya? ¡°No es lo mismo leer un testimonio que verlo interpretado sobre un escenario. Los matices se amplifican y obligan a reconsiderar muchas cosas que se dan por asumidas¡±, responde Jordi Casanovas, autor de Jaur¨ªa, uno de los espect¨¢culos que m¨¢s expectaci¨®n han despertado esta temporada, que se estrena por fin este viernes en Avil¨¦s (Asturias).

La curiosidad es l¨®gica. Aparte de lo medi¨¢tico que resulta todo lo relacionado con La Manada, el estreno de este montaje cuando el proceso est¨¢ todav¨ªa sin cerrar, a la espera de sentencia del Tribunal Supremo y en pleno debate sobre la tipificaci¨®n de los delitos sexuales, supone una declaraci¨®n de principios: la reivindicaci¨®n de un teatro activo y comprometido con el presente. No es la primera vez que Casanovas se mete en un charco como este: su obra Ruz-B¨¢rcenas, transcripci¨®n de la declaraci¨®n del extesorero del PP ante la Audiencia Nacional, se estren¨® en 2014 en los escenarios y en 2015 en el cine, con el caso todav¨ªa abierto. ¡°El teatro es muy ¨¢gil, podemos montar una obra m¨¢s r¨¢pido que una pel¨ªcula. Deber¨ªamos aprovecharlo para recuperar el papel central que siempre tuvo en la sociedad. Shakespeare, Lope o Calder¨®n escrib¨ªan de lo que pasaba en su tiempo. Est¨¢ bien que representemos todav¨ªa aquellas obras, porque en muchos aspectos son atemporales y por eso son cl¨¢sicos, pero no deber¨ªamos desatender la realidad del momento¡±, opina el dramaturgo.

No hay nada inventado en Jaur¨ªa. Todo lo que se dice en escena fue pronunciado durante el juicio. Casanovas se limita a trenzar con ritmo dram¨¢tico el relato de la v¨ªctima con el de los acusados para que el p¨²blico saque sus conclusiones. Aunque el autor subraya que hay algunas que son evidentes. ¡°Desde el primer momento llama la atenci¨®n que a la v¨ªctima se le pidan m¨¢s explicaciones que a los acusados. Se investiga su pasado y se cuestionan sus actos m¨¢s que los de ellos¡±, dice.

Si la escritura de una obra como esta es un ejercicio de compromiso, no lo es menos su puesta en escena. Miguel del Arco, al frente de la compa?¨ªa Kamikaze, asumi¨® el reto en cuanto le lleg¨® la propuesta, a finales de 2017, reci¨¦n terminado el juicio. ?C¨®mo se aborda un personaje cuando est¨¢ vivo e incluso puede sufrir por ello? ¡°No hemos querido establecer contacto con ninguno de ellos. ?nicamente le escrib¨ª una carta a la v¨ªctima para explicarle el proyecto. Hemos construido cada personaje exclusivamente a trav¨¦s de sus palabras, igual que hacemos con los de ficci¨®n¡±, explica Del Arco.

El otro gran reto de esta puesta en escena tiene que ver con la dificultad de convertir en teatro algo tan ¨¢rido como una declaraci¨®n judicial. ¡°El realismo no sirve, resultar¨ªa aburrido. He optado por no recrear el relato de los hechos, sino por extraer el aroma emocional de cada momento: la estrechez sofocante del portal donde ocurri¨® todo, el desconcierto, la angustia, el sentimiento de acoso...¡±, resume el director. ¡°Lo que pretendo es que todo eso que ya conoce el espectador le transite por el cuerpo. El relato en primera persona llega de otra manera que la lectura de una noticia de prensa: le ponemos cara a la historia y la entendemos de otra manera¡±, a?ade.

Del Arco deja claro que no hay voluntad de equidistancia en su montaje. ¡°Si hacemos esta obra es para poner sobre la mesa la gran deficiencia que esta historia deja al descubierto y por lo que se ha convertido en un caso paradigm¨¢tico: que estos chicos y mucha otra gente sigan pensando que no hicieron nada malo, que es normal dejar tirada en el suelo a una mujer despu¨¦s de mantener relaciones sexuales con ella¡±. Ah¨ª est¨¢ la m¨¦dula de esta obra: la constataci¨®n de que ciertos actos asumidos como normales en el pasado son en realidad un delito.