El derecho a ser malas
Tres autoras de literatura criminal reflexionan en BCNegra sobre c¨®mo evoluciona el g¨¦nero rompiendo con los clich¨¦s
Para Cathi Unsworth, londinense de pelo exuberantemente azul, ex cr¨ªtica musical del Melody Maker y pionera de eso llamado punk noir, la part¨ªcula elemental de la literatura criminal es ¡°la falta de empat¨ªa entre hombres y mujeres¡±. Respond¨ªa as¨ª este mi¨¦rcoles en Barcelona a la pregunta que ella misma se formula: ¡°?Por qu¨¦ nos odian tanto?¡±. A Unsworth, cuya obra, ex¨®tica, musical, rara y social ¡ª¡°recuerdo Norfolk de peque?a, los pozos petrol¨ªferos ardiendo, cre¨ªa que Margaret Thatcher era una bruja y aquello su misa negra para destruir la comunidad¡±¡ª, que acaba de publicar en Espa?a, con el sello Muddy Mots Black, Bicho raro, le interesa la adolescencia. Esa ¨¦poca ¡°en que el cerebro a¨²n no est¨¢ formado, a¨²n le falta desarrollar la empat¨ªa, as¨ª que es pr¨¢cticamente el cerebro de un psic¨®pata¡±.
S¨ª, ha llegado el momento de cuestionarlo todo, de que no nos parezca normal que en la vieja novela negra las mujeres fuesen 'atrezzo' Florencia Etcheves
Unsworth, invitada a la edici¨®n de BCNegra de este a?o, dedicada a explorar los peligros (y ventajas para el g¨¦nero) de la ciudad portuaria, exorciza su malestar ante la idea de que la mujer se conciba, una y otra vez, en el g¨¦nero policial, como v¨ªctima a trav¨¦s de la caza de brujas. En Bicho raro, las v¨ªctimas parecen verdugos, y los verdugos son en realidad v¨ªctimas, y el trasfondo es el de lo sencillo que parec¨ªa resultar hasta 1944 destruir a alguien alzando la voz para llamarla ¡°bruja¡±. ¡°La desigualdad m¨¢s grande que existe en el mundo es la que se da entre hombres y mujeres¡±, asegura, y la novela negra ha sido, durante mucho tiempo, no solo reflejo de la misma sino su potenciador. ¡°S¨ª, ha llegado el momento de cuestionarlo todo, de que no nos parezca normal que en la vieja novela negra las mujeres fuesen atrezzo para el var¨®n¡±, dice Florencia Etcheves, autora de Cornelia (Planeta), la novela en que se basa la serie sobre trata de blancas de Netflix Perdida.
¡°Esa otra novela describe tambi¨¦n una ¨¦poca, y nos ayuda a recordar ad¨®nde no queremos volver¡±, afirma la escritora argentina, que empez¨® siendo reportera de sucesos y acab¨® sintiendo la necesidad de darle una historia a todos aquellos casos de los que solo ve¨ªa un pedazo. ¡°Cuando terminaba el juicio, o cuando acababa el reportaje sobre el ¨²ltimo feminicidio, me quedaba pensando en qu¨¦ ser¨ªa de los hijos de esa mujer, c¨®mo lo soportar¨ªa la familia, qu¨¦ estaba pasando en la c¨¢rcel con su asesino¡±, dice. Como mujer, se siente en la obligaci¨®n de crear personajes femeninos que no respondan al clich¨¦, que no sean ¨²nicamente v¨ªctimas. Y que puedan ser imperfectos. ¡°Cuando hablamos de igualdad, tambi¨¦n hablamos del derecho a ser malas, a no tener que ser wonder woman, a poder equivocarnos. Mis novelas est¨¢n repletas de mujeres fallidas, imperfectas¡±, asegura.
Lisa McInerney, la reina del realismo sucio irish ¡ªlo suyo no son policiales sino historias negras sobre descensos a los infiernos de la sociedad que, ¡°estando ah¨ª, Irlanda no quiere que veas¡±¡ª, considera que el g¨¦nero se est¨¢ expandiendo en ese sentido emp¨¢tico que tiene que ver, no tanto con la diferencia entre hombres y mujeres, como con la idea del desarrollo de los personajes, algo a lo que ha contribuido el auge del g¨¦nero en televisi¨®n. ¡°Los personajes son cada vez m¨¢s humanos, nos centramos m¨¢s en ellos y olvidamos un poco el argumento, y eso da al lector herramientas para entender la realidad que describimos sin clich¨¦s¡±, argumenta.
Su ¨²ltima novela, Los milagros de la sangre (AdN), es el retrato de un joven, Ryan Cusack, al que su condici¨®n de italoirland¨¦s y, sobre todo, su extracci¨®n social ¡ªclase obrera sin futuro¡ª, condenan a tomar las decisiones incorrectas todo el tiempo. ¡°Podr¨ªa decirse que el villano de mis novelas es la sociedad, porque no te deja moverte. Yo provengo de ah¨ª, del mismo sitio del que viene Ryan, y llevo demasiado tiempo vi¨¦ndolo¡±, sostiene.
¡°S¨ª, creo que el escritor nace, no se hace¡±, y se pregunta con una sonrisa sobre los clich¨¦s: ¡°?C¨®mo era posible que nos crey¨¦ramos, no ya que las mujeres eran meras espectadoras en la novela negra cl¨¢sica, sino que el g¨¢nster era un tipo dado al alcohol que se dedicaba a soltar tacos y a dar palizas? Para dedicarse a lo que se dedican, los g¨¢nsters, cualquier traficante, tiene que ser listo, un t¨ªo inteligente, si no, no har¨ªa pasta¡±.
Babelia
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