La cultura y el PSOE
La vida de un creador no es f¨¢cil. Si se les quita la pensi¨®n por el hecho de crear, la mayor¨ªa de los autores van a la miseria
Gracias al impulso del titular de Cultura, el ¨²ltimo Consejo de Ministros del pasado a?o aprob¨® compatibilizar, para los creadores o artistas, el cobro de sus pensiones de jubilaci¨®n con los rendimientos de derechos de autor. Fue todo un ¨¦xito, despu¨¦s de tres a?os de lucha de la plataforma Seguir Creando. Pero, merced a las reticencias de los Ministerios de Seguridad Social y de Hacienda, aquellos que, antes de aprobarse la ley, fuimos penalizados con cantidades de dinero desmesuradas, a causa del rendimiento de nuestra actividad art¨ªstica, seguimos pagando, pese al decreto, las sanciones con las que fuimos castigados por el ¡°delito¡± de crear. Y he dicho que las cantidades eran y son desmesuradas, pues en varios creadores superan los 2.000 euros al mes durante cinco a?os. El caso m¨¢s sangrante es el de nuestro a?orado Forges, cuya familia contin¨²a afrontando el pago de la penalizaci¨®n que los inspectores establecieron para su ¡°delito¡± de hacernos sonre¨ªr y reflexionar cada ma?ana con sus vi?etas.
De modo que los prop¨®sitos son loables, pero las realidades frustrantes. Aunque los responsables de la Seguridad Social y de Hacienda explican que las leyes son anteriores al nuevo decreto y que hay que cumplirlas, argumentos as¨ª tienen un cierto tufillo a aquellos que, entre otros, emplearon las defensas de los juicios abiertos contra matarifes de sangrientas dictaduras. Yo me pregunto: las leyes de apartheid, por poner un ejemplo llevado al extremo, ?tambi¨¦n tendr¨ªan una validez en el tiempo, una vez desaparecida la dictadura de aquel sistema racista y criminal? Imagine el lector que, en un pa¨ªs en donde existe la pena de muerte, los pol¨ªticos deciden abolirla. Pero establecen una salvedad: hay que ejecutar a todos los que estaban condenados por la antigua ley. A los creadores que seguimos ahorcados se nos dice desde instancias gubernamentales que suspender las sanciones supone desde?ar a los inspectores que en su d¨ªa las determinaron, esto es: que aunque se derogue la pena capital, es preciso ajusticiar a los que fueron declarados reos de muerte para no desairar al verdugo.
Espa?a es un pa¨ªs en el que a menudo parece imposible hacer justicia: por ejemplo, en el caso de Billy el Ni?o, emblem¨¢tico torturador del franquismo. No s¨®lo anda por el mundo libremente despu¨¦s de haber retocado m¨¢s u?as que una manicura china, sino que, adem¨¢s, tiene concedidas medallas por el franquismo, e incluso del posfranquismo, por las que cobra sustanciosas gratificaciones, cifradas en casi un 50% m¨¢s de la pensi¨®n de jubilaci¨®n que le corresponde como exfuncionario del Estado. El Gobierno socialista ha expresado su voluntad de quitarle las condecoraciones y las pensiones que conllevan. Pero yo me pregunto: si el Ejecutivo las anula, ?se le exigir¨¢, como Seguridad Social y Hacienda han hecho con los creadores, que devuelva las cantidades cobradas estos a?os atr¨¢s por sus distinciones? Me temo que no, visto su respeto a las leyes del pasado, aunque provengan de una dictadura. Y as¨ª tendremos, para las generaciones posteriores de espa?oles, un ejemplo magn¨ªfico de c¨®mo el arrancar u?as y patear test¨ªculos es m¨¢s rentable que escribir libros o pintar cuadros.
La vida de un creador no es f¨¢cil. Y me remito al caso del escritor, que es el que mejor conozco. Por cada uno de sus libros vendidos, mientras que el distribuidor y el librero cobran el 55% y el editor el 35%, ¨¦l recibe el 10% (en muchos casos s¨®lo el 8%). Junto con ello, si tiene agente, del dinero que obtiene debe darle entre el 10% y el 15%. Despu¨¦s, ha de pagar el 15% de IRPF y liquidar beneficios con Hacienda (caso de que le quede algo de dinero). Y si adem¨¢s de eso se les quita la pensi¨®n o parte de ella por el hecho de crear ¡ªcomo suced¨ªa hasta ahora¡ª, la mayor¨ªa de los autores van derechos a la miseria.
De modo que, como dec¨ªa Larra, escribir es llorar. En los tiempos del Gobierno de Mariano Rajoy, declarado enemigo de la cultura (el ministro Montoro se dirigi¨® una vez al colectivo del cine diciendo ¡°os vais a enterar¡±), era f¨¢cil de entender la animadversi¨®n. Pero dif¨ªcilmente se comprende en los d¨ªas del PSOE, un partido que abandera la defensa de los valores culturales, sobre todo cuando, en tiempo electoral, viene a pedirnos a los artistas que firmemos manifiestos solicitando a la sociedad el voto para los socialistas.
Javier Reverte es escritor.
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