Muere Salvador T¨¢vora, inventor del teatro moderno andaluz
El director de La Cuadra, referente de la escena m¨¢s comprometida de la Transici¨®n, dignific¨® la cultura popular y el flamenco
Salvador T¨¢vora?ha fallecido esta noche en Sevilla, la ciudad en la que naci¨® en abril de 1930 y en la que ha pasado toda su vida en continua lucha por dignificar la cultura andaluza, han informado fuentes de su familia. Padre de una caligraf¨ªa teatral que ha ido escribiendo sobre los escenarios de 35 pa¨ªses desde que, en 1972, estren¨® Quej¨ªo en Madrid sorteando la censura. T¨¢vora es sin¨®nimo de honradez, valent¨ªa y compromiso social dentro y fuera del escenario.
Su ¨²ltima puesta en escena ha sido, precisamente, la reposici¨®n de Quej¨ªo en 2017, cuando se cumpl¨ªan 45 a?os de su estreno. Un crudo lamento de los jornaleros andaluces que pudo verse tambi¨¦n en la ¨²ltima Bienal de Flamenco de Sevilla. Aunque ya estaba afectado por una insuficiencia cardiaca, para volver a montar Quej¨ªo ¨Cen cuyo estreno intervino adem¨¢s como actor (cantaor)¡ª?T¨¢vora control¨® cada movimiento sentado en su ¡°sill¨®n de dirigir¡±, atalaya verde y con asiento de enea desde la que siempre vigilaba sus montajes. Entonces, d¨ªas antes de recoger el premio Max de Honor que le concedi¨® la SGAE, reflexionaba sobre su trabajo en este peri¨®dico: ¡°Mi teatro es fruto de mi experiencia vital que no tiene nada de literaria ni burguesa: del flamenco, de mi trabajo de obrero, del toreo, de la vida del barrio, de las asambleas de izquierda durante la dictadura¡ ese era mi mundo y cuando empec¨¦ lo hice a partir de esas ra¨ªces y por eso nunca he coincidido con eso que llaman teatro de creaci¨®n¡±.
Su teatro, que han visto m¨¢s de tres millones de personas, ha contribuido a forjar una imagen distinta de Andaluc¨ªa a trav¨¦s del flamenco, alejada de los t¨®picos festeros que han lastrado a la regi¨®n. Sin embargo, en lugar de disfrutar de los r¨¦ditos de sus triunfos, cosechados en 180 festivales repartidos por el mundo, T¨¢vora ha pasado sus ¨²ltimos a?os acuciado por las deudas.
La Cuadra, la compa?¨ªa teatral que T¨¢vora cre¨®, construy¨® en 2007 el teatro Salvador T¨¢vora en su barrio, El Cerro del ?guila, un proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Sevilla para el que la compa?¨ªa tuvo que hipotecar todo su patrimonio y que los llev¨® a la quiebra en 2014. Ninguna instituci¨®n acudi¨® en su ayuda y el teatro se salv¨® de caer en manos de los bancos porque ahora lo gestiona una cooperativa sin ¨¢nimo de lucro formada por los trabajadores de La Cuadra, pero no por sus directores: T¨¢vora y Lilyane Drillon, que paga un alquiler a los administradores concursales. Este episodio entristeci¨® profundamente a T¨¢vora y lastr¨® su ya fr¨¢gil salud: ¡°Me encuentro como si estuviera nadando en un mar de decepciones, en aguas turbulentas cultural y pol¨ªticamente¡±, afirm¨® a finales de 2014.
Pero, a pesar de los sinsabores, a Salvador se le iluminaban los ojos cuando hablaba de sus proyectos y en ellos pod¨ªa verse todav¨ªa a ese ni?o de 14 a?os que empez¨® a trabajar de soldador en Hytasa, que prob¨® suerte en el toreo como Gitanillo de Sevilla en 1951 y que en los sesenta se meti¨® a cantaor y form¨® parte de grupos como Gitanillos de Bronce o Los Tarantos. ¡°Para lo que quiero hacer me queda poca vida. Quisiera vivir 200 a?os para hacer todo lo que quiero¡±, dec¨ªa en 2000 en estas p¨¢ginas.
Al teatro lleg¨® a finales de los sesenta, cuando el cr¨ªtico Jos¨¦ Monle¨®n le propuso unirse al grupo Teatro Estudio Lebrijano y en 1971 particip¨®, con sus cantes, en Oratorio, en el Festival de Teatro de Nancy en abril de 1971. Cuando volvi¨®, contagiado del ambiente que hab¨ªa respirado en Francia, se encierra en un local de El Cerro del ?guila y crea Quej¨ªo y nace as¨ª La Cuadra de Sevilla. Entre los 26 espect¨¢culos que ha dirigido desde entonces desde su sill¨®n verde destaca Carmen. ?pera andaluza de cornetas y tambores (1996). Una relectura de la cigarrera como una gitana pobre y con conciencia obrera en la que primero incluy¨® un caballo en el elenco y, despu¨¦s, realiz¨® una versi¨®n taurina que se representaba en plazas de toros e inclu¨ªa la lidia de un animal. Obra que la Generalitat de Catalu?a prohibi¨® que se representara en su territorio en dos ocasiones, 1999 y 2002, porque inclu¨ªa la lidia de un toro, lo que provoc¨® r¨ªos de tinta y una sentencia a favor de T¨¢vora del Tribunal Supremo.
El flamenco, la m¨²sica de la Semana Santa y las m¨¢quinas que creaba en cada una de sus propuestas han estado siempre presentes en su dramaturgia, con una sinceridad que ha conquistado al p¨²blico m¨¢s diverso con t¨ªtulos como Nana de espinas (1982), Las bacantes (1987), Cr¨®nica de una muerte anunciada (1990) o Don Juan en los ruedos (2001).
Su peculiar escritura esc¨¦nica ha despertado desde el inicio muchas filias y, tambi¨¦n, algunas fobias. Este peri¨®dico, que sali¨® en mayo de 1976, public¨® unos meses despu¨¦s, en octubre, una cr¨ªtica de su segundo montaje, Los palos, en la que ya Enrique Llovet destac¨®: ¡°Devuelve a la queja flamenca su plena potencia purificadora¡±. Algo que ha seguido haciendo siempre, durante casi 50 a?os, desde el mismo sill¨®n, en el mismo barrio y con la misma ilusi¨®n.?
La despedida ser¨¢ este s¨¢bado en la sala Capitular del Ayuntamiento de Sevilla, a partir de las nueve y el entierro, a las 12.30 en el Cementerio de San Fernando. Su teatro, su legado m¨¢s querido, contin¨²a abierto con dos de las piezas esenciales de su carrera: Quej¨ªo y Carmen, sin duda el mejor homenaje.
Babelia
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