El P¨®rtico recobra los colores de su Gloria ocho siglos despu¨¦s

M¨¢s informaci¨®n

El Congreso pide a los Franco que devuelvan las esculturas del P¨®rtico de la Gloria

El P¨®rtico de la Gloria, en im¨¢genes

La exposici¨®n sobre Mestre Mateo llega a Galicia tras un ¡°gran ¨¦xito¡± en el Museo del Prado

Del gris polvo, el blanco sales de cemento, el negro moho y el verde musgo al lapisl¨¢zuli, el cardenillo, el negro de huesos, el albayalde o el oro puro. El P¨®rtico de la Gloria, obra cumbre del rom¨¢nico en Europa, ha revelado?toda su paleta de colores y unos cuantos secretos tras una d¨¦cada de trabajos de recuperaci¨®n. En las tareas han colaborado universidades de varios pa¨ªses, qu¨ªmicos, arquitectos, arque¨®logos, f¨ªsicos, inform¨¢ticos y ge¨®logos bajo la direcci¨®n de Concha Cirujano y Ana Laborde, del Instituto de Patrimonio Cultural de Espa?a. Pero ni ellas ni el equipo de 12 restauradores que ha permanecido en los andamios 50.000 horas pod¨ªan imaginar el cromatismo intenso que perduraba bajo esa gruesa?capa de deterioro y mugre que ocultaba este tesoro de la Catedral de Santiago.

El proyecto, costeado de principio a fin con 6,2 millones de la Fundaci¨®n Barri¨¦, no ha a?adido nada nuevo a lo que hab¨ªa. Se ha limitado a?hacer aflorar y consolidar la belleza oculta: tres policrom¨ªas al ¨®leo diferenciadas, que se superponen y dan testimonio de los pigmentos y t¨¦cnicas empleados en la Edad Media, el siglo XVI y el XVII; es decir, el plan original y las posteriores restauraciones al gusto del momento.

Con la investigaci¨®n emprendida en 2009 y la limpieza del P¨®rtico, tambi¨¦n se ha constatado la?vulnerabilidad de la obra. A los graves?problemas estructurales de la fachada barroca del Obradoiro, que filtraba regueros de ¡°agua l¨ªquida¡± directamente sobre el conjunto escult¨®rico, se sumaron intervenciones de siglos y d¨¦cadas anteriores, con t¨¦cnicas equivocadas o claramente agresivas. De esto dan fe incluso un cuchillo con restos de escayola o una caja de cerillas del siglo XIX hallada en una junta del t¨ªmpano.

El P¨®rtico recobra los colores de su Gloria ocho siglos despu¨¦s

El P¨®rtico se aproxima a los 850 a?os de antig¨¹edad. Como fechas de referencia se conservan la pensi¨®n vitalicia otorgada en 1168 por Fernando II de Le¨®n al Maestro Mateo para afianzarlo como responsable de los trabajos de la catedral, y una inscripci¨®n labrada en el propio monumento: ¡°En el a?o de la Encarnaci¨®n del Se?or 1188, en el d¨ªa 1 de abril, fueron colocados por el Maestro Mateo los dinteles de la puerta mayor de la iglesia de Santiago, que dirigi¨® la obra de dichos portales desde sus cimientos¡±. De la?policrom¨ªa medieval se conservan bastantes vestigios, y hay figuras (¨¢ngeles que portan la columna y la cruz) en las que bajo la p¨¢tina se ha preservado por completo el azul lapisl¨¢zuli, un pigmento que junto con el oro deslumbraba a los peregrinos que pisaban el n¨¢rtex rom¨¢nico.

Pero, adem¨¢s, se han podido identificar como correspondientes a aquella etapa otros colores, siempre aglutinados con aceite de lino, como el cardenillo, el resinato de cobre, el bermell¨®n, los pigmentos de tierras o el albayalde. Las vestiduras se decoraban con medias lunas, cuadrados, c¨ªrculos y formas polilobuladas mediante estampillado sin relieve. Las encarnaduras con las que se dio vida a los rostros en el siglo XII se aplicaban en capas muy finas y eran de un rosado claro.

En el XVI, la fachada del Obradoiro sufri¨® su primera dr¨¢stica transformaci¨®n. En 1519, el cabildo orden¨®?construirle puertas al gran arco central del n¨¢rtex que proteg¨ªa el P¨®rtico y que siempre permanec¨ªa abierto. La decisi¨®n se fundamentaba en los ¡°esc¨¢ndalos y des¨®rdenes y otros incombenientes¡± que ¡°subced¨ªande noche¡± en este templo que daba techo a los peregrinos al final de los Caminos. Al acondicionar la fachada rom¨¢nica para instalar las puertas de madera se retir¨® ya parte de las estatuas que eran fundamentales en la idea iconogr¨¢fica de Mateo. Algunas pertenecen hoy a colecciones privadas, como Isaac y Abraham, en manos de los Franco. La pareja de profetas decora ahora el pazo de Meir¨¢s, un bien que curiosamente fue entregado al dictador tras una cuestaci¨®n popular impulsada por el banquero Pedro Barri¨¦ de la Maza, enamorado del P¨®rtico y creador de la fundaci¨®n que lo ha restaurado.

Alrededor de aquel proceso de reforma radical en el XVI, se data la segunda policrom¨ªa recuperada. Los azules eran azuritas que se han degradado con los siglos; los rojos eran bermell¨®n y laca de cochinilla; los verdes eran de cobre y los blancos, de plomo. Las encarnaciones de caras, pies y manos eran m¨¢s intensas y oscuras que las medievales.

Seg¨²n explicaron ayer durante la presentaci¨®n del P¨®rtico a los medios las fundaciones Catedral y Barri¨¦, ¡°los materiales utilizados¡± en esta segunda policrom¨ªa ¡°no fueron tan exclusivos¡± pero destaca la decoraci¨®n de mantos y t¨²nicas con brocados. Para esto se recurr¨ªa a una t¨¦cnica importada de la pintura flamenca que ¡°imitaba en relieve los tejidos bordados en oro¡± de la ¨¦poca. Tras la restauraci¨®n, estos a?adidos a la moda del momento son evidentes en los ropajes de profetas y ap¨®stoles.

130 maraved¨ªes

Pero la tercera policrom¨ªa, del siglo XVII, es la m¨¢s visible. Los pigmentos son similares a los renacentistas pero se recurre m¨¢s al pan de oro para vestir de barroquismo el rom¨¢nico. Aquellos trabajos se acometieron en dos fases y en la catedral existe un documento de 1651 que atestigua la intervenci¨®n del pintor Crisp¨ªn de Evelino, al que se le encarg¨®, por 130 maraved¨ªes, que recuperase la lozan¨ªa de las partes desnudas de las figuras. A partir de entonces, tal y como ha confirmado el estudio con microscopio, an¨¢lisis estratigr¨¢ficos y t¨¦cnicas tan espec¨ªficas como la ¡°cromatograf¨ªa de gases, la difracci¨®n y fluorescencia de rayos X o la espectroscop¨ªa infrarroja¡±, se llevaron a cabo policromados parciales ¡°con intenci¨®n reparadora¡± en las zonas m¨¢s degradadas.

Despojado de su coraza de suciedad y humedad, el P¨®rtico tambi¨¦n habla de las agresiones sufridas. Intentos de restauraci¨®n recientes que fracasaron y tras los que el deterioro se aceler¨®, con la degradaci¨®n de los pigmentos y el desprendimiento de material. Y da?os que se relacionan con episodios como el vaciado en yeso para el Victoria and Albert Museum de Londres en 1866, del que se consideran ¡°pruebas inequ¨ªvocas¡± el cuchillo y la vieja caja de cerillas olvidada y oculta en el t¨ªmpano.