La UE acuerda la reforma del ¡®copyright¡¯ pese a la ofensiva de los gigantes de Internet
Portales como YouTube deber¨¢n controlar el contenido que alojan y dar una remuneraci¨®n justa a los creadores
La carrera de obst¨¢culos en que se ha convertido la aprobaci¨®n de la directiva de derechos de autor supera una nueva valla. Las negociaciones a tres bandas entre Comisi¨®n Europea, Parlamento y Estados miembros terminaron este mi¨¦rcoles, al filo de las 20.20 de la tarde, despu¨¦s de tres d¨ªas de discusiones ¡ªy meses de debates previos¡ª, con un acuerdo que permite seguir adelante con la tramitaci¨®n de la pol¨¦mica ley. El texto recoge el derecho de los due?os de los contenidos a recibir una remuneraci¨®n justa por el uso de sus obras en la Red, y obliga a plataformas como YouTube a conseguir licencias de los creadores o, en su ausencia, a usar medidas para controlar previamente el material que los usuarios comparten. La normativa enfrenta a creadores, editores de prensa y empresas culturales con catedr¨¢ticos, activistas y gigantes como Google y Facebook. Todav¨ªa no se ha dicho la ¨²ltima palabra. El documento deber¨¢ ser votado en el Parlamento Europeo y refrendado por los Veintiocho.
Los dos bandos, aparentemente irreconciliables, chocan en un debate tan ideol¨®gico como econ¨®mico que ha movilizado a los lobbies y m¨¢s de dos a?os despu¨¦s de su inicio ha derivado en emocional y bronco: no han faltado amenazas de muerte, augurios apocal¨ªpticos sobre el fin de la libertad en Internet y toneladas de spam en los correos electr¨®nicos de los eurodiputados. Varios de ellos reconocen que es el asunto m¨¢s pol¨¦mico y duro que el Parlamento haya tratado en a?os. Los furiosos encontronazos discurren sobre todo en torno a dos art¨ªculos, el 11 y el 13. El argumento central de los partidarios de modificar la anquilosada directiva europea, concebida en 2001, cuando los m¨®viles no eran inteligentes y nadie los consultaba cada 10 minutos, es que las tecnol¨®gicas ganan una ingente cantidad de dinero en publicidad dando acceso a obras creativas de terceros, y esos ingresos no se comparten con sus autores como deben. Enfrente, sus cr¨ªticos alertan de la muerte de Internet tal y como se conoce hasta ahora y la legalizaci¨®n de la censura preventiva.
Los autodenominados defensores de los creadores son favorables a que agregadores de noticias como Google News paguen a peri¨®dicos y revistas si reproducen fragmentos de publicaciones de sus medios: para ello, el art¨ªculo 11 otorga a los editores de prensa un derecho a conceder licencias a estas plataformas por usar sus obras. Las compa?¨ªas informativas ven en la norma una fuente de ingresos adicional en medio de la crisis del sector. "Es un paso enorme para los creativos europeos y para proteger la calidad del periodismo independiente", ha celebrado el eurodiputado popular Axel Voss, ponente de la iniciativa.
Google responde que la imposici¨®n puede acabar siendo contraproducente para los medios: seg¨²n un estudio publicado por la multinacional americana la semana pasada, el tr¨¢fico de las webs de noticias caer¨ªa un 45% de salir adelante la norma. Google News amenaza incluso con dejar Europa, como ya hizo con Espa?a tras la aprobaci¨®n de una norma parecida. El texto, eso s¨ª, solo afecta a agregadores de noticias y fragmentos de art¨ªculos: el enlace est¨¢ a salvo, as¨ª como los usuarios que quieran compartir contenidos. La Comisi¨®n Europea ha destacado que los periodistas se beneficiar¨¢n de los beneficios generados por sus publicaciones. En el otro bando, en cambio, se se?ala que acabar¨¢ beneficiando ¨²nicamente a los editores y no a los periodistas.
Pero sobre todo las miradas se han centrado en el art¨ªculo 13. Dicho apartado recoge que los portales que almacenan, optimizan y difunden contenidos de usuarios con fines comerciales (como YouTube) se responsabilicen de lo que los internautas suban. Por ahora se les consideraba puertos seguros: es decir, solo est¨¢n obligadas a un control a posteriori, cuando se les advierte de una violaci¨®n del copyright. La directiva pretende forzar estos portales a negociar con los creadores y, si finalmente no hay acuerdo, por lo menos a realizar el "m¨¢ximo esfuerzo" y tomar medidas antipirater¨ªa. Los cr¨ªticos sin embargo creen que eso se traduce en filtros previos que multiplicar¨ªan la censura y el poder de estas plataformas, castigando a los internautas, adem¨¢s de suponer un coste que solo los colosos como YouTube pueden asumir. Aunque la propia norma impone "mecanismos de reclamaci¨®n y reparaci¨®n" eficaces para las eventuales quejas de los usuarios y que una "revisi¨®n humana" se encargue de resolver las controversias. ?
En un principio, Francia y Alemania discrepaban acerca de su alcance. Par¨ªs quer¨ªa que todas las compa?¨ªas lo implementaran, independientemente de su tama?o. Berl¨ªn era m¨¢s flexible y ped¨ªa exenciones para las peque?as empresas.?Finalmente quedar¨¢n excluidos aquellos portales con menos de tres a?os de actividad, ingresos inferiores a 10 millones y que no alcancen los cinco millones de usuarios. La norma contempla tambi¨¦n excepciones expl¨ªcitas para la ense?anza online, la investigaci¨®n, enciclopedias, entidades dedicadas a la preservaci¨®n del patrimonio cultural y usos como la s¨¢tira (lo que proteger¨ªa GiFs o memes).
Para YouTube, si no se suaviza el art¨ªculo, se pondr¨¢ en riesgo su actual modelo. La empresa recuerda que solo en el ¨²ltimo a?o ha pagado a los titulares de derechos 800 millones de euros en Europa. "Las compa?¨ªas que act¨²an adecuadamente, ayudando a los propietarios de derechos a identificar y controlar el uso que se hace de su contenido, no deber¨ªan ser responsables de aquello que suben los usuarios, como tampoco lo es una compa?¨ªa telef¨®nica del contenido de las conversaciones que se tienen por tel¨¦fono", defendi¨® Marco Pancini responsable de Asuntos P¨²blicos de YouTube en Europa, Oriente Medio y ?frica, en una tribuna publicada en este diario a comienzos de mes.
El proceso avanza a contrarreloj, y si sufre alg¨²n tropiezo en el camino, corre el riesgo de descarrilar ante la cercan¨ªa de las elecciones europeas del 26 de mayo. En los ¨²ltimos meses se han ido quemando etapas. El pasado septiembre, el Europarlamento aprob¨® seguir adelante con la reforma -algo que los mismos diputados hab¨ªan rechazado pocos meses antes- y empezar la negociaci¨®n con Consejo y Comisi¨®n. A mediados de enero, las diferencias entre Francia y Alemania paralizaron temporalmente su tramitaci¨®n. La semana pasada ambas potencias desbloquearon el pacto. Y este viernes 20 pa¨ªses ¡ª todos menos Italia, Polonia, Holanda, Suecia, Finlandia, Luxemburgo, Malta y Eslovaquia, que segu¨ªan reticentes¡ª le dieron luz verde. Espa?a se aline¨® con la propuesta franco-alemana, y ha empujado para que en las negociaciones con la Euroc¨¢mara se mejoren las condiciones de los titulares de derechos de autor.
Las esperanzas de sus opositores se centran ahora en conseguir una mayor¨ªa parlamentaria capaz de modificar los art¨ªculos m¨¢s pol¨¦micos o, de no ser posible, de paralizar la norma en el pleno que se celebrar¨¢ en marzo o abril. Para lograrlo deben convencer a un amplio n¨²mero de diputados de que el nuevo documento empeora ostensiblemente el anterior, dado que la reforma fue apoyada en la ¨²ltima votaci¨®n por 438 diputados, con solo 226 en contra y 39 abstenciones. Y deben hacerlo a toda prisa. Al menos en eso, todos los bandos comparten el mismo problema: ya no queda tiempo para nadie.
Babelia
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