As¨ª debi¨® de nacer el narco
Resulta ins¨®lito ver una pel¨ªcula absolutamente colombiana sobre los comienzos del tr¨¢fico de drogas
Contaba insistentemente Roberto Saviano en su libro CeroCeroCero c¨®mo la coca¨ªna gobierna el mundo. Esa convicci¨®n no respond¨ªa a que estuviera ciego de alcohol o de drogas, con los des¨®rdenes de la realidad que puede provocar ese estado. Los datos que ofrec¨ªa pueden ser escandalosos pero tambi¨¦n verificables. Y es absurdo pensar que todo el mundo se ha metido o se mete la sustancia blanca, aunque es cierto que influy¨® poderosamente en los mecanismos de la econom¨ªa, la pol¨ªtica, la cultura, etc¨¦tera.
Estados Unidos represent¨® la mayor demanda para esos adictivos productos que se cultivan mayoritariamente en Sudam¨¦rica (la hero¨ªna es casi patrimonio exclusivo de Asia) y que donan tanto placer o necesidad a los receptores. Aseguran que durante d¨¦cadas del siglo pasado se averi¨® cr¨®nicamente en Estados Unidos el tabique nasal de infinitos habitantes del mundo del dinero, de los suburbios y los guetos, de la m¨²sica, del cine. Y Hollywood, ese voraz consumidor de la diosa blanca, descubri¨® hace mucho tiempo que hablar del narcotr¨¢fico era muy rentable, que pose¨ªa tir¨®n comercial y morbo para el p¨²blico de cualquier parte, que pod¨ªa ser un g¨¦nero a perpetuidad.
P?JAROS DE VERANO
Direcci¨®n: Cristina Gallego y Ciro Guerra.
Int¨¦rpretes: Carmi?a Mart¨ªnez, Jos¨¦ Acosta, Natalia Reyes, Greider Meza.
G¨¦nero: drama. Colombia, 2018.
Duraci¨®n: 125 minutos.
Pel¨ªculas de gran presupuesto, cuidadas series de televisi¨®n e infalibles best sellers?cubren permanentemente el suculento negocio. Ah¨ª est¨¢n El precio del poder, Traffic, Salvajes, Mar¨ªa llena eres de gracia, Narcos, Breaking Bad y as¨ª hasta el infinito. Y Don Winslow ha escrito novelas apasionantes sobre el cruento y cenagoso tema, como El poder del perro y El c¨¢rtel. Y estoy ansioso por devorar La frontera, que cierra la trilog¨ªa.
Colonizado mi subconsciente (y mi consciente) en el tema del narcotr¨¢fico por guionistas, directores e int¨¦rpretes del cine estadounidense, me resulta ins¨®lito ver una pel¨ªcula absolutamente colombiana (la protagonizan familias ind¨ªgenas, de la tribu de los way¨²s, con idioma propio) que narra los comienzos del narcotr¨¢fico. Se titula P¨¢jaros de verano y la dirigen Ciro Guerra y Cristina Gallego. Comienza en los a?os setenta y abarca una d¨¦cada que describe el esplendor y el derrumbe de gente que descubri¨® que era mucho m¨¢s rentable vender marihuana que caf¨¦.
Su comercio inicial es con hippies con pasta que disfrutan mogoll¨®n con los efectos l¨²dicos y euforizantes de la hierba. Y despu¨¦s, el negocio se pone serio. Hay montones de avionetas dispuestas a cargar con toda la marihuana que puedan albergar. Pero con el florecimiento del mercado, con la llegada de la riqueza y de eso tan goloso llamado poder, empieza l¨®gicamente la competencia, la traici¨®n, la venganza, el desmoronamiento de aquello que se cre¨ªa irrompible.
Diversas opiniones me hab¨ªan informado de que era una pel¨ªcula excepcional. Admito y encomio su originalidad, pero eso no supone un certificado de suprema calidad. Sigo con relativo inter¨¦s su intriga y reconozco las huellas de Garc¨ªa M¨¢rquez en ese universo de rituales, matriarcado, magia y muerte. Los int¨¦rpretes y los extras desprenden sensaci¨®n de verdad. Y probablemente as¨ª ocurrieron las cosas y as¨ª eran los personajes que crearon un negocio sin fecha de caducidad, una oferta que siempre tendr¨¢ demanda. Y entiendo que ahora la pasi¨®n de m¨²ltiples opinadores est¨¢ concentrada en el cine latinoamericano.
Cu¨¢ntas modas he visto pasar. Y, por supuesto, que la pel¨ªcula m¨¢s hermosa que he contemplado este a?o, junto a la polaca Cold War, es la mexicana Roma. Pero eso no otorga categor¨ªa de clasicismo a lo que se est¨¢ rodando en la Am¨¦rica que habla espa?ol.
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