Perianes planea desde lo m¨¢s alto

Huele a Beethoven de cara al aniversario del 2020 (250 a?os de su nacimiento). Pese a que se trate de un compositor omnipresente en las temporadas importantes, un cierto oscurecimiento de su obra en las ¨²ltimas d¨¦cadas parece que ha hecho hambre. Pues bien, Iberm¨²sica ha roto el hielo con una integral sumamente apetecible: los cinco Conciertos para piano del gran sordo en dos d¨ªas consecutivos. Todo un festival a cargo de un ticket espa?ol de alta temperatura, el pianista Javier Perianes y el director Juanjo Mena, dos de los nombres m¨¢s solventes que podemos presentar al calendario internacional en este repertorio tan conocido.

Para cualquier pianista ambicioso, la integral concert¨ªstica beethoveniana es como los ochomiles para un alpinista; a¨²n as¨ª es raro escucharlos juntos de una tacada y exist¨ªa curiosidad por asistir a la experiencia. ?Realmente suman todos los conciertos puestos juntos? Para Perianes, la cohabitaci¨®n multiplica. El pianista onubense resuelve el interrogante de modo extraordinario, con una preciosa y precisa complicidad de Mena y una orquesta, la London Philharmonic que acepta el di¨¢logo con el solista sin renunciar a que se escuche todo lo que aporta Beethoven en materia orquestal y sinf¨®nica, que es mucho.

Lo m¨¢s notable es percibir que Perianes nos invita a concebir la serie de los cinco conciertos como un hiperconcierto extenso de cerca de tres horas de duraci¨®n, y esta f¨®rmula magistral difumina completamente todos esos resabios de discutible erudici¨®n seg¨²n los cuales los tres primeros conciertos son primera ¨¦poca y los dos ¨²ltimos, de madurez. La verdad es que uno termina harto de enfrentarse a la escucha de estos cl¨¢sicos tan conocidos con el latiguillo de su situaci¨®n biogr¨¢fica, hay trascendencia en cada minuto de m¨²sica de cualquier de ellos y es obvio que el cuarto y el quinto, el ¡°Emperador¡±, tienen una plenitud formal y expresiva que los anteriores solo sugieren; pero es que las comparaciones son profundamente odiosas si se trata de disfrutar de experiencias art¨ªsticas. Perianes nos hace disfrutar de cada nota brindando una plenitud musical. ?Por qu¨¦ no vamos a escuchar los cinco como un continuo excelso?

Seguramente, alg¨²n pragm¨¢tico dir¨¢ que el montaje de las dos sesiones ten¨ªa el fin de acabar cada d¨ªa con uno de los grandes, en la primera eran el 2, el 3 y el 4, y, al d¨ªa siguiente, el 1 y el 5. Pero la experiencia sensible dice otra cosa, la inextricable unidad de los cinco muestra que el secreto no estaba en el orden.

Perianes se apoya en los extraordinarios movimientos lentos para ampliar la gama din¨¢mica, y lo hace desde los pian¨ªsimos permitiendo escuchar los susurros. Hubo un momento m¨¢gico en el lento del Tercer Concierto, Perianes nos estaba proponiendo evaluar la densidad y el aroma del arco iris, y ante tal exceso de belleza, alg¨²n hado maligno quiso volvernos a la tierra haciendo sonar un m¨®vil; de pronto, ya no era el para¨ªso, est¨¢bamos en una sala llena de gente en la que pod¨ªa haber toses, ruidos y m¨®viles¡­ Un ¨¦xito global, en cualquier caso.