Tatuajes y cicatrices
Aixa de la Cruz se confiesa en ¡®Cambiar de idea¡¯, el drama privado de una mujer que ha tolerado la injusticia, la desigualdad y el eufemismo sin combatirlos suficientemente
En pocas semanas el nombre de Aixa de la Cruz, una joven escritora bilba¨ªna de la que yo nada sab¨ªa, est¨¢ sobre mi mesa de trabajo por dos razones. La primera, por firmar el ep¨ªlogo de la novela de Iv¨¢n Repila El aliado (su nombre aparece en la cubierta del libro), y la segunda, por ser la autora de un audaz texto autobiogr¨¢fico, Cambiar de idea. En ambos, el feminismo y de manera muy especial la relaci¨®n de las mujeres con la violencia constituyen temas centrales y se hace obvio que forman parte de las preocupaciones de sus autores. En El aliado, dicha preocupaci¨®n se resuelve en forma de f¨¢bula y especu?lando sobre una guerra de sexos real, conducida por las mujeres hasta sus ¨²ltimas consecuencias (tipo El club de la lucha) gracias al sacrificio de un hombre. En Cambiar de idea la perspectiva es otra muy distinta, pero ambos libros est¨¢n escritos en clave generacional, donde una sinceridad mordaz, es decir, despose¨ªda de cualquier misticismo, parece haberse instalado en la mente de la mayor¨ªa de los j¨®venes autores.
Aixa de la Cruz naci¨® en 1988. Treinta a?os cumplidos, y la edad en este libro es importante en un doble sentido. En primer lugar, porque se toma como eje significativo para recorrer el corto pasado en busca de una verdad personal, pero tambi¨¦n, y sobre todo, de un futuro propio, lejos de colonizaciones mentales como la del nacionalismo. La formaci¨®n de la autora, como la de tantos j¨®venes, se ha visto cruzada por las ideolog¨ªas que han venido incub¨¢ndose y que presionan a los j¨®venes del siglo XXI de un modo del que tal vez no somos del todo conscientes, socialmente hablando. Su recurso suele ser la iron¨ªa y, como digo, un tipo de sinceridad que es lanzada como un pu?o directo al est¨®mago. El origen de la ira m¨¢s o menos encubierta tal vez podr¨ªa sintetizarse en el siguiente comentario de un joven estadounidense recogido en Sincerity, de R. Jay Magill Jr.: ¡°Me gradu¨¦ en la Universidad en 2001 con un grado en Humanidades y Estudios Culturales. Sin saber qu¨¦ hacer con esto, empec¨¦ a trabajar en una librer¨ªa. Todos mis compa?eros de trabajo ten¨ªan grados en Ingl¨¦s o Filosof¨ªa y todos desde?¨¢bamos con la misma intensidad el gusto de nuestros clientes por los best sellers m¨¢s est¨²pidos, en la misma proporci¨®n en que sent¨ªamos la inutilidad de nuestros refinados gustos, el valor de los cuales ten¨ªa, al menos aparentemente, un tope real de 12,50 d¨®lares la hora. ?Qu¨¦ haces en esta situaci¨®n sino resolverla ir¨®nicamente?¡±.
De acuerdo, pero se trata, en todo caso, de un tipo de iron¨ªa muy seria que tiene que ver con la forma en que varias generaciones han crecido a la sombra de unas contradicciones sociales y culturales ¡ªse ha primado en la pr¨¢ctica la econom¨ªa, el consumo y la vulgaridad por encima de todo, aparentando, sin embargo, interesarse por unos valores humanistas¡ª que acaban por estallar en la cabeza de los j¨®venes y les hace desconfiar de todo. ?Qu¨¦ hacer cuando eres una mujer inquieta, inteligente, con tendencia a pensar las cosas por ti misma, que ha cursado un doctorado y se ha especializado en las representaciones culturales del terrorismo y con todo ello tienes unas expectativas de mierda? ?C¨®mo aprender a vivir despu¨¦s de los estudios? La respuesta puede ser escribir el libro que tenemos en las manos, Cambiar de idea, y que la propia autora considera como una confesi¨®n (aunque puede leerse como una novela de formaci¨®n). Una confesi¨®n igualmente singular y valiente porque tiene que ver con la sacudida que represent¨® la campa?a MeToo, pero vivida por la autora desde una posici¨®n ambigua, travestida. Aixa de la Cruz revisa a ra¨ªz del esc¨¢ndalo Weinstein su propia experiencia sexual y acusa su falta de compromiso. Porque ella es v¨ªctima en tanto que mujer que ha conocido situaciones humillantes al tiempo que es culpable como lesbiana que m¨¢s de una vez ha minusvalorado el deseo de otras mujeres, imponiendo el suyo y, por tanto, comport¨¢ndose como un hombre. Es decir, que la narradora tiene su min¨²sculo pasado como acosadora, y esa experiencia reci¨¦n descubierta de la propia culpabilidad, expuesta en el ¨²ltimo cap¨ªtulo, es en realidad el punto de partida que le permite repensar su pasado, sus ideas, su familia, su relaci¨®n con la madre, con las amigas, con las drogas, con los estudios, con Iv¨¢n Repila (que representa el paradigma heterosexual), sin remilgos, vi¨¦ndose a s¨ª misma como un nuevo ser, responsable de algunas cosas feas. O part¨ªcipe de algunas cosas muy feas cuya responsabilidad es inexistente, pero el grito que encierra sirve para entender su sensibilidad hacia el MeToo y su rechazo a la falta de asertividad percibida en las mujeres (y que Repila aborda en El aliado desde la ficci¨®n, observando el feminismo blandengue de sus militantes). Los lectores que lleguen al casi final del libro entender¨¢n muy bien a qu¨¦ me refiero.
La segunda lectura que ofrece el ¨¦nfasis en la edad es la que De la Cruz se plantea a s¨ª misma y nos plantea como lectoras (y lectores). A trav¨¦s de las m¨²ltiples experiencias evocadas, muchas de ellas ca¨®ticas y desprendiendo una inmensa soledad interior, la protagonista intenta restablecer sus relaciones con las mujeres, sus ¡°hermanas¡±, no a trav¨¦s del g¨¦nero, sino del cuerpo. Y su cuerpo es, rotundamente, el de una mujer que ha tolerado la injusticia, la desigualdad y el eufemismo sin combatirlos suficientemente. Como escritora formada en la posmodernidad, la propia Aixa de la Cruz define la naturaleza de su libro: ¡°Una historia de violencia estructural que se narra como un drama privado¡±. La descripci¨®n no puede ser m¨¢s exacta.
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Autor: Aixa de la Cruz.
Editorial: Caballo de Troya (2019).
Formato: tapa blanda y versi¨®n Kindle (160 p¨¢ginas).
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