Blanca Portillo en tiempos de Clarissa Dalloway
La actriz estrena en el Teatro Espa?ol una versi¨®n de la gran novela de Virginia Woolf dirigida por Carme Portaceli
Era Clarissa Dalloway una dama perfecta y hermosa de la alta sociedad inglesa. Una mujer aparentemente fr¨ªvola e insustancial, que escond¨ªa, sin embargo, una poderosa libertad interior que le ayudaba a afrontar una vida muy acotada y limitada con absoluta serenidad. Mrs. Dalloway, la gran novela de la escritora brit¨¢nica Virginia Woolf (1884-1941), escrita en 1925 y que supuso toda una revoluci¨®n literaria al introducir el tiempo y los mon¨®logos interiores, salta ahora al escenario del Teatro Espa?ol de la mano de Carme Portaceli, su directora y autora de la versi¨®n junto con Michael De Cock y Ana M. Ricart, y de la actriz Blanca Portillo, en el papel de Clarissa Dalloway. Son ocho personajes los escogidos de la novela para dar vida a este poderoso retrato del alma humana, en una historia que acontece a lo largo de 24 horas, en un d¨ªa soleado y hermoso en primavera, con las campanas del reloj del Big Ben marcando el paso del tiempo. Mrs. Dalloway, en la que, junto a Blanca Portillo, trabajan Jimmy Castro, Jordi Collet, Inma Cuevas, Gabriela Flores, Anna Moliner, Zaira Montes y Manolo Solo, se representa desde el pr¨®ximo 28 de marzo hasta el 5 de mayo.
La organizaci¨®n de una gran fiesta en honor de su marido es el detonante de una historia que acontece en un solo d¨ªa, y en la que se va mezclando el presente con los recuerdos del pasado, los pensamientos de Clarissa Dalloway y la llegada de los invitados. Hacer una versi¨®n de esta novela, de la que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez asegur¨® que su sentido del tiempo le hab¨ªa transformado por completo, no se antoja una tarea f¨¢cil. Lo reconoce Carme Portaceli (Valencia, 1955), responsable del Teatro Espa?ol desde septiembre de 2016 y directora de este montaje que se trae a la ¨¦poca actual y en cuya versi¨®n se ha trabajado a lo largo de cuatro meses. Las dificultades se suavizan algo si Blanca Portillo (Madrid, 1963) acepta la interpretaci¨®n de un personaje extraordinario como la se?ora Dalloway, asegura Portaceli, en un encuentro organizado por EL PA?S entre directora y actriz, despu¨¦s de un ensayo en una de las salas del centro teatral. ¡°Ese paseo por el alma humana que describe Virginia Woolf necesita de alguien con enorme inteligencia emocional y Blanca la tiene¡±, dice Portaceli.
Escuchadora por naturaleza
En el grupo de whasap que han creado para este montaje hay una frase de Virginia Woolf: 'Quiero escribir una novela sobre el silencio, las cosas que la gente no dice'. Es un montaje, el de Mrs. Dalloway, en el que los silencios son imprescindibles para entender las angustias del alma humana. Lo sabe bien Blanca Portillo cuando, callada, escucha las palabras y las reflexiones de sus compa?eros de reparto. "Se lo dije el otro d¨ªa a Imma Cuevas. Creo que cuando mejor estoy es cuando escucho. Lo que m¨¢s me gusta de interpretar es escuchar. No solo en el teatro, tambi¨¦n en el cine o las series de televisi¨®n. Soy escuchadora por naturaleza", reconoce la actriz. "?Qui¨¦n construye tu personaje, sino el otro?" proclama Portillo.
Desde que acept¨® el encargo de la obra, Blanca Portillo se ha le¨ªdo el libro de Virginia Woolf cuatro veces. La actriz, con una gran melena rubia, aborda sobre el escenario los diferentes tiempos que acontecen en la novela, las palabras y los pensamientos presentes, los mon¨®logos y di¨¢logos interiores y tambi¨¦n los silencios, imprescindibles, para entender la vida de esta mujer en apenas 24 horas. ¡°En la vida misma hay tambi¨¦n varios tiempos. El tiempo es muy relativo. Hay un tiempo interno que puede ir m¨¢s lento o m¨¢s r¨¢pido, un tiempo mental o emocional, tambi¨¦n el tiempo real marcado por el reloj, el pasado que nos viene al presente en cuesti¨®n de segundos y se vuelve a marchar. En este montaje unimos adem¨¢s el tiempo esc¨¦nico. En la vida, como en la novela, hay cosas que suceden simult¨¢neamente, como r¨ªos temporales que se van cruzando. Eso, en el teatro, produce una suspensi¨®n del tiempo. Es algo que siento ah¨ª arriba, en el escenario. Me sucedi¨® tambi¨¦n con la lectura de la novela¡±, explica entusiasmada la int¨¦rprete.
¡°Vivimos tiempos en los que quiz¨¢s ser¨ªa m¨¢s tentador hablar de una mujer de rompe y rasga, pero creo que Clarissa Dalloway es, a su manera, tremendamente rompedora, consciente de los l¨ªmites impuestos en los que vive y que ella ha aceptado. Posee una gran libertad interior. Ella es consciente de lo que le pasa, de lo que quiere y tambi¨¦n de lo que no quiere y eso es de una enorme grandeza. Soy feminista hasta la m¨¦dula, pero es importante que las mujeres escuchen tambi¨¦n que la libertad real empieza ah¨ª adentro, en la conciencia de lo que hemos elegido y de lo que no queremos¡±, explica Portillo, a quien el personaje de Virginia Woolf le ha llevado a reflexiones personales sobre el hecho de que ¡°hacerse mayor no es tan malo¡±.
Le apasiona a Portillo esa b¨²squeda permanente de la belleza de la que hace gala Clarissa Dalloway. ¡°Ella quiere hacer bella la vida y lo proclama cuando dice: ¡®ya que esto no es m¨¢s que una broma de mal gusto y estamos condenados al naufragio, vamos a poner flores y almohadones en las mazmorras para que los dioses no se salgan con la suya`¡±.
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