El vertedero de seres humanos
La Universidad de Coimbra determina que los 158 cuerpos hallados a las afueras de la ciudad portuguesa de Lagos corresponden a esclavos africanos depositados en un basurero entre los siglos XV y XVII
Europa reabri¨® en 2009 las fauces de los infiernos cuando el Ayuntamiento de Lagos ¡ªhoy una pl¨¢cida, soleada, tur¨ªstica y bella ciudad del?Algarve portugu¨¦s¡ª?decidi¨® construir un aparcamiento subterr¨¢neo unos metros m¨¢s all¨¢ de sus murallas medievales, en un ¨¢rea urbana conocida como Valle da Gafaria. Las excavadoras incidieron sobre el terreno y comenzaron a brotar decenas de huesos de seres humanos. Maria Teresa Santos Ferreira, profesora de Antropolog¨ªa de la Universidad de Co¨ªmbra, acudi¨® con su equipo. Hoy, diez a?os despu¨¦s, los resultados de su investigaci¨®n han sido hechos p¨²blicos en la International Journal of Osteoarchaeology: eran los cuerpos de 158?esclavos africanos, cuyos restos fueron abandonados en un estercolero cuando alboreaba el siglo XV. Arrancados de su tierra por la violencia o vendidos por traficantes, muchos de ellos no pudieron soportar el viaje hasta Portugal. Las osamentas de hombres, mujeres y ni?os ¡ªseis de los cuales hab¨ªan sido arrojados al vertedero con pies y manos atados con cuerdas¡ª dan fe de las circunstancias inhumanas de las primeras exploraciones portuguesas a ?frica por la costa oeste del continente.
El infante Enrique el Navegante?(1394-1460) fue el primero de los grandes exploradores de los mares de ?frica y de las islas del Atl¨¢ntico. Sus carabelas surcaban las costas partiendo del mayor puerto del sur del reino, Lagos, una ciudad que se convertir¨ªa pronto en el gran bazar europeo de carne humana. ¡°Los esclavos¡±, rememora Santos Ferreira, ¡°proced¨ªan de las razias llevadas a cabo en la parte occidental del continente, as¨ª como de la compra a los traficantes musulmanes, que a su vez los tra¨ªan del interior de ?frica¡±. Por eso, los an¨¢lisis han determinado que los exhumados proced¨ªan de poblaciones bant¨²es (fundamentalmente en el ?frica subsahariana, excepto el sur y la costa este).
Los barcos portugueses arribaron por primera vez en 1444 a las costas de Senegal y pronto regresaron al "puerto de Lagos cargados de mercanc¨ªas, incluyendo los esclavos", indica el informe. Pero en 1512, el rey Manuel I orden¨® que Lisboa se quedase en exclusiva con la trata. De todas formas, y aunque Lagos perdi¨® importancia, las naos segu¨ªan llegando a este puerto antes de alcanzar la capital. Se ignora cu¨¢ntos esclavos llegaron a Portugal en aquellos siglos, porque los archivos se perdieron durante el terremoto de Lisboa en 1755. Sin embargo, se calcula que entre 1441 y 1470 llegaron unos mil africanos al a?o y casi 2.000 anuales en las dos siguientes d¨¦cadas, un n¨²mero que se mantuvo estable o decreci¨® a partir de 1530.??
El estudio ¡ªen el que, adem¨¢s de Santos, han participado Catarina Coelhoa, Jo?o d¡¯Oliveira Coelho, David Navegaa, Sofia N. Wasterlaina y Ana Rufino y que ha contado con el apoyo del Archaeological Institute of America y de la Fundaci¨®n Gerda Henkel¡ª?establece que los cuerpos fueron depositados en el basurero entre los siglos XV y XVII, y que muchos de aquellos desdichados sufrieron en vida traumatismos y lesiones degenerativas. Los especialistas han analizado el sexo de 88 de ellos (56,31 % mujeres, 29,13% hombres y el resto sin determinar). La edad de su muerte ha sido establecida entre los 20 y 30 a?os para el 32%, los 30 y los 40 a?os para el 40% y un 6,59% de m¨¢s de 40 a?os.?
Adem¨¢s de los adultos, el equipo?de la empresa Dryas Arqueologia Lda. hall¨®?tambi¨¦n 31 menores ("no-adultos"), en muchos de los cuales se detectaron alteraciones en sus denticiones y un retraso del crecimiento. Seg¨²n el estudio, los menores estuvieron expuestos "a duras condiciones", lo que les provoc¨® d¨¦ficits nutricionales que se reflejan en sus estructuras ¨®seas, con osteoporosis craneales o falta de esmalte en los dientes. Esto, a su vez, evidencia sus "duras y cortas vidas". No obstante, los antrop¨®logos vislumbraron alg¨²n signo de humanidad en la inhumaci¨®n de los peque?os, ya que en el 66,7% de los casos "parecen haber sido enterrados con m¨¢s cuidado que los adultos". De estos ¨²ltimos, el 79,4% no guardaba la "orientaci¨®n habitual cristiana en aquel tiempo, con la cabeza hacia el oeste y los pies hacia el este".?
En aquella ¨¦poca, solo las personas bautizadas pod¨ªan ser enterradas dentro de la ciudad. "Los esclavos, evidentemente, no lo estaban, por lo que sus cuerpos fueron depositados en los basureros, como pod¨ªa ocurrir, por ejemplo, con los animales. Esta situaci¨®n cambi¨® con posterioridad y ya fueron inhumados dentro de la ciudad", indica Santos Ferreira.
De los cuerpos analizados, se han hallado evidencias de que cuatro mujeres, un hombre y un menor fueron atados antes de fallecer, lo que deja claro c¨®mo estos "individuos esclavizados fueron tratados, incluso hasta su muerte".
Babelia
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