La casa de Bert¨ªn se llena de ilusi¨®n con la derecha
Casado, Rivera y Abascal se solazan en el programa de Osborne entre pimientos, chuletones y empanadas
Desde la noche del 5 de enero no hab¨ªa tanta ilusi¨®n en casa de Bert¨ªn Osborne por la llegada de tres hombres como la que hubo en la edici¨®n del viernes del programa Mi casa es la tuya, de Telecinco. El ¨²ltimo, Santiago Abascal, trajo pimientos rellenos de quinoa, por lo que Bert¨ªn, que le hab¨ªa preguntado a Abascal si hab¨ªa venido en caballo, puso cara de emoji con mon¨®culo. Abascal aclar¨®, por si hab¨ªa que aclarar semejante cosa, que el plato lo hab¨ªa hecho su mujer. Su misi¨®n en la cocina de Bert¨ªn fue ordenar pimientos rojos y amarillos para que formasen una bandera espa?ola; ojal¨¢ un libro de recetas de Abascal que incluya rotuladores para cuando la cosecha no d¨¦ para m¨¢s, y la promesa de una garita en las cocinas espa?olas para que los platos puedan salir pasados, sin sal, poco hechos o caducados, pero espa?oles. Ah¨ª estaba, en los pimientos, su programa electoral: ni idea de hacerlo, pero buen ojo para pintarlo.
Pablo Casado, otro de los invitados al programa, que EL PA?S vio antes de su emisi¨®n, timbr¨® con una cesta como la de Caperucita pero con medio lobo dentro. ¡°Menudo chulet¨®n se va a meter este entre pecho y espalda¡±, dijo atravesando ¡ªsolo le faltaba el salacot¡ª los jardines de la casa de Bert¨ªn. Y Albert Rivera, marcando distancias euf¨®ricas, vino con una empanada de at¨²n que Bert¨ªn casi se la tira por la cabeza. "Est¨¢ rica", coment¨® despu¨¦s, mastic¨¢ndola con timidez. "La hice yo, estoy empezando a cocinar", dijo Rivera mientras Bert¨ªn paraba bruscamente de masticar.
Ya estaban todos. ?Todos? No. Bert¨ªn Osborne, rellenando la copa de vino, se derrumb¨® delante de Casado: "No han venido Pedro ni Pablo, Pablo Iglesias". Casado puso una cara entre la preocupaci¨®n y las ganas de re¨ªr, la cara del colega que escucha a otro diciendo que le ha dejado la novia. "Yo con Iglesias...", dijo Bert¨ªn, reconociendo que los dos estaban ¡°en las ant¨ªpodas¡±, sin aclarar si juntos. Pero le hubiera gustado hablar con ¨¦l. "Para contrastar ideas", dijo. Es verdad que con Casado, Rivera y Abascal tuvo menos que contrastar, pero as¨ª pudieron hablar de los ni?os y de los padres, del ¡°pedazo de pa¨ªs¡± que tenemos (¡°de Espa?a me gusta todo¡±, dijo Casado; ¡°de Espa?a sus gentes¡±, dijo Abascal, como Julio Iglesias) y, en fin, de esas cuestiones peliagudas con las que Bert¨ªn asedia desde el primer minuto cuando hay poco que contrastar.
Casado al llegar hizo ver que Bert¨ªn ten¨ªa una bandera de Venezuela en la nevera, a lo que el presentador respondi¨® que tambi¨¦n la llevaba ¡°en el coraz¨®n, en la cabeza y en el piso de arriba¡±; la mezcla tan natural de las partes de su cuerpo y de la arquitectura de la casa dej¨® a Casado paralizado, como si la casa de Bert¨ªn fuese ya parte de su ser y el propio Bert¨ªn se rigiese por dom¨®tica: si aplaudes cerca, va canturreando a abrir la puerta (Bert¨ªn, cuando llaman la puerta de su casa, va canturreando en lugar de cagarse en todos los santos, como vamos los dem¨¢s espa?oles, ya no digo si se nos aparece Rivera con empanada).
"Vamos a tomar un vinito y aperitivito", le dijo el anfitri¨®n al l¨ªder del PP. No se entiende el bertinismo sin el diminutivo, esencia de la hora del verm¨²; el momento en que los espa?oles, todos a una, se preparan para coleguear y reducen las palabras como los j¨ªbaros las cabezas con el ¨¢nimo de crear una atm¨®sfera. El espa?ol crea atm¨®sferas de buen rollo diciendo ¡°terracita¡±, ¡°aceitunitas¡±, ¡°vinito¡± y ¡°coleguita¡±, por eso cada poco tenemos una guerra civil.
Casado a Bert¨ªn no le solt¨® ni media. Dijo que su primera medida al llegar a La Moncloa, o a donde sea que llegue, ser¨¢ bajar los impuestos y recuperar la legalidad en Catalu?a, porque en el Supremo estas semanas deben de estar entrenando el juicio, una pretemporada jur¨ªdica o algo as¨ª. Rivera que, aunque hay cosas muy importantes como la supresi¨®n del impuesto de sucesiones (hay que empezar a prestar atenci¨®n a un nuevo colectivo de ofendidos: los herederos), ¨¦l promover¨¢ un gran pacto de la educaci¨®n. Abascal, llevar el orden y el imperio de la ley, o el imperio a secas, a Catalu?a. Casado, por cierto, dijo que antes de las primarias busc¨® y encontr¨® trabajo en el sector privado, en Par¨ªs y con un sueldo mareante; sin embargo, prefiri¨® quedarse con el PP: con qu¨¦ credibilidad se puede votar a alguien as¨ª.
Cada poco hab¨ªa un plano de la casa de Bert¨ªn, con el IBI sobrevolando el cielo a la manera de un chemtrail de zumbados, y cada poco Bert¨ªn lloraba la ausencia de Iglesias, esta vez a Abascal: ¡°Primero dijo que s¨ª, pero luego¡¡±. ¡°T¨² no lo conoces¡±, cort¨® Abascal en seco. ¡°No sabe colocar los pimientos¡±, a?adi¨® mentalmente. La pena fue quedarnos sin ver c¨®mo Iglesias aconsejaba a Bert¨ªn sobre el mantenimiento de la piscina y los jardines, la decoraci¨®n de los salones y el gusto en la elecci¨®n de maderas nobles. Hacerle luego, ya desatado, un Marie Kondo mientras piensa d¨®nde habr¨¢n colocado en esa casa el puesto de la Guardia Civil.
?Es feminista?, pregunt¨® Bert¨ªn Osborne a los tres. Casado y Rivera empezaron igual su respuesta: ¡°Si el feminismo es¡¡±, a?adiendo lo que era el feminismo y diciendo que s¨ª; todo ese trabajo se lo tomaron para acomodar la adversativa, como cualquier respuesta que empiece con un condicional absurdo. Abascal dijo que no era feminista, ¡°ni masculinista, ni machista¡±, sino un hombre casado con una mujer, when a man loves a woman. Bert¨ªn lo dio por bueno y apunt¨® tema para un nuevo disco, la segunda parte de Yo deb¨ª enamorarme de tu madre que podr¨ªa llamarse Si tu madre es masculinista.
¡°?Qu¨¦ har¨ªas si te sale un hijo de Podemos?¡±, le pregunt¨® Bert¨ªn a Abascal, que casi vomita la quinoa (esto no ser¨¢ cusc¨²s). Los hijos cuando emprenden un mal camino ¡°salen¡±, no ¡°son¡±. Abascal dijo que lo que no perdonar¨ªa es la traici¨®n a Espa?a, pues ¨¦l inculc¨® los valores de la lealtad a Espa?a y si se traicionan se traiciona a los padres y a los abuelos. ¡°Se lo preguntaba por eso¡±, dijo Bert¨ªn en un mundo paralelo a este, un mundo de pimientos desordenados, ¡°porque si su hijo le sale de Podemos a lo mejor la polic¨ªa patri¨®tica le roba el m¨®vil o le inventa facturas¡±. Fundido a negro. Voz en off de Abascal: ¡°?Ves qu¨¦ f¨¢cil es entrar en una casa ajena? ?D¨®nde tienes el armero?¡±.
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