Poetas enterrados en pa¨ªses extranjeros
Tanto Antonio Machado como Ezra Pound hac¨ªan lo mismo: huir
Estuve hace unos d¨ªas en la tumba de Antonio Machado en Collioure. Era la segunda vez que la visitaba. Sent¨ª pena, pena y miseria. Escribo ahora sobre mi visita a Collioure desde Venecia, donde me encuentro en este instante. Venecia tambi¨¦n, como Collioure, fue un s¨ªmbolo de la poes¨ªa espa?ola, y recuerdo el excelente poema Oda a Venecia ante el mar de los teatros, de Pere Gimferrer. Me acuerdo del verso: ¡°Tiene el mar su mec¨¢nica como el amor sus s¨ªmbolos¡±. Vuelve mi mente a Collioure.
Muy cerca de la tumba de Machado vi una casa con la ventana abierta. Me fij¨¦ en esa casa y estuve mir¨¢ndola todo el rato, hasta que en esa ventana apareci¨® una mujer. La mujer y yo nos quedamos mirando. Ella debi¨® de pensar ¡°otro espa?ol m¨¢s haci¨¦ndose fotos al lado de la tumba de ese otro espa?ol, el espa?ol famoso, si es que entre espa?oles la fama existe¡±. Era una francesa octogenaria. Pens¨¦ que llevar¨ªa unas cuantas d¨¦cadas viendo pasar peregrinos tristes. De vez en cuando se hartar¨¢ de levantarse todas las ma?anas y encontrarse all¨ª a un mont¨®n de gente leyendo poemas o poniendo banderas. Lo que es importante para unos carece de importancia para otros.
Pens¨¦ en ese desconocimiento, como el que hay entre los miles de turistas que vienen a Venecia de los versos que el poeta catal¨¢n Gimferrer o de los del poeta estadounidense Ezra Pound, que est¨¢ enterrado en la isla de San Michele, dedicaron a la ciudad de los canales. Me acuerdo de cuando visit¨¦ por primera vez la tumba de Ezra Pound, me cost¨® much¨ªsimo encontrarla. No ocupaba ning¨²n lugar principal en el cementerio veneciano. Estaba escondida. La patria de los poetas, de tenerla, ser¨¢ la poes¨ªa, o mejor, la muerte misma.
Tanto Machado como Pound est¨¢n enterrados en pa¨ªses extranjeros. Ni Machado era franc¨¦s ni Pound era italiano. Machado hu¨ªa de Espa?a por unas razones y Pound de Estados Unidos por otras. Pero al final los dos estaban haciendo lo mismo: huir. Ahora la tumba de Antonio Machado en Collioure ha devorado la memoria de los otros muertos civiles que yacen all¨ª, a su lado. Me entretuve viendo muertos franceses. Vi la tumba de un cr¨ªo de 22 a?os muerto en la Primera Guerra Mundial. Me gast¨¦ una fortuna y me fui en un taxi lancha hasta la isla de San Michele. Como en la ¨²ltima vez que estuve, la tumba de Pound no ten¨ªa flores. En cambio, la de Machado est¨¢ llena de homenajes. Y ahora tiene una merecida y digna placa del Gobierno de Espa?a, reci¨¦n puesta. La de Pound no tiene placa del Gobierno de Estados Unidos. Muy diferentes fueron en todo Machado y Pound, sin embargo, los dos murieron mientras hu¨ªan y eso los une para siempre. Los dos murieron solos. Y los dos gozan de un placer inconmensurable: ya, por fin, no pueden o¨ªrnos.
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