El juicio a los due?os de Seriesyonkis, visto para sentencia
El c¨¢lculo del perjuicio ec¨®nomico para la industria cultural enfrenta a defensas y acusaciones, que piden entre dos y cuatro a?os de c¨¢rcel para los acusados
Sobre la mesa de la juez, bailan cientos de millones de euros. Porque la distancia entre las distintas teor¨ªas que ha escuchado esta semana Isabel Mar¨ªa Carrillo, la magistrada que juzga en Murcia a los due?os de la web Seriesyonkis, es abismal. Por un lado, la acusaci¨®n particular de Egeda (la entidad de gesti¨®n de derechos de autor de los productores audiovisuales) sostiene que esta p¨¢gina y Peliculasyonkis causaron un da?o a la industria cultural de 546 millones, al ofrecer miles de enlaces para ver o descargar online pel¨ªculas y series de forma il¨ªcita y gratuita. ¡°Seriesyonkis fue la mayor web pirata que hubo en Espa?a¡±, asegura Mar¨ªa Su¨¢rez Pliego, abogada de Egeda. En el otro extremo, las defensas recuerdan un peritaje que cifra el presunto perjuicio en 84.135 euros. En medio, el fiscal maneja un informe que habla de 167 millones y la otra acusaci¨®n particular, la ya desaparecida Federaci¨®n Antipirater¨ªa, estima unos nueve. De ah¨ª que el caso haya dejado este viernes dos certezas: queda visto para sentencia, pero Carrillo tiene ante s¨ª un enredo may¨²sculo. Y la presi¨®n del que se considera el proceso por pirater¨ªa m¨¢s importante que se ha celebrado en Espa?a.
Por eso, fuentes judiciales estiman que el veredicto tardar¨¢ al menos un mes en llegar. El fiscal ha elevado de dos a tres a?os de c¨¢rcel su petici¨®n para cada uno de los cuatro acusados por un delito contra la propiedad intelectual: Alberto Garc¨ªa Sola, que en 2007, a los 22 a?os, cuando era becario en la Universidad de Murcia, cre¨® Seriesyonkis y Peliculasyonkis; y los tres empresarios que le compraron sus webs en 2010 por 610.000 euros, Alexis Hoepfner, Jordi Tamargo y David Mart¨ªnez. Egeda eleva la petici¨®n de prisi¨®n a cuatro a?os, ya que considera el delito como ¡°agravado¡±. Las defensas ¡ªun despliegue de cinco letrados, entre ellos el penalista estrella Crist¨®bal Martell¡ª pelean por la absoluci¨®n.
Dos son las principales teclas que deber¨¢ tocar Carrillo. Porque la cuesti¨®n m¨¢s peliaguda, aparte de la econ¨®mica, gira en torno a la actividad de Seriesyonkis. Sola defendi¨® en el juicio que ¨¦l solo era ¡°el programador¡± y que todo lo dem¨¢s lo hac¨ªan los propios usuarios. En concreto, b¨¢sicamente, compartir un sinf¨ªn de links que llevaban a otras p¨¢ginas donde se pod¨ªa disfrutar del tesoro cultural pirata. Hoepfner llev¨® el concepto incluso m¨¢s lejos: ¡°La web funcionaba sola¡±. He aqu¨ª la estrategia habitual de los administradores de las llamadas webs de enlaces: dicen que no pueden controlar a los millones de usuarios de sus p¨¢ginas, y la responsabilidad recae en los propios internautas. ¡°Hasta 2010, no hab¨ªa ninguna sentencia condenatoria para casos parecidos. Y la percepci¨®n que ten¨ªamos ciudadanos, jueces y operadores es que esa conducta no era delictiva. Retroactivamente no se pueden aplicar ni la ley ni la forma de pensar¡±, resume Carlos S¨¢nchez Almeida, abogado de Sola. Las reformas de la Ley de Propiedad Intelectual y del C¨®digo Penal que endurecieron la lucha contra las webs de enlaces entraron en vigor en 2015. Un a?o antes, Seriesyonkis ya hab¨ªa bloqueado todos sus links, precisamente ante el temor de los cambios normativos.
En el bando opuesto se subraya que varios polic¨ªas citados como testigos sostuvieron en el juicio que para ver las pel¨ªculas enlazadas era necesario pasar s¨ª o s¨ª por Seriesyonkis. Fiscal y acusaciones particulares tambi¨¦n se?alan el mill¨®n de euros de ingresos que los due?os de estas webs recibieron gracias a la publicidad y el volumen colosal de tr¨¢fico alcanzado por las p¨¢ginas, con hasta cuatro millones de usuarios mensuales y la presencia en el top 20 de las m¨¢s vistas de Espa?a. ¡°Si cobran por esos contenidos, es evidente que tienen conocimiento pleno de la actividad que est¨¢n realizando, que adem¨¢s se produjo de forma continuada hasta 2014¡±, explican fuentes de Egeda. Consideran que el juicio ha acreditado que se daban tanto una actividad de comunicaci¨®n p¨²blica como el ¨¢nimo de lucro, es decir, los elementos centrales para una condena. Y recuerdan que el caso Svensson ante el Tribunal de Justicia de la UE, entre otros, s¨ª castig¨® a las p¨¢ginas de enlaces.
Carrillo ha escuchado a todos, ha aplacado los ¨¢nimos de un juicio a ratos tenso y ha estudiado los siete enormes tomos del sumario. Pero, adem¨¢s, el juicio ha supuesto un curso de inform¨¢tica tan acelerado como intensivo. Ahora, la juez tendr¨¢ que orientarse en ese bosque de palabros. Pocas veces comprender el uso de un cyberlocker, un banner o un c¨®digo hexadecimal ha sido tan importante: puede suponer la diferencia entre miles de euros o millones. O entre la libertad y la c¨¢rcel.
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