Manual para el buen defensor del ¡®copyright¡¯

Pelean en el mismo bando. Al fin y al cabo, comparten enemigo: la pirater¨ªa. Pero lo que Gobierno e industria cultural no parecen tener en com¨²n es la estrategia para la batalla. Porque el Ejecutivo est¨¢ intentando aprobar una reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) que endurece las sanciones contra las p¨¢ginas piratas. Y los creadores no se cansan de organizar conferencias para se?alar que la reforma se queda corta y subrayar todos los aspectos por los que creen que no funcionar¨¢. La ¨²ltima, esta ma?ana, con algunas novedades: la Coalici¨®n de creadores ha ofrecido quejas concretas. Y ha presentado un estudio, del Instituto de Derecho de Autor, sobre c¨®mo otros 14 pa¨ªses del mundo, de EE UU a Francia, pasando por Corea del Sur, tutelan la propiedad intelectual.

En Espa?a, esa tarea correr¨¢ a cargo del anteproyecto de reforma de la LPI, que est¨¢ siendo debatido el Congreso. Tras un nuevo aplazamiento, el martes 17 de junio finalizar¨¢ la fase de enmiendas. Por tanto, seg¨²n el c¨¢lculo de la Coalici¨®n de creadores, la reforma pasar¨¢ por el Senado antes del verano y volver¨¢ hacia finales de a?o al Congreso para su aprobaci¨®n definitiva. Es decir, la nueva ley se estrenar¨ªa con el nuevo a?o.

La presidenta de la Coalici¨®n de creadores, Carlota Navarrete, espera que a la saz¨®n ya cuente con sus sugerencias. B¨¢sicamente, se pueden resumir en cuatro puntos: ¡°Queremos que la secci¨®n segunda de la llamada Comisi¨®n Sinde [el ¨®rgano administrativo que monitora y combate la pirater¨ªa online] sea compuesta por profesionales independientes y no por funcionarios ministeriales; que cuente con m¨¢s recursos que permitan acortar los plazos de sus acciones; que el bloqueo de una web no sea el ¨²ltimo paso sino una medida que se tome en 72 horas desde que la Comisi¨®n avise al juez de una violaci¨®n del copyright. Y, finalmente, pedimos claridad: la ley contiene muchos t¨¦rminos ambiguos¡±.

En realidad, cierta ambig¨¹edad muestran tambi¨¦n los creadores sobre un punto en concreto: la persecuci¨®n de los usuarios que descarguen contenidos il¨ªcitos. ¡°No se entiende que se disculpe a alguien que vulnere el derecho de autor por ser usuario. Aunque no es ese nuestro objetivo, el internauta es un aliado¡±, afirm¨® esta ma?ana Navarrete. Pero es frecuente que, en estos encuentros con entidades de gesti¨®n y miembros de la industria, se subraye la necesidad de un elemento disuasorio ¨Ca menudo una multa- contra el usuario. La reforma de la LPI de momento castiga con hasta 300.000 euros de sanciones a los due?os de p¨¢ginas tanto de enlaces como de descargas pero no responsabiliza al internauta que disfrute ese contenido.

En otros pa¨ªses incluidos en el estudio presentado hoy, y editado por la fundaci¨®n SGAE, s¨ª se castiga tambi¨¦n al usuario. Francia, por ejemplo, aprob¨® bajo el mandato de Sarkozy la llamada ley Hadopi que preve¨ªa multas e incluso el bloqueo del acceso a la Red para los internautas que descargaran contenidos il¨ªcitos. Sin embargo, el Gobierno de Hollande anul¨® el corte de Internet para los usuarios y prepara una reforma menos restrictiva de la ley.

¡°No s¨¦ si el papel de la Administraci¨®n sea castigar a los usuarios. El problema principal es cultural: c¨®mo convencer a la gente de que hay que respetar a los creadores¡±, defendi¨® hoy Alain Fohr, consejero cultural de la Embajada de Francia y director del Instituto Franc¨¦s de Madrid, que acog¨ªa el encuentro. Aun as¨ª Moscoso destac¨® la legislaci¨®n francesa ¡°por su elemento disuasorio¡±, as¨ª como la de Corea del Sur por considerar ya desde 2009 que los proveedores de servicios [las compa?¨ªas que proporcionan la conexi¨®n a Internet] tambi¨¦n son responsables de las violaciones del derecho de autor de sus clientes. La autora del mapa de la propiedad intelectual elogi¨® los esfuerzos de las leyes de Italia y Reino Unido por ¡°concienciar a los internautas¡±. Y ofreci¨® una conclusi¨®n de su an¨¢lisis de cuatro a?os y 14 pa¨ªses: ¡°Las propuestas m¨¢s efectivas son las que han promovido un acuerdo entre proveedores de servicios y titulares de derechos¡±.

Pocos son sin embargo los pactos que se han alcanzado, al menos en Espa?a, en el infinito debate sobre la pirater¨ªa. Hay blancos, negros e infinidades de grises. La mayor¨ªa de los creadores la indican como el enemigo n¨²mero uno y sin embargo hay artistas de fama mundial¨Cel ¨²ltimo, el guionista de c¨®mic Neil Gaiman- que no la consideran un problema. Hay sentencias de las que presume la industria, como el ya c¨¦lebre caso Svensson con el que el Tribunal Superior de Justicia Europeo dio la raz¨®n a la Asociaci¨®n Sueca de Periodistas contra una empresa digital de su pa¨ªs que enlazaba, sin permiso, noticias de sus medios. Y hay fallos, como el caso que acaban de perder las discogr¨¢ficas contra Pablo Soto, creador de tecnolog¨ªas de intercambio de archivos P2P (entre usuarios), que van en la direcci¨®n opuesta.