Abraham Valdelomar, el animador cultural ¡°integral¡± del posmodernismo peruano
Con un talento inusual y precoz, el narrador, ilustrador, poeta y periodista, entre otras cualidades, es considerado uno de los forjadores de la literatura contempor¨¢nea
La precocidad en los escritos de Abraham Valdelomar, hoy considerado el mejor cuentista de Per¨², le otorg¨® buena fama como literato mucho antes de acabar sus estudios universitarios. De hecho, la formaci¨®n dej¨® de interesarle cuando descubri¨® el amplio horizonte que se abr¨ªa ante ¨¦l como narrador, cuentista, dibujante, ilustrador y periodista. Nunca le asust¨® la responsabilidad y por ese motivo fue igual de creador a la hora de escribir que de fundar publicaciones, especialmente revistas.
Tampoco se mantuvo al margen de la pol¨ªtica y contribuy¨® en la exitosa campa?a presidencial de Guillermo Billinghurst, lo que ya signific¨® que su obra literaria, su vida personal y su trabajo fueran alabados y atacados casi a partes iguales. Sin duda, ¨¦l tambi¨¦n contribuy¨® a ello al querer siempre adoptar posturas desafiantes y escandalosas al estilo de Oscar Wilde, a quien seguramente quiso imitar.
En muy pocas ocasiones un escritor merece el calificativo de la cr¨ªtica de ¡°integral¡± como lo tiene Abraham Valdelomar por la coherencia est¨¦tica e ideol¨®gica que existe en toda su obra como narrador, poeta y periodista. Nunca ocult¨® su entusiasmo por las vanguardias, pero a la vez tampoco perdi¨® la a?oranza de la vida en los pueblos como la que ¨¦l vivi¨® en su ni?ez y supo reflejar en sus cuentos.
Pedro Abraham Valdelomar Pinto naci¨® en Ica (Per¨²) el 27 de abril de 1888. Realiz¨® sus estudios primarios en la ciudad de Pisco y los secundarios en el Colegio Nacional de Nuestra Se?ora de Guadalupe de Lima, donde se traslad¨® con su familia a los cinco a?os. Fund¨® su primera revista cuando a¨²n estaba en la escuela, en 1903, y la llam¨® ¡®La Idea Guadalupana¡¯. A los 17 a?os se matricul¨® en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero dej¨® las clases al a?o siguiente para empezar a trabajar como dibujante en las revistas ¡®Aplausos y silbidos¡¯, ¡®Monos y monadas¡¯, ¡®Actualidades¡¯, ¡®Cinema¡¯ y ¡®Gil Blas¡¯, donde tambi¨¦n trabaj¨® como director art¨ªstico.
Con 19 a?os Abraham Valdelomar public¨® sus primeros versos. Tras decidir abandonar sus estudios, en 1910 le lleg¨® una oportunidad que cambi¨® su vida a ra¨ªz de un conflicto entre Per¨² y Ecuador: fue integrante del Batall¨®n Universitario, formado por estudiantes de su antigua universidad, San Marcos, y escribi¨® una serie de cr¨®nicas bajo el t¨ªtulo ¡°Con la argelina al viento¡±, que fueron publicadas en los diarios locales y que le valieron un premio por parte del municipio de Lima. Gracias al Batall¨®n Universitario tambi¨¦n pudo viajar al sur del pa¨ªs y conoci¨® Arequipa, Cuzco y Puno.
Ese mismo a?o el joven escritor tambi¨¦n public¨® sus primeros cuentos en las revistas ¡®Variedades¡¯ e ¡®Ilustraci¨®n Peruana¡¯, y al a?o siguiente aparecieron por entregas en las mismas revistas sus novelas cortas. Con 24 a?os su inter¨¦s por la pol¨ªtica le llev¨® a participar en la campa?a presidencial de Guillermo Billinghurst, siendo elegido presidente del Centro Universitario billinghurista. Tras la victoria de su candidato, Abraham Valdelomar fue nombrado administrador de la Imprenta del Estado y director del diario oficial ¡®El Peruano¡¯.
Otra oportunidad que cambi¨® su vida fue cuando en 1913 fue nombrado segundo secretario de la delegaci¨®n diplom¨¢tica de Per¨² en Italia. Su estancia en Roma la aprovech¨® para escribir una serie de art¨ªculos que, bajo el nombre de ¡®Cr¨®nicas de Roma¡¯, public¨® en los diarios peruanos. Sin embargo, lo m¨¢s importante de su estancia en Italia fue su participaci¨®n en el concurso literario organizado por el diario ¡®La Naci¨®n¡¯ con el cuento ¡®El Caballero Carmelo¡¯, que result¨® ganador, a principios de 1914. Apenas un mes m¨¢s tarde de esa gran noticia, recibi¨® otra que volvi¨® a cambiar su rumbo: el derrocamiento del presidente Billinghurst, por lo que renunci¨® a su cargo diplom¨¢tico y regres¨® a Lima, donde hasta sufri¨® una detenci¨®n acusado de conspiraci¨®n contra el nuevo gobierno.
Su adaptaci¨®n de nuevo a la vida en Per¨² no fue sencilla, aunque ¨¦l mantuvo viva su pasi¨®n por escribir: el periodismo y la literatura. Trabaj¨® como secretario personal del pol¨ªgrafo peruano Jos¨¦ de la Riva-Ag¨¹ero y Osma y despu¨¦s tambi¨¦n lo fue del presidente del Consejo de Ministros del gobierno de Jos¨¦ Pardo y Barreda. A pesar de su juventud, a los 27 a?os ya era considerado un influyente l¨ªder de opini¨®n y un portavoz de la modernidad intelectual.
Colabor¨® sobre todo con el diario ¡®La Prensa¡¯, donde estuvo al frente de la secci¨®n pol¨ªtica ¡®Palabras¡¯ y se hizo conocido por el seud¨®nimo de ¡®El Conde de Lemos¡¯. Tambi¨¦n public¨® en el diario lime?o sus cr¨®nicas tituladas ¡®Impresiones¡¯; la columna ir¨®nica ¡®Fuegos fatuos¡¯ y sus comentarios sobre la guerra mundial bajo el t¨ªtulo ¡®Al margen del cable¡¯.
Adem¨¢s de por su estilo consolidado y por su influencia, Abraham Valdelomar empez¨® a llamar la atenci¨®n con su indumentaria, sus improvisaciones po¨¦ticas en p¨²blico y sus galanter¨ªas en los lugares que acog¨ªan a la juventud intelectual de la ¨¦poca. Formaba una gran pareja ¡®art¨ªstica¡¯ con su gran amigo Jos¨¦ Carlos Mari¨¢tegui, seis a?os menor que ¨¦l, en el sentido de que iban juntos y se entend¨ªan a la perfecci¨®n. Lo acusaron de imitar a ?scar Wilde y al italiano D¡¯Annunzio, pero todo el mundo acababa siempre pendiente de ¨¦l y sin poder ignorarlo.
El joven Valdelomar, a pesar de la fama y de estar en boca de todos, fue siempre una persona humilde y con gran capacidad para emocionarse, tal y como supo trasladar en sus obras. Sin embargo, ¨¦l mismo explicaba que la raz¨®n de su actitud arrogante y provocadora era para que todos, en especial la alta sociedad lime?a, prestaran atenci¨®n a un escritor provinciano como ¨¦l, en una ¨¦poca en que hasta entonces los escritores no hab¨ªan tenido espacio propio ni un lugar de respeto en la sociedad.
Siguiendo firme a su prop¨®sito creador, con 28 a?os fund¨® la influyente, aunque ef¨ªmera, ¡®Revista Literaria Col¨®nida¡¯ y encabez¨® el movimiento intelectual del mismo nombre, Movimiento Col¨®nida, que cohesion¨® a una generaci¨®n de artistas y escritores en torno a la ruptura con el academicismo hispano y la libre renovaci¨®n de temas y estilos. Abraham Valdelomar abander¨® el tr¨¢nsito definitivo del modernismo a las vanguardias y por eso es considerado, junto con los poetas Jos¨¦ Mar¨ªa Eguren y C¨¦sar Vallejo, uno de los forjadores de la literatura peruana contempor¨¢nea.
En 1917 obtuvo el premio del concurso del C¨ªrculo de Periodistas con su ensayo ¡®La psicolog¨ªa de gallinazo¡¯ y un a?o despu¨¦s renunci¨® a seguir escribiendo en el diario ¡®La Prensa¡¯ tras un enfrentamiento con su director por cambiarle su columna ¡®Palabras¡¯. Ese mismo a?o sali¨® a la luz su colecci¨®n de cuentos ¡®El caballero Carmelo¡¯, encabezada por el cuento del mismo nombre que gan¨® el concurso de 1913.
En ese momento el escritor decidi¨® viajar por Per¨² como conferenciante, y visit¨® las ciudades de Trujillo, Cajamarca, Chiclayo, Piura, Arequipa, Puno, Cuzco y Moqueagua, as¨ª como diversos pueblos en los que habl¨® de temas est¨¦ticos, patri¨®ticos y sociales. Su inter¨¦s por la pol¨ªtica, sin embargo, no hab¨ªa desaparecido, y ese alejamiento de la capital le sirvi¨® para postularse a la diputaci¨®n regional de Ica, donde result¨® elegido, teniendo que viajar a la ciudad de Ayacucho, sede del Congreso Regional del Centro.
El 1 de noviembre de 1919, con 31 a?os, Abraham Valdelomar sufri¨® un accidente mientras participaba en la segunda sesi¨®n preparatoria del Congreso: una grave ca¨ªda desde una altura considerable y con graves da?os en la columna vertebral, a consecuencia de la cual muri¨® al cabo de dos d¨ªas, el 3 de noviembre. Su ata¨²d fue trasladado desde Ayacucho hasta Huancayo sobre los hombros de 16 cargadores ind¨ªgenas ayacuchanos. De Huancayo los restos del escritor fueron llevados en tren hasta Lima, donde fueron inhumados en el Cementerio Presb¨ªtero Mat¨ªas Maestro, no en un nicho, sino en la tierra misma, para cumplir su deseo.
Diversas obras de Valdelomar se publicaron de forma p¨®stuma, pero su obra literaria, formada por los pocos libros que public¨® y por sus numerosos trabajos desperdigados en diversas publicaciones peri¨®dicas, ha sido objeto de algunas recopilaciones, la ¨²ltima, y tambi¨¦n la m¨¢s completa, con el t¨ªtulo de ¡®Obras¡¯.
Abraham Valdelomar fue un animador cultural del postmodernismo peruano con un gran talento polifac¨¦tico: fue poeta prevanguardista, agudo ensayista, dramaturgo frustrado y, sobre todo, un cuentista vers¨¢til y sumamente expresivo que, tras algunos relatos decadentes al gusto modernista, inaugur¨® con el cuento ¡®El Caballero Carmelo¡¯ el abandono del exotismo orient¨¢ndose hacia una narrativa genuinamente peruana.
Per¨² le rinde homenaje con su imagen en el billete de 50 soles mientras que sus art¨ªculos y obras contin¨²an public¨¢ndose por es la gran referencia de uno de los mejores literatos de la historia de Per¨².
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.