?De verdad dar¨¢ 600.000 euros para una pel¨ªcula?
La sociedad Crea SGR ha avalado 1.200 proyectos art¨ªsticos ante los bancos desde que se constituy¨® en 2006
El notario no daba cr¨¦dito. Por si no bastara el estupor dibujado en su cara, lo explicit¨® con palabras: ¡°?De verdad le quiere dar 600.000 euros a este se?or?¡±. El hombre en cuesti¨®n era Miguel ?ngel Calvo Buttini y pretend¨ªa rodar un filme: su ¨®pera prima, Dos rivales casi iguales. Para ello, aparentemente, hab¨ªa tra¨ªdo a un tipo dispuesto a ayudarle. Pero el notario segu¨ªa suspicaz, recuerda Rafael Lambea. Incluso insisti¨®, como si quisiera decirle: ¡°M¨¢rchese, a¨²n est¨¢ a tiempo¡±. Todo lo contrario: su misi¨®n acababa de empezar. As¨ª que ese d¨ªa de 2006 el director general de Crea SGR firm¨®. Por primera vez, su entidad financiera avalaba una pel¨ªcula espa?ola.
Desde entonces, la industria ha cambiado, la pantalla grande se pelea con las peque?as y los bancos ya entienden algo m¨¢s de cine. Pero Crea SGR ha mantenido id¨¦ntica su funci¨®n. Hay una veintena de sociedades de garant¨ªa rec¨ªproca (entidades sin ¨¢nimo de lucro que consiguen acceso al cr¨¦dito para las pymes) en Espa?a, pero solo una est¨¢ volcada en la cultura. Y en acercarla a su mayor quimera: la financiaci¨®n. En lugar de pisos hipotecados o progenitores que arriesgan sus ahorros, Lambea ofrece otra opci¨®n: ¡°Los padres vamos a ser nosotros¡±.
En 12 a?os han avalado ante la banca m¨¢s de 1.200 operaciones. Sobre todo para filmes y series, pero, desde 2015, tambi¨¦n obras de teatro, conciertos, exposiciones o videojuegos. Algunos, como Dos rivales casi iguales, han pasado sin pena ni gloria. Otros, como recuerdan los carteles en el despacho de Lambea, alcanzaron la cumbre: desde Celda 211 todas las ganadoras del Goya a mejor pel¨ªcula han obtenido su respaldo... excepto Campeones. Aunque en Crea restan importancia al ¨¦xito ¡ª¡±suele funcionar muy bien el 10% de lo que avalamos¡±¡ª y prefieren otra perspectiva: gracias a ellos, los proyectos han existido.
En 2018, la entidad registr¨® su r¨¦cord de actividad: emiti¨® avales por 67 millones de euros, un 40% m¨¢s que el a?o anterior. Desde su nacimiento en 2006, ha cubierto m¨¢s de 300 millones destinados a obras culturales, de los cuales unos 168 contin¨²an activos. La garant¨ªa media supera los 400.000 euros, aunque han tocado el techo de 2,5 millones, para la serie Perd¨®name, Se?or. Y en 2019 esperan nuevas subidas. Las productoras ya los conocen, hasta tienen un acuerdo con la UE y pretenden reforzar su actividad m¨¢s all¨¢ del audiovisual. ¡°La demanda es cada vez mayor¡±, subraya Lambea.
Entre otras cosas, porque la necesidad por la que surgi¨® Crea todav¨ªa es impelente. Hace tres lustros, Lambea rememora el choque entre dos mundos. A un lado, un productor y sus sue?os. Al otro, una implacable calculadora. Hubo casos m¨¢s llamativos ¡ªuna vez un banquero le solt¨®: ¡°El cine es para comunistas y maricones¡±¡ª, pero, en general, cultura y cajas hablaban lenguas distintas. ¡°Una productora, con un a?o de actividad y un capital de 20.000 euros, ped¨ªa dos millones, para una pel¨ªcula. A cualquier experto financiero le reventaba la cabeza¡±, explica Lambea. Y agrega que la banca apenas prestaba o¨ªdos a la cultura: un empleado (literalmente) del BBVA era el ¨²nico que escuchaba.
De ah¨ª que Egeda, la entidad de gesti¨®n de derechos de autor de los productores audiovisuales, y el ICAA (la instituci¨®n p¨²blica responsable del cine espa?ol) juntaran tres millones cada una, y seis empleados, para constituir Crea. Ante las r¨¢fagas de dudas de los bancos, la cultura ya ten¨ªa un escudo. Ahora, es toda una armadura: suma 21 trabajadores, un dep¨®sito de 25 millones y un tercer contribuyente, el Ayuntamiento de Madrid.
Eso s¨ª, el aval tiene varios precios, para que Crea tambi¨¦n cuide su propia sostenibilidad. El estrictamente econ¨®mico oscila entre el 1% y el 1,5% del total garantizado. Pero hay m¨¢s condiciones: cualquier productor cultural que acuda a la entidad debe demostrar una estructura financiera cerrada. Es decir, cu¨¢nto va a gastar y c¨®mo va a cubrirlo. He aqu¨ª otro gran problema del sector: por m¨¢s que un filme logre la contribuci¨®n p¨²blica, de televisiones, portales online o hasta inversores privados, el dinero suele llegar mucho despu¨¦s. El productor tiene todo, pero nada. Entonces, ?c¨®mo paga el rodaje?
¡°No somos coproductores, ni tampoco una ONG. No estudiamos el guion ni entramos en lo art¨ªstico. Analizamos el aspecto financiero¡±, tercia Lambea. Crea no est¨¢ para los colosos del sector, que encuentran v¨ªa f¨¢cil hasta el dinero, ni para aquel que pide ¡°500.000 euros para su idea incre¨ªble¡±, ejemplo real y habitual. Lo suyo es toda la marea en el medio. Al fin y al cabo, el 93,3% de las empresas culturales oscila entre ninguno y cinco asalariados, en datos oficiales.
Tras un primer filtro, los proyectos son sometidos al comit¨¦ de riesgos, que valora su solidez. El director general jura que solo se emplea un criterio econ¨®mico y no pueden darse conflictos de intereses con amigos o miembros de Egeda. Aunque lo cierto es que ambas entidades comparten sede, en un edificio en la madrile?a Ciudad de la Imagen. Eso s¨ª, Lambea reconoce que el prestigio de cineastas o int¨¦rpretes aumenta la posible sostenibilidad de una obra.
Si el proyecto recibe el visto bueno, se le ofrece al productor el abanico de bancos incluidos en el convenio ¡ªBBVA, Bankia y Santander, entre otros¡ª para que escoja. Consigue el dinero, realiza su obra, y lo devuelve. Casi siempre. ¡°Hemos descubierto que la industria cultural es de las menos morosas de Espa?a¡±, asevera Lambea. Defiende que solo en el 1,7% de los casos han terminado por cubrir un impago. Por ejemplo, cuando avalaron a un productor por un mill¨®n de euros. En teor¨ªa, para una pel¨ªcula. Sin embargo, el dinero acab¨® invertido en un terreno. En medio, una variable que nadie pudo considerar: el poder de convicci¨®n de su primo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.