Una masacre en la Transici¨®n
Pese a sus imperfecciones, nos recuerda para qu¨¦ sirve el cine pol¨ªtico: para presentar algunos de los m¨¢s relevantes sucesos de nuestra historia
![Fotograma de 'Vitoria, 3 de marzo'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/E7HPZXY46D4LNN3FJ5UA7HARTM.jpg?auth=baf35494b934a71f49e9001cdbd18c068d5bf5023b75b05c78ddd083002040f6&width=414)
Los productores espa?oles suelen decir que el cine pol¨ªtico no interesa. Y que, si adem¨¢s se trata de una reconstrucci¨®n hist¨®rica, es demasiado caro. Pero, contraviniendo ambas teor¨ªas, un grupo de cineastas se ha embarcado en la gran aventura de producci¨®n que supone Vitoria, 3 de marzo, una de esas pel¨ªculas que, pese a sus imperfecciones, que las tiene, nos recuerda para qu¨¦ sirve, entre otras cosas, el cine pol¨ªtico: para presentar a las nuevas generaciones, y a las antiguas amn¨¦sicas o ignorantes, algunos de los m¨¢s relevantes sucesos de nuestra historia reciente. Como la matanza de cinco personas por parte de la polic¨ªa, junto a m¨¢s de 150 heridos, durante el desalojo de una iglesia de la capital alavesa, aquel d¨ªa de marzo del a?o 1976, en plena Transici¨®n.
VITORIA, 3 DE MARZO
Direcci¨®n: V¨ªctor Cabaco.
Int¨¦rpretes: Ruth D¨ªaz, Amaia Aberasturi, Alberto Berzal, Mikel Iglesias.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2018.
Duraci¨®n: 90 minutos.
V¨ªctor Cabaco, director, y Hector Amado, ?scar Ba?uelos y Juan Ibarrondo, todos ellos noveles, han creado un relato de aquel d¨ªa fat¨ªdico centr¨¢ndose en una familia vitoriana (de ficci¨®n) donde sus miembros tienen distintas relaciones con la huelga de trabajadores, en contra de la ley de topes salariales y en defensa de sus condiciones laborales, que acab¨® provocando la actuaci¨®n de la polic¨ªa: el padre es periodista, y va a ser utilizado por el estado para difundir infamias; la hija es novia de uno de los cabecillas de la huelga, y el marido de la asistenta es uno de los detenidos en los d¨ªas previos a la masacre. Una idea cl¨¢sica que, sin embargo, se tambalea cuando el relato empieza a a?adir demasiados elementos melodram¨¢ticos, quitando tiempo a lo verdaderamente esencial, la parte m¨¢s pol¨ªtica y social, y sin que, por ejemplo, haya una sola l¨ªnea dedicada al importante papel del clero vasco y de sus sacerdotes.
En cambio, la reconstrucci¨®n de la ¨¦poca y las siempre complicad¨ªsimas secuencias con cientos de extras (tanto de las manifestaciones como de los tumultos) est¨¢n bien resueltas en puesta en escena y montaje por Cabaco, que acude al recurso de las espor¨¢dicas im¨¢genes documentales de la ¨¦poca (y a los muy reveladores audios reales de la emisora de la polic¨ªa: ¡°Aqu¨ª ha habido una masacre, cambio¡±), para luego acercarse a su textura en los planos de pura ficci¨®n. En una l¨ªnea que, ya desde el inicio con esa vehemente banda sonora que nos retrotrae al Ennio Morricone de La clase obrera va al para¨ªso, pretende estar mucho m¨¢s cerca del cine pol¨ªtico italiano de los a?os setenta (Elio Petri, Damiano Damiani, Francesco Rosi), que del mucho m¨¢s imitado en estos a?os cine pol¨ªtico brit¨¢nico de Paul Greengrass.
Con int¨¦rpretes desconocidos (salvo Ruth D¨ªaz) y un buen uso de las canciones de la ¨¦poca (ese m¨ªtico A galopar de Paco Ib¨¢?ez, a toda tralla), Vitoria, 3 de marzo acaba siendo un digno acercamiento a nuestra historia y un valiente producto al que quiz¨¢ le falta una pizca de complejidad y de ambici¨®n. Y que, ya en el desenlace, emociona con las im¨¢genes reales de los multitudinarios entierros.
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