A solas con Stanley Kubrick en la cocina
Vicente Molina Foix rememora en un libro su labor como traductor y su relaci¨®n con el director de ¡®El resplandor¡¯
A inicios de 1978, Vicente Molina Foix (Elche, 72 a?os) estaba Oxford, dando clases de Literatura Espa?ol y Traducci¨®n Literaria, cuando recibi¨® una llamada desde Madrid de Carlos Saura. Warner Bros iba a reestrenar en Espa?a La naranja mec¨¢nica (1971), de Stanley Kubrick, tras un primer lanzamiento a mediados de 1975 solo en salas en versi¨®n original subtitulada por mandato de la censura. Saura le aclar¨® a Molina Foix que ¨¦l iba a dirigir el doblaje, pero que necesitaba dos traducciones de los di¨¢logos: para los actores de doblaje y para el nuevo subtitulado. ¡°Geraldine Chaplin, la entonces pareja de Saura, me dijo que la traducci¨®n enviada desde Hollywood ten¨ªa americanismos o directamente soluciones chapuceras del nasdat, el lenguaje inventado por Anthony Burgess para novela original¡±, recuerda el escritor y traductor. ¡°Yo acept¨¦ encantado el encargo¡±.
As¨ª entr¨® Molina Foix en el universo del director de Senderos de gloria, Espartaco o Lolita, y as¨ª lo recuerda en Kubrick en casa (Editorial Anagrama), libro de solo 128 p¨¢ginas, pero en el que el escritor vuelca todos sus recuerdos y vivencias con un maestro del cine del siglo XX con el que colabor¨® hasta la muerte del cineasta en marzo de 1999. ¡°Este libro no es un estudio sobre la obra de Kubrick, por m¨¢s que haya meandros que nos acerquen de forma cr¨ªtica a sus pel¨ªculas, porque ya hay muy buenos hechos¡±, asegura el escritor. ¡°No empec¨¦ a redactarlo hasta que ten¨ªa claro lo que quer¨ªa, y lo he hecho con gusto¡±.
Molina Foix habla de un Kubrick completamente alejado de la leyenda que siempre ha rodeado al cineasta de 2001: una odisea del espacio de dictador eg¨®latra. ¡°Puede que se traduzca en mis palabras incluso mi cari?o por ¨¦l, nacido desde luego primero de la admiraci¨®n. Pero no solo por su obra ¡ªque hoy es inmensa¡ª sino por su persona¡±, reflexiona. ¡°Le respet¨¦ mucho y pronto entend¨ª que este complejo mecanismo que aplicaba a su obra, en el que yo entraba con la traducci¨®n, pertenec¨ªa a alguien que no solo pose¨ªa un gran talento cinematogr¨¢fico, sino que se tomaba muy en serio la relaci¨®n con los dem¨¢s. En el caso de Kubrick ese dem¨¢s era el p¨²blico¡±.
Cada paso de Molina Foix era escrutado. Tambi¨¦n es cierto que Kubrick daba tiempo a sus colaboradores ¡ªy lograba que se les remunerara acorde al esfuerzo¡ª. Todo lo hac¨ªan por bien de su obra: desde seleccionar las voces principales para su doblaje a elegir a dedo al director del doblaje en funci¨®n de sus gustos cinematogr¨¢ficos. Como recuerda Molina Foix, ese escrupuloso af¨¢n por el control fue calificado por los directivos de Warner en Espa?a como ¡°el capricho de Kubrick¡±. ¡°Se le atacaba por man¨ªaco, y para m¨ª sus acciones no estaban regidas por la vanidad sino por todo lo contrario, la modestia, ya que batallaba porque su trabajo llegara en las mejores condiciones a la gente de Murcia, de Tokio... A m¨ª conmov¨ªa ver a Kubrick, que es uno de los grandes directores de la historia, metido en esos detalles¡±. Un ejemplo: supervis¨® que la filmaci¨®n de un inserto de El resplandor en todos los idiomas en que se dobl¨®. ¡°Otro, su memorando con los posibles t¨ªtulos, todos finalmente descartados, para Eyes Wide Shut¡±.
Un cineasta por y para su p¨²blico
¡°Hoy algunos desde?an al p¨²blico¡±, afirma Molina Foix. ¡°Kubrick jam¨¢s. Sin moverse de su casa, intent¨® llegar a cuanta m¨¢s gente, mejor. Era un autor, pero entend¨ªa que serv¨ªa al espectador y por eso luchaba porque llegara su obra con la mejor calidad posible¡±. Cuando Kubrick muri¨®, la distribuidora acab¨® con aquellos ¡°caprichos¡±. ¡°Es muy triste, porque no se respetaron ni sus instrucciones ni los subtitulados hechos con cari?o¡±.
Cara a cara
Molina Foix colabor¨® con Kubrick en la ya mencionada La naranja mec¨¢nica, en el estreno en Espa?a Senderos de gloria ¡ªestuvo prohibida por el franquismo¡ª, en El resplandor, en La chaqueta met¨¢lica y en Eyes Wide Shut. ¡°Siempre me trat¨® correctamente, con educaci¨®n, fue accesible, nunca me habl¨® desde un pedestal¡±. Y eso que Molina Foix encar¨® dos traducciones complej¨ªsimas: la del nasdat de La naranja mec¨¢nica y la del lenguaje m¨¢s barriobajero de la instrucci¨®n militar de La chaqueta met¨¢lica. ¡°Con la primera hab¨ªa que lograr que el p¨²blico entendiera lo que dec¨ªan, en la segunda aprend¨ª la ciencia del taco en sesiones aceleradas. Si nos parece que el castellano es rico en palabrotas, el ingl¨¦s tiene m¨¢s registros y posibles combinaciones¡±, asegura que el traductor que conserva todos los papeles de su trabajo, cartas y faxes intercambiados durante dos d¨¦cadas con el cineasta o sus ayudantes, listados de llamadas, incluida una lista de palabrotas. ¡°Por eso, al cotejar todos los libretos de trabajo de El resplandor, encontr¨¦ el pasado verano una secuencia rodada, montada y posteriormente eliminada por el cineasta¡±.
Tambi¨¦n hubo momentos de relaci¨®n cara a cara. Molina Foix ya hab¨ªa visitado previamente la casa de Kubrick, pero cuando asisti¨® a la proyecci¨®n de un copi¨®n de trabajo de El resplandor, se encontr¨® al final con el director. ¡°?Qu¨¦ le ha parecido el filme, se?or Molina?¡±, le pregunt¨®, y as¨ª iniciaron un almuerzo en la cocina de Childwick Bury, la mansi¨®n en la que viv¨ªan los Kubrick, y que tambi¨¦n le serv¨ªa de oficinas de producci¨®n e incluso de lugar de rodaje al cineasta. Como la estancia de Molina Foix se prolong¨® varios d¨ªas, el espa?ol logr¨® entrevistarle durante 90 minutos de un domingo, y esa charla sirve como adenda del libro. ¡°Yo cuento mi experiencia, no fui amigo ¨ªntimo suyo. Pero conoc¨ª a alguien modesto y cordial, m¨¢s all¨¢ de lo profesional¡±.
Tras morir Kubrick, Molina Fox fue invitado a un almuerzo en Childwick Bury para ver Eyes Wide Shut junto a otros traductores y directores de doblaje europeos. ¡°Incluso sin ¨¦l, se sent¨ªa a su persona y a su talento¡±. Y pudo rendirle homenaje ante el ¨¢rbol bajo el que fue enterrado.
Babelia
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