Teor¨ªa pedante del depredador

Los medios de comunicaci¨®n los suelen llamar ¡°depredadores¡±. Como El Chicle y otros desgraciados nombres y apodos de la reciente historia del crimen en Espa?a. Una pel¨ªcula sobre uno de ellos, sobre su doble existencia, sobre su Compulsi¨®n: suena valiente, incluso interesante en el sentido m¨¢s cruel del t¨¦rmino. Pero lo que ha compuesto ?ngel Gonz¨¢lez carece de val¨ªa.

Terror social. As¨ª podr¨ªa definirse Compulsi¨®n, que parece querer configurarse como un ejercicio de estilo m¨¢s que como un thriller. Minimalista, con guion esquel¨¦tico y ausencia total de explicaciones. Solo violencia contra la mujer, o las mujeres, casi con cierto regodeo, y un estiramiento de las situaciones a partir de una modesta banda sonora de corte electr¨®nico. Para hacer una obra as¨ª, o se es un superdotado de la imagen o la sugesti¨®n adquiere tonos molestos pese al correcto trabajo de sus tres int¨¦rpretes. Y, acudiendo al clich¨¦, a la pel¨ªcula, de apenas una hora y diez minutos, se le podr¨ªa endilgar el concepto de corto alargado.

Presente en un buen pu?ado de festivales especializados en el g¨¦nero de terror, de segundo o tercera fila, la pel¨ªcula de Gonz¨¢lez, tambi¨¦n guionista, solo resulta un tanto inquietante en su ep¨ªlogo, apenas unos segundos en un trabajo que se hace fatigoso. Es ah¨ª cuando por fin se difunde su idea principal, y ¨²nica: la herencia de la compulsi¨®n. O, como dice el propio director en las entrevistas promocionales: La conciencia reptiliana, extra¨ªda de las teor¨ªas del neurocient¨ªfico de los a?os setenta Paul MacLean y su hip¨®tesis del cerebro tri¨²nico. Suena pedante y en realidad lo es. Compulsi¨®n no llega ni a eso.