Dulcificando la memoria

Durante el entierro de su abuela, la mirada de un ni?o se detiene en los zapatos del sepulturero, cuyas suelas despegadas sirven de contrapunto al mec¨¢nico procedimiento de bajar el f¨¦retro con unas cuerdas. Se trata de una imagen que permite reconocer el principio vertebrador de una pel¨ªcula como Lejos de Praga ¡ªcontar los ¨²ltimos a?os de la Segunda Guerra Mundial desde la mirada pura de la infancia¡ª, pero tambi¨¦n es uno de los escas¨ªsimos momentos en que esa elecci¨®n de punto de vista se pone al servicio de algo parecido a una verdad, y no de una estrategia para gustar, seducir y endulzar a cualquier precio.

Basada en una novela autobiogr¨¢fica de Zden?k Sv?r¨¢k, padre del director, Lejos de Praga es, tambi¨¦n, una precuela de la pel¨ªcula que dio a conocer internacionalmente a Jan Sv?r¨¢k, Escuela primaria (1991), en la que se detallaban las andanzas de posguerra del mismo protagonista. Cinco a?os despu¨¦s, Sv?r¨¢k padre e hijo se har¨ªan con el Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa con Kolya (1996), un trabajo que certific¨® la eficiencia del t¨¢ndem en el suministro de melaza sentimental para todos los p¨²blicos.

Lejos de Praga parte de la falacia de considerar la mirada infantil como un rayo redentor que neutraliza (y omite) la convivencia con el horror. Sus reconocibles modelos son Esperanza y gloria (1987) de John Boorman y El imperio del sol (1987) de Steven Spielberg, seg¨²n la obra autobiogr¨¢fica de J. G. Ballard, dos trabajos donde el poder transformador de la mirada infantil daba a pie a interesantes ambig¨¹edades y no a una simplificaci¨®n de maqueta de tren el¨¦ctrico. La estilizaci¨®n c¨®mica de sue?os y recuerdos ajenos en la pel¨ªcula de Sv?r¨¢k tampoco se integra bien en este relato de iniciaci¨®n que usa la nostalgia como precario salvoconducto.