Un gris¨¢ceo Zhang Yimou
Con una historia articulada a partir de la famosa existencia de un doble del monarca, la pel¨ªcula escapa del realismo con diversos toques de cine fant¨¢stico
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La carrera de Zhang Yimou podr¨ªa dividirse en tres vertientes. Sus dramas hist¨®ricos con acento social y cultural de la primera parte de su filmograf¨ªa, la m¨¢s poderosa en lo visual, la m¨¢s s¨®lida en su narrativa y la m¨¢s emocionante en su faceta m¨¢s melodram¨¢tica, con cinco soberbias pel¨ªculas consecutivas entre 1988 y 1994: Sorgo rojo, Ju dou: Semilla de crisantemo, La linterna roja, Qiu Ju, una mujer china y ?Vivir! Los desiguales ejercicios de estilo contempor¨¢neos, quiz¨¢ iniciados por el comprensible deseo de explorar otras posibilidades narrativas tras las demostraciones de poder¨ªo anteriores: Keep cool (1997), Happy times (2000) y Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009). Y la para algunos desbordante y para otros vacuamente esteticista deriva de las artes marciales, la cultura y la filosof¨ªa chinas, lo que ellos denominan wuxia, comandada, sobre todo, por Hero (2002), La casa de las dagas voladoras (2004) y La maldici¨®n de la flor dorada (2006).
SOMBRA
Direcci¨®n: Zhang Yimou.
Int¨¦rpretes: Deng Chao, Sun Li, Zheng Ryan, Wang Qianyuang.
G¨¦nero: acci¨®n. China, 2018.
Duraci¨®n: 116 minutos.
El resto de sus trabajos siempre han sido una ida y vuelta a estas facetas, con mayor o menor sentido, pero con cada regreso a las virtuosas odas de artes marciales el pensamiento de este cr¨ªtico es el mismo: la gelidez que pueden desprender tiene m¨¢s que ver con los problemas en sus narraciones, a menudo poco compensadas, que con un verdadero desinter¨¦s en su tono. Algo que vuelve a ocurrir con la por momentos muy bella Sombra, wuxia ambientado en una irreal ¨²ltima fase de la era imperial china, con reyes, princesas y guerreros de anta?o, en un clima pol¨ªtico de alianzas mutuas, y en el que quiz¨¢ lo mejor sea un toque feminista que no parece casual en la era del MeToo.
De hecho, hay una frase que bien podr¨ªa ser la versi¨®n china del ¡°qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como ¨¦ste¡± para los tiempos de las alianzas medievales. Y en el cl¨ªmax de acci¨®n de su relato uno de los ej¨¦rcitos gana una batalla gracias a una t¨¦cnica de ¡°movimientos femeninos¡± y a la construcci¨®n especial de un cl¨¢sico paraguas de mujer de la ¨¦poca, que los soldados desplazan con oscilaciones y contoneos.
Con una historia articulada a partir de la famosa existencia de un doble del monarca, cl¨¢sico en la pol¨ªtica y en la guerra, Sombra escapa del realismo con diversos toques de cine fant¨¢stico y en su aspecto formal, con una fotograf¨ªa con tan poco nivel de saturaci¨®n que no existe un solo color m¨¢s all¨¢ de distintas tonalidades de grises, hay variadas im¨¢genes de evidente belleza, como ese quim¨¦rico escenario que casi parece sacado de la serie de cuadros La isla de los muertos, del simbolista Arnold B?cklin.
Pero esa hermosura es circunstancial dentro de un marco argumental fatigoso y, por momentos, tambi¨¦n bastante confuso. Sobre todo, esa hora y cuarto inicial, antes de la explosi¨®n de la acci¨®n, concentrada en su n¨²cleo central, que se hace tan cuesta arriba como la lluvia perpetua para los habitantes del relato.
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