¡°Es f¨¢cil convertirte en el escritor que odias¡±
Alejandro Zambra orquesta en 'Tema libre' un alegato en forma de ensayos, cr¨®nicas y relatos en favor de la literatura como combate y salvavidas
Relatos que no pensaba publicar, conferencias en las que habla de esos mismos relatos y de la manera en que se cruzaron en su vida pero tambi¨¦n de c¨®mo su generaci¨®n fue siempre ¡°sospechosa¡± por no tener, en apariencia, nada qu¨¦ contar al no haber sufrido ning¨²n embate hist¨®rico, y algo parecido a cr¨®nicas, cr¨®nicas sobre su despertar al absurdo, a trav¨¦s de canciones de Roberto Carlos, y sobre mudanzas que te obligan a plantearte c¨®mo de distinta es la vida en el pa¨ªs que has dejado y el que te recibe. Algo de todo eso y m¨¢s re¨²ne el brev¨ªsimo ¨²ltimo libro de Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 43 a?os), Tema libre (Anagrama), mosaico y motor de ideas que piensan, desde dentro, el acto de crear, el de dejarse seducir por lo creado y la condici¨®n misma del mensajero: el lenguaje.
Es un soleado d¨ªa de finales de mayo cuando habla de todo ello en una terraza barcelonesa. Una entrevista que se suma a la que Zambra parece realizarse a s¨ª mismo ¡ªen realidad, a un espejismo de s¨ª mismo¡ª en el relato La novela autobiogr¨¢fica, y confiesa que sus libros son ¡°un 32% autobiogr¨¢ficos¡±. ¡°Cuando se dice que a un ni?o le gusta leer, lo que en rigor se dice es que le gustan ciertos libros, porque si esos libros no estuvieran disponibles y hubiera otros y esos otros no le gustaran, a ese ni?o no le gustar¨ªa leer¡±, asegura en el ensayo El ni?o que enloqueci¨® de amor,que adem¨¢s lleva el t¨ªtulo del primer libro del que ¨¦l mismo se enamor¨®.?Escribe, Zambra, aqu¨ª, como si pensara en voz alta, porque en realidad es eso lo que hace. ¡°Combatir es no ser capaz de combatirse¡±, escribi¨® Fernando Pessoa. Y eso es lo que parece que hagan sus textos, tratar de combatirse.
¡°Es f¨¢cil convertirte en el escritor que odias. Uno siempre siente la tentaci¨®n de repetirse. Pero entonces descubre que algo no funciona porque no est¨¢ aprendiendo nada. El escritor debe descubrir algo nuevo para s¨ª mismo cada d¨ªa. La ansiedad comunicativa verdadera con la que se construye cada texto se agota en ese primer lector imposible que es uno mismo. Hay que insistir en la b¨²squeda de un estilo incluso si se ha conquistado la ilusi¨®n de ese estilo. Uno no puede quedarse con eso. Deben cuestionarse siempre las bases. Debes sentarte en otro lugar de la sala. Como dec¨ªa Mario Levrero, concentrarse en hacer la letra bonita. Cualquier cosa con tal de combatirse¡±, relata. En la cabeza de Zambra, las ideas parecen lianas en una selva. Una lleva a la siguiente y, al final, el viaje adopta la forma de un apasionante discurso.
As¨ª, lo que ocurre, por ejemplo, cuando se le pregunta por el binomio escritura-lectura, convertido, en Tema libre, en aquello que salva al desarraigado de la soledad existencial, que te otorga un lugar al que pertenecer, porque ¡°de eso van todas las novelas, de la necesidad de pertenecer¡±, y uno pertenece cuando lee, lo primero que dice es que dicho binomio es equiparable a los binomios soledad-compa?¨ªa y silencio-ruido. ¡°El que lee puede llegar a compartir lo que ha le¨ªdo pero primero debe pasar por la soledad y la introspecci¨®n. La comunicaci¨®n es siempre en diferido. En un mundo en el que nadie quiere estar solo, leer es aprender a estar solo, superar la angustia de la individualidad¡±, dice. Y confiesa: "Si fuera presidente, un presidente mundial, obligar¨ªa a todo el mundo a llevar un diario y les prohibir¨ªa publicarlo¡±.
La ansiedad comunicativa con la que se construye cada texto se agota en ese primer lector imposible que es uno mismo. Hay que insistir en la b¨²squeda de un estilo incluso si se ha conquistado la ilusi¨®n de ese estilo Alejandro Zambra
?Por qu¨¦? Escritor, ¨¦l tambi¨¦n, de sus propios diarios ¨C ¡°un espacio intransitivo, terap¨¦utico, las abdominales de la escritura, el ant¨®nimo de la escritura en redes¡± ¨C, dice que estos ¡°van en contra del ritmo de vida¡±, y sirven para establecer ¡°un di¨¢logo placentero¡± con uno mismo. ¡°El papel lo aguanta todo. Si todo el mundo estuviera obligado a escribir sus diarios gozar¨ªa de la suspensi¨®n del mundo que supone la escritura. Se dir¨ªa que solo la lectura, la escritura y el sexo suspenden el mundo, y por lo tanto son una especie de utop¨ªas cotidianas. Un escape presente. Un escape que enfrenta¡±, dice. Admirado hoy en todo el mundo, le¨ªdo por Adam Thirlwell y Nicole Krauss, que opina de ¨¦l que sus libros ¡°son como la llamada de un viejo amigo en mitad de la noche¡±, Zambra cree que su deseo por las historias es anterior a su propio descubrimiento de los libros. ¡°El primer libro que rele¨ª fue El coronel no tiene quien le escriba, y lo hice para volver a disfrutar de la aventura, el deseo hab¨ªa estado ah¨ª desde el principio¡±, asegura.
Vivi¨® ¡°como una agresi¨®n¡± que los que le precedieron le considerasen, a ¨¦l y a los de su quinta, parte de una generaci¨®n ¡°sospechosa¡±. ¡°Te descalificaban porque no hab¨ªas estado durante la dictadura, porque no exist¨ªas entonces, porque no ten¨ªas experiencia y no pod¨ªas hablar de lo que no hab¨ªas vivido. Y a la vez, porque no hab¨ªas le¨ªdo lo suficiente. No hab¨ªas le¨ªdo tanto como ellos. Y esa doble negaci¨®n gener¨® una rebeld¨ªa, frustraci¨®n, intrascendencia, y fue ah¨ª que apareci¨® la alegr¨ªa de narrar por narrar, tan pr¨®xima a la amargura, y la conexi¨®n con la infancia, porque todo el mundo vive en una dictadura durante la infancia, la dictadura de su casa, en la que otros deciden lo que haces¡±, relata. ?Y c¨®mo cree que ser¨¢ para los j¨®venes hoy? ¡°Quiero creer que ha cambiado, pero lo m¨¢s probable es que sigan sintiendo esa agresi¨®n¡±, contesta.
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