Muere el director de cine italiano Franco Zeffirelli
El cineasta y escen¨®grafo, apasionado de la ¨®pera y candidato al Oscar por 'Romeo y Julieta', ha fallecido a los 96 a?os en Roma
Con la muerte de Franco Zeffirelli, cuyo nombre real era Gianfranco Corsi, este s¨¢bado a los 96 a?os en su casa de Roma, desaparece una concepci¨®n del cine muy cercana a la oper¨ªstica. Actualmente, muchos directores tambi¨¦n consideran las pel¨ªculas como herramientas para levantar grandes espect¨¢culos, pero la l¨ªnea de Zeffirelli, heredada de un genio que adem¨¢s fue amante suyo, Luchino Visconti, desaparece con ¨¦l. Visconti cre¨® un cine m¨¢s apegado a la tierra y a los sentimientos que el de Zeffirelli, cuya obra se mantuvo aferrada a un clasicismo en la forma y en los temas y autores que le inspiraron. A pesar de ello, la carrera del cineasta se ha prolongado durante seis d¨¦cadas a trav¨¦s de la gran pantalla, el teatro y la ¨®pera. Con indudable ¨¦xito, especialmente en los sesenta y los setenta: es uno de los ocho directores italianos que han sido candidatos al Oscar. Zeffirelli "se ha apagado serenamente tras una larga enfermedad", han recogido algunos medios italianos citando fuentes cercanas al cineasta.
Nacido en Florencia en 1923, Gianfranco Corsi era el hijo ileg¨ªtimo de un comerciante de lanas, Ottorino Corsiuna, y una dise?adora de moda, Adelaide Garosi Cipriani, que ten¨ªa un negocio boyante en el centro de esa ciudad. Ambos estaban casados con otras parejas, y el esc¨¢ndalo del nacimiento de Gianfranco hizo languidecer la tienda de su madre, que falleci¨® cuando su hijo ten¨ªa seis a?os. Garosi era una apasionada de Mozart, y quiso darle al ni?o el nombre del aria de Idomeneo llamada Zeffiretti lusinghieri, pero en el registro civil se equivocaron y escribieron Zeffirelli.
Criado en casa de una t¨ªa, donde aprendi¨® ingl¨¦s, su pasi¨®n por el teatro empez¨® durante su infancia, cuando en unas vacaciones en la Toscana vio obras representadas por compa?¨ªas itinerantes. Durante la Segunda Guerra Mundial, Zeffirelli form¨® parte de la guerrilla de la resistencia italiana, y tras la entrada de las tropas aliadas en su pa¨ªs, sirvi¨® como traductor para un regimiento escoc¨¦s.
Acabado el conflicto, el artista estudi¨® Arte y Arquitectura en su ciudad natal, y comenz¨® a actuar en producciones radiof¨®nicas. Al cine lleg¨® como ayudante de direcci¨®n de Vittorio de Sica, Roberto Rossellini y del hombre que le cambi¨® la vida, Luchino Visconti. Se conocieron en Roma, cuando Zeffirelli actu¨® en un peque?o papel de una adaptaci¨®n teatral de Crimen y castigo que dirig¨ªa Visconti. En 1948 se convirti¨® en su asistente de direcci¨®n en La terra trema. Con Visconti tambi¨¦n trabaj¨® en Senso (1954), y Zeffirelli ayud¨® a Salvador Dal¨ª a llevar a buen puerto los dise?os que el pintor espa?ol realiz¨® para la versi¨®n destinada a los escenarios italianos que Visconti dirigi¨® de Como gust¨¦is, de Shakespeare.
A mediados de los cincuenta naci¨® su amistad con Maria Callas, a la que dirigi¨® en varias ¨®peras ¡ªZeffirelli sol¨ªa encargarse tambi¨¦n del dise?o de los escenarios¡ª, de ah¨ª que tras debutar en la direcci¨®n cinematogr¨¢fica con la comedia Camping (1958), su segundo largometraje fuera el documental para televisi¨®n Maria Callas at Covent Garden (1964).
En 1960, despu¨¦s de haber dirigido con ¨¦xito la ¨®pera Lucia di Lammermoor, en la Royal Opera House de Londres, provoc¨® un terremoto en los escenarios londinenses con su versi¨®n en el Old Vic de Romeo y Julieta, con escenarios que recreaban de forma realista Italia y con un joven reparto acorde a las edades de los personajes del drama de Shakespeare, empezando por los protagonistas, John Stride y Judi Dench. Con este trabajo gan¨® un Tony especial por su dise?o.
Esa misma apuesta la mantuvo al llevar al cine Romeo y Julieta en 1968. La pareja protagonista, Leonard Whiting y Olivia Hussey, era tan joven, que como en pantalla se ve¨ªan los pechos de Hussey, la actriz no pudo asistir a la premiere del filme en Londres porque la calificaci¨®n por edad recibida por Romeo y Julieta no la dejaba acceder a la sala. Aunque un a?o antes Zeffirelli hab¨ªa dirigido a Richard Burton y a Elizabeh Taylor en La mujer indomable (versi¨®n de La fierecilla domada), fue Romeo y Julieta la pel¨ªcula que le dio fama, una candidatura al Oscar y le convirti¨® en millonario.
Muchas de sus pel¨ªculas no han soportado bien el paso del tiempo; solo algunas, como su biograf¨ªa de san Francisco de As¨ªs, Hermano Sol, hermana Luna, de 1972, mantienen su frescura e innovaci¨®n. Entre sus trabajos basados en ¨®peras destacan La traviata (1982) ¡ªcon la que obtuvo su segunda candidatura al Oscar, esta vez gracias a su direcci¨®n art¨ªstica¡ª, Cavalleria rusticana (1982), Tosca (1985), Otello (1986) o Don Carlo (1992).
En los setenta logr¨® encadenar tres de sus grandes ¨¦xitos. Primero, en 1976, dirigi¨® a Pl¨¢cido Domingo en un espectacular Otello en La Scala; despu¨¦s film¨® una desmitificadora y realista visi¨®n ¡ªtanto para cine como para televisi¨®n¡ª de la vida de Jesucristo en Jes¨²s de Nazaret (1977), y finalmente realiz¨® una nueva versi¨®n del drama pugil¨ªstico Campe¨®n (1979), con Jon Voight, Faye Dunaway y Ricky Schroder.
Entre sus otras pel¨ªculas est¨¢n El joven Toscanini (1988) ¡ªbiograf¨ªa del m¨ªtico director de orquesta, al que Zeffirelli idolatraba (el cineasta era nieto de otro director de orquesta)¡ª; Hamlet (1990), con Mel Gibson y Glenn Close; La novicia (1993), Jane Eyre (1996), con William Hurt y Charlotte Gainsbourg, y T¨¦ con Mussolini (1999), en el que, sin basarse en hechos reales, ilustraba el ambiente en el que se crio el director. Como homenaje a su amiga Maria Callas, su ¨²ltimo filme fue un biopic sobre los ¨²ltimos a?os de la diva: Callas forever (2002).
Cat¨®lico y conservador ¡ªfue senador desde 1994 a 2001 por el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia¡ª,?Zeffirelli detestaba la palabra gay ("Una manera est¨²pida de llamar a los homosexuales, como si fuesen payasitos inocuos y divertidos", escribi¨® en su autobiograf¨ªa de 2003). En sus memorias se despach¨® a gusto contra mucha gente, como los cr¨ªticos: "La ignorancia, la incompetencia y, sobre todo, la falta de pasi¨®n de muchos cr¨ªticos son evidentes. Para algunos de ellos soy una reliquia del pasado, el representante de un estilo teatral abandonado por las nuevas generaciones de directores. El hecho de que mi trabajo siga sobreviviendo imp¨¢vido, pese a su hostilidad, les irrita profundamente".
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