El secreto del ¨¦xito del Stephen King franc¨¦s
Con siete millones de libros vendidos en Francia, Maxime Chattam reflexiona sobre la violencia, los placeres culpables y la literatura de entretenimiento
La mente de Maxime Guy Silvaine Drouot, alias Maxime Chattam, es una fiesta de la ficci¨®n. Tras haber publicado 23 novelas desde su debut en 2002, el autor de La se?al (Alfaguara, traducci¨®n de Jos¨¦ Antonio Soriano) asegura con una sonrisa entusiasta y un brillo de orgullo que tiene ¡°otras 17 en la cabeza¡±, listas para pasar al papel y engrosar sus cifras y sus arcas, bien surtidas con los beneficios de los siete millones de ejemplares que ha vendido. ¡°Escribo lo que me apetece escribir. No tengo presi¨®n porque tengo muchas ideas y el ¨¦xito me da libertad. No escribo por dinero porque ya no lo necesito¡±, contaba a EL PA?S en una terraza del Parque del Retiro en Madrid en plena Feria del Libro.
Chattam (Par¨ªs, 43 a?os) no tiene problemas para admitir que ¨¦l escribe ¡°novelas populares y divertidas¡±, que sus fuentes, su imaginario y su cultura literaria y audiovisual provienen en gran parte de EE UU. La se?al cuenta la historia de Mahingan Falls -el id¨ªlico pueblo al que se trasladan Tom y Olivia Spencer con su familia para olvidarse del estr¨¦s y la competitividad de la vida neoyorquina- un lugar en el que est¨¢n pasando cosas raras: ancianas que se suicidan a la vista de todo el mundo; j¨®venes que desaparecen; muertos por extra?os aplastamientos; perros que se tiran al fuego en estado de locura; ni?os que oyen voces y tienen pesadillas imposibles de olvidar¡ A partir de este planteamiento, Chattam superpone la novela policiaca, el thriller de terror y la novela fant¨¢stica en un c¨®ctel armado con oficio, un espect¨¢culo que entra sin complejos en la categor¨ªa de placer culpable. ¡°S¨ª, es un placer culpable. Mucho¡±, confiesa divertido.
Se trata de enfrentar al lector a la transici¨®n de la normalidad a lo brutal, que sufra el choque
Tras estudiar criminolog¨ªa, acompa?ar a distintos polic¨ªas de EE UU en su trabajo y asistir a decenas de autopsias, Chattam ten¨ªa claro que no quer¨ªa edulcorar la violencia que hay, siempre, en sus novelas. ¡°Es algo que odio. No quiero dar una visi¨®n espectacular, hollywoodiense¡±, afirma antes de dar paso a la parte m¨¢s estudiada de su discurso. ¡°Se trata de enfrentar al lector a la transici¨®n de la normalidad a lo brutal, que sufra el choque. Pero hay encontrar un momento para contarlo, que la violencia sea ¨²til desde un punto de vista literario. Si no ocurre, es cuando me doy cuenta de que se trata de violencia gratuita y lo corto¡±. Todo, siempre, con el ritmo como bandera. ¡°Es mejor que el lector lo vea venir de lejos y cuando llegue, por sorpresa, sean dos o tres escenas y ya. A otra cosa¡±, cuenta con los ojos soltando las chispas que emite su cerebro.
Hay un personaje detr¨¢s del que Chattam est¨¢ c¨®modo, casi una m¨¢scara. ¡°Dej¨¦ el policial puro y duro tras la Trilog¨ªa del mal (la serie con la que empez¨® y con la que se lanz¨® a la fama) porque no quer¨ªa hacer una serie de 15 libros, todo tan redundante. Cambi¨¦ al fant¨¢stico y triunf¨¦. Ahora con el terror y esta mezcla, tambi¨¦n¡±, cuenta un escritor que ya no se puede esconder tras el pseud¨®nimo pero que lo sigue usando. ¡°Me gusta porque me permite separar. Cuando entrego un libro, cuando hablo con los lectores, soy Chattam. En casa, soy Maxime¡±.
No tengo presi¨®n porque tengo muchas ideas y el ¨¦xito me da libertad
La mayor¨ªa de los personajes de Chattam no terminan bien. ?Por qu¨¦? ¡°Los maltrato, mueren, porque el mundo es cruel¡±, contesta. Amante de Stephen King - ¡°sus personajes no son h¨¦roes, son muy cre¨ªbles¡±- y de Lovecraft - ¡°¨¦l supo llevar el terror m¨¢s all¨¢ de lo cotidiano, a lo monstruoso¡±- tampoco esperen finales amables, ni soluciones sencillas dentro del plano de lo cre¨ªble. ?Qu¨¦ pacto tiene firmado con sus lectores? ¡°Todo esto no funciona si los personajes no son cre¨ªbles. Pero si lo son, se puede creer la historia, aunque sea fant¨¢stica. Esto es lo que doy a mis lectores¡±, resume.
Hay algo en La se?al de teor¨ªa de la conspiraci¨®n que nos lleva directamente a nuestra vida, nuestro desarrollo, el mundo tecnol¨®gico en el que vivimos. ¡°Ante todos estos avances¡±, asegura se?alando un tel¨¦fono que est¨¢ encima de la mesa, ¡°yo me pregunto: ?Esto es comunicaci¨®n? ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite? Mi oficio es tambi¨¦n hacer preguntas. S¨¦ que una historia es buena cuando me permite plantear otras cuestiones¡±.
Due?o de un m¨¦todo de trabajo obsesivo, Chattam va rellenando fichas con cada idea, planos con cada personaje, hasta que los relaciona, surge un nexo. ¡°Es un equilibrio entre los temas y los protagonistas, siempre pensando en que la historia avance¡±, insiste consciente de lo que alimenta su maquinaria. Antes de encontrar a su mujer, cuenta, solo viv¨ªa para escribir, siete d¨ªas a la semana, sin parar. Ahora, a pesar del cambio de ritmo, pasa los dos ¨²ltimos meses antes de entregar cada novela en una especie de trance, durmiendo poco, trabajando a destajo, sin esperar a una inspiraci¨®n en la que no cree.
Tras la promoci¨®n de la novela ha vuelto a su casa en las afueras de Par¨ªs -¡°una gran casa, no exactamente un castillo¡±, asegura desmintiendo en parte una de las leyendas que lo rodean- a su despacho, un lugar lleno de objetos tra¨ªdos de todo el mundo, desde momias de Egipto a trozos de meteorito, cr¨¢neos y otras rarezas. Y all¨ª volver¨¢ a dejar que la ficci¨®n se apropie de su cabeza y se d¨¦ una barra libre.
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