Del embarazo y sus incertidumbres
Habla del miedo a adoptar una responsabilidad que les cambiar¨¢ la vida y refleja lo que puede ocurrir en una pareja en un embarazo no deseado
Recuerdo en los ¨²ltimos a?os haber visto numerosas pel¨ªculas catalanas (cuya procedencia es identificable por muchas cosas, no solo por el idioma), especialmente mimadas por la critica, rodadas con presupuestos posibilistas, con vocaci¨®n intimista, empe?adas en retratar esa cosa m¨¢s abstracta que transparente denominada la vida misma. Y no hay muchas que me hayan dejado perdurable huella. Me gust¨® mucho En la ciudad, de Cesc Gay, aquella cr¨®nica tan inquietante de las complicadas relaciones entre una pandilla de amigos. Y tambi¨¦n eran sutiles, ins¨®litas, perturbadoras y tragic¨®micas las historias que desarrollaba Gay en Una pistola en cada mano. Me interesa la turbiedad moral, el tono bronco, el soterrado lirismo del cine de Agust¨ª Villaronga. Y era sorprendente, compleja e inteligente la primera pel¨ªcula de la directora Mar Coll Tres d¨ªas con la familia. El resto de ese cine se ha difuminado en mi memoria o me aparece un rictus en el careto al recordarlo.
LOS D?AS QUE VENDR?N
Direcci¨®n: Carlos Marques-Marcet.
Int¨¦rpretes: Mar¨ªa Rodr¨ªguez Soto, David Verdaguer, Albert Prat, .
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 95 minutos.
El planteamiento de Los d¨ªas que vendr¨¢n es ins¨®lito por variadas razones. Refleja lo que puede ocurrir en una pareja desde el momento en que aparece un embarazo no deseado especialmente, la decisi¨®n de seguir adelante y el parto despu¨¦s de nueve meses en los que su relaci¨®n ha atravesado varias fases, algunas de ellas nada gratas. Y ocurre que los protagonistas, Mar¨ªa Rodr¨ªguez Soto y David Verdaguer, son pareja en la vida real. Y ocurre que a lo largo de cinco meses de ese embarazo la c¨¢mara del director ha filmado muchas veces a la mujer y a su compa?ero. Deduzco que hay pocas concesiones a la ficci¨®n en lo que veo y escucho. Y lo sigo con relativo inter¨¦s.
Habla del miedo inicial a adoptar una responsabilidad que les cambiar¨¢ la vida, de la comprensible tentaci¨®n de abortar, de la transformaci¨®n f¨ªsica y an¨ªmica que impone el embarazo, de simas, sospechas y tensiones que aparecen en una relaci¨®n que parec¨ªa funcionar, de la aparici¨®n de las preocupaciones laborales que impone la criatura que va a nacer, de bajones an¨ªmicos y discusiones fuertes que antes eran improbables, de plantearse la separaci¨®n aunque el amor no haya muerto, de batallas orales y gestos de agravio o incomprensi¨®n que hacen da?o, del inmenso valor terap¨¦utico y sentimental para la agobiada embarazada al recibir una cinta de v¨ªdeo que contiene im¨¢genes del estado f¨ªsico y an¨ªmico de su madre cuando la pari¨®.
Soy testigo hasta cierto punto de esas experiencias ¨ªntimas bien contadas, pero en ning¨²n momento me embriaga esa experiencia, me conmuevo con los sentimientos que refleja, me meto en ella. Observo desde la distancia aunque todo lo que refleja parezca muy real. Igual el problema es m¨ªo. No he tenido hijos, no he vivido esas situaciones. Los espectadores que conozcan la maternidad y la paternidad tal vez se sientan muy identificados con las situaciones y las reacciones emocionales que plasma Los d¨ªas que vendr¨¢n.?
La dirige Carlos Marqu¨¦s-Marcet, autor de 10.000 km, que contaba la relaci¨®n de una pareja a trav¨¦s de Internet, ya que han tenido que separarse por razones de trabajo. Puede imaginar que el tema de la comunicaci¨®n a trav¨¦s de maquinas me puso de los nervios. Y adem¨¢s, esos modernos me ca¨ªan fatal. A la ni?ita que nace al final de Los d¨ªas que vendr¨¢n le deseo lo mejor.
Babelia
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