Gana una interesante pel¨ªcula coreana en un Cannes salvable
'Parasite', de Bong Joon-ho, no me entusiasma, pero me parece inquietante. Banderas siempre ha dado lo mejor de su talento en el cine de Almod¨®var
Tuvo mala suerte el director coreano Bong Joon-ho ante la decisi¨®n de los programadores del festival de que su pel¨ªcula Parasite se exhibiera en la misma jornada que ?rase una vez¡ en Hollywood. Debi¨® de sentirse como el patito feo al constatar que el exclusivo inter¨¦s de todos los medios de comunicaci¨®n se volcaba, c¨®mo no, en mimar hasta el delirio a ese director con estatus y atributos de gran estrella llamado Quentin Tarantino. Hay algo de justicia po¨¦tica en que al desdichado coreano no le hici¨¦ramos ni pu?etero caso, esperando todo Cristo una nueva genialidad de Tarantino, que solo alumbr¨® algo tan mediocre como carente de gracia, y que al gran marginado el jurado que presid¨ªa I?¨¢rritu le haya premiado con la parte del le¨®n, con esa Palma de Oro tan codiciada.
Bong Joon-ho disfruta de un cr¨¦dito ilimitado entre la cr¨ªtica de cine. Es el autor, entre otras, de Memories of Murder, en la cual parece ser que se inspir¨® Alberto Rodr¨ªguez para la excelente La isla m¨ªnima y sospecho que Nic Pizzolatto, cuando cre¨® la primera magistral temporada de la serie True detective, igualmente conoc¨ªa la pel¨ªcula del director coreano. Recuerdo haber visto otras entregas de Bong Joon-ho, The Host, que iba de un monstruo, y Mother, pero a diferencia del amor que le profesan a ese cine los que se dedican al mismo oficio que yo, no me dejaron perdurable huella. Raro que es uno. Y Parasite tampoco me entusiasma, pero me parece inquietante. Es dif¨ªcil prever lo que va a ocurrir con esa intrigante familia que se busca la vida introduci¨¦ndose sibilinamente y poni¨¦ndose aparentemente al servicio para m¨²ltiples labores de otra familia muy rica. Posee toques de comedia rara y un lado tortuoso que resulta cre¨ªble y entretenido.
Y todos los pron¨®sticos se han ido al infierno al arrebatarle el coreano el gran pastel a Pedro Almod¨®var, cuya Dolor y gloria hab¨ªa colocado a punto de orgasmo a la cr¨ªtica francesa y a la internacional, algo que la espa?ola ya hab¨ªa sentido cuando se estren¨® esta pel¨ªcula hace un par de meses en nuestro pa¨ªs. El consuelo es que han galardonado a Antonio Banderas con el premio de interpretaci¨®n masculina. Creo que Banderas, actor cuya trayectoria en Hollywood respeto, siempre ha dado lo mejor de su talento en el cine de Almod¨®var. Estaba magn¨ªfico en ?tame. Imagino que en Dolor y gloria ha trabajado con inmenso celo su papel y que ha transmitido fielmente lo que deseaba Almod¨®var, cuya personalidad es reconocible en ese director de cine acorralado por el miedo, los recuerdos, el sufrimiento ¨ªntimo y tambi¨¦n f¨ªsico, la soledad, la sequ¨ªa creativa y los remedios qu¨ªmicos que ayuden a soportar el dolor. Probablemente Banderas haya recreado ejemplarmente su realidad y su alma. Mi problema es que me da igual, la historia central me sigue oliendo a ¨¦nfasis, impostura y c¨¢lculo. Algo que no me ocurre con otras partes de la pel¨ªcula, como el perturbador retrato de la infancia y los personajes de la madre joven y anciana.
Entre el resto de premios me alegran los que les han ca¨ªdo, muy merecidos a mi juicio, a la pel¨ªcula francesa Los miserables, cr¨®nica tan dura como veraz de las violentas revueltas de los adolescentes de la desamparada banlieu parisina y la impotencia de la polic¨ªa ante una crisis perpetua, y al penetrante y angustioso retrato que hacen los hermanos Dardenne de un fanatizado ni?o belga y potencial terrorista en El joven Ahmed. Los dem¨¢s galardones creo que no van a dejar huella en mi memoria cin¨¦fila. Y como casi siempre, se largan de vac¨ªo las pel¨ªculas que m¨¢s me han gustado. Son A Hidden Life, de Terrence Malick, Sorry We Missed You, de Ken Loach, y El traidor, de Marco Bellocchio. Cuando se estrene todo lo que hemos visto (aunque dudo que una parte notable encuentre distribuci¨®n) en un Cannes aceptable ¡ªlos dos ¨²ltimos hab¨ªan sido peor que gris¨¢ceos¡ª podr¨¢n juzgar ustedes mismos.
Babelia
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