?Sorprendente Pamplona!

Pamplona es una caja de sorpresas.

La primera, la salida a hombros del novillero mexicano Diego San Rom¨¢n, valent¨ªsimo y muy dispuesto, pero por debajo de la movilidad del tercero de la tarde; segundo sorpresa: la vuelta al ruedo a este novillo, que acudi¨® al caballo con la cara alta, se doli¨® en banderillas y fue pronto en la muleta. A pesar de ello, el presidente estuvo r¨¢pido a la hora de mostrar el pa?uelo azul.

La tercera -anecd¨®tica, pero sorpresa- fue el costalazo inicial de uno de los alguacilillos, habituales protagonistas de emocionantes carreras a lomos de sus briosos corceles; ayer, la vuelta al ruedo fue m¨¢s templada, uno de los caballos se encabrito y no par¨® hasta que el jinete cay¨® a la arena, eso s¨ª, muy suavemente, desliz¨¢ndose a c¨¢mara lenta por el lomo, pero el hombre qued¨® en una postura poco edificante.

Y la cuarta: el p¨²blico navarro, que casi llen¨® los tendidos en esta novillada inaugural, dedic¨® una cerrada ovaci¨®n en el arrastre al segundo novillo, el de menos clase de la tarde, el m¨¢s violento, ¨¢spero y bronco. La raz¨®n de tan extra?o homenaje la sabr¨¢ San Ferm¨ªn.

Total, que Diego San Rom¨¢n pase¨® tan contento las dos orejas y luci¨® una sonrisa de oreja a oreja mientras traspasaba la puerta grande a hombros del caballero que vende las ¡®ricas almendras saladas¡¯ en todas las plazas importantes de este pa¨ªs. (Tampoco se sabe a qui¨¦n le dejar¨ªa el canasto).

San Rom¨¢n es un valiente a carta cabal y su actitud ante la cara del toro es encomiable. Se planta con firmeza, aguanta las miradas poco amistosas y parece sentirse c¨®modo cerca de los pitones. Su toreo, no obstante, es m¨¢s bullanguero que profundo, y sus circulares invertidos fueron m¨¢s vistosos que art¨ªsticos. Pero mat¨® de una estocada y el se?or del palco sac¨® los pa?uelos como si le quemaran en las manos.

Ciertamente, se esperaba m¨¢s de Francisco de Manuel, l¨ªder del escalaf¨®n, veterano ya entre sus compa?eros, que se enfrent¨®, primero, a un novillo con pocas gotas de clase, manso y deslucido en el tercio final, con el que no dijo nada estimable como torero con futuro. Como no era toro de carril, no hubo diestro heroico y artista, lo cual es norma de la modernidad pero impropio de quien pretenda ser figura. Comenz¨® con dos pases cambiados por la espalda ante el cuarto, que se movi¨® m¨¢s, y tampoco dijo nada. Y acab¨® su labor con un aviso y siete descabellos que sonaron como siete pu?ales en sus ilusiones.

Mala suerte tuvo Antonio Grande con su lote, el m¨¢s deslucido del festejo. El primero, el que recibi¨® el inmerecido aplauso del respetable, era violento y bronco en demas¨ªa; y el quinto, blando y muy mermado f¨ªsicamente por una extra?a lesi¨®n en las patas. A pesar de todo, el novillero pas¨® muy desapercibido, lo cual no es nada bueno.

Por cierto, los tres novilleros acabaron sus segundas faenas con horrendas manoletinas. ?Nadie les va a decir que ese pase es el colof¨®n a una gran faena y no el remedio ¨²ltimo para una actuaci¨®n olvidable?

La corrida de hoy. Espect¨¢culo de rejoneo. Toros despuntados de El Capea, para Hermoso de Mendoza, Leonardo Hern¨¢ndez y Roberto Armend¨¢riz.