¡®Parch¨ªs¡¯: ni?os que vuelan en ¡®jet¡¯ privado y destrozan hoteles
El nuevo documental de Netflix retrata los a?os salvajes del grupo infantil de los ochenta
En alg¨²n momento de septiembre de 1977, uno de los responsables de Discos Belter, una compa?¨ªa discogr¨¢fica en horas bajas dedicada a producir a fen¨®menos televisivos ligados a la canci¨®n espa?ola ya en declive, estaba viendo Esta noche fiesta. Acababan de actuar Enrique y Ana, d¨²o incorrect¨ªsimo en los tiempos que corren, pues estaba formado por una ni?a de ocho a?os y un veintea?ero, y el p¨²blico hab¨ªa enloquecido. El tipo de Belter debi¨® asentir con la cabeza y decirse: "Ni?os. Eso es". Y lo siguiente que ocurri¨® es que mand¨® publicar anuncios en todos los peri¨®dicos buscando ni?os de entre ocho y 12 a?os para grabar unas canciones. Deb¨ªan ser guapos, simp¨¢ticos, y cantar y bailar bien.
As¨ª nac¨ªa un fen¨®meno mundial llamado Parch¨ªs. Iba a cobrarse sus v¨ªctimas, por supuesto, pero sobre todo iba a poner un espejo ante la infinita avaricia de un pa¨ªs que explota aquello que brilla hasta que deja de brillar. En 1979 cinco ni?os en Espa?a dejaron de ser ni?os y se convirtieron en una m¨¢quina de hacer dinero. Tino, Yolanda, Gemma, ?scar y David. Vendieron 14 millones de discos en todo el mundo de los que pr¨¢cticamente no vieron un c¨¦ntimo. Si estaban en M¨¦xico, en Argentina, o en Per¨², y quer¨ªan llamar a casa, lo hac¨ªan una vez a la semana y a cobro revertido. Llamaban a uno de los padres, y ¨¦l llamaba a los dem¨¢s. Mientras alguien en Belter se frotaba las manos.
Los ingredientes son los de un cuento de terror medi¨¢tico. "Que lo m¨¢s brutal de tu vida te pase a los 14 a?os es de locos", dice Tino en un momento determinado de Parch¨ªs. El documental, que acaba de estrenarse en Netflix. En otro, es el m¨¢s tarde director Joaqu¨ªn Oristrell, que actu¨® de tutor de los chicos ¨Cevitando males mayores¨C, quien asegura que los chicos han sido unos campeones "en sobrevivir a Parch¨ªs". Porque de "lo que cre¨ªmos iba a ser un trabajo de tres o cuatro meses", grabar un disco de 25 canciones infantiles para "probar suerte", se pas¨® a una locura mundial: llegaron a actuar en el Estadio Azteca ante 100.000 personas.
"Yo me pas¨¦ las primeras dos canciones llorando", relata Frank D¨ªaz, el chico pelirrojo que sustituy¨® a ?scar Ferrer cuando ¨¦ste, que era el m¨¢s peque?o, no pudo m¨¢s. La madre de Ferrer era la ¨²nica que viajaba con ellos y contaba a su vuelta todo lo que ocurr¨ªa. C¨®mo se les explotaba (rodaban una pel¨ªcula por la ma?ana, y por la tarde ten¨ªan dos actuaciones en un circo) y c¨®mo nadie estaba viendo un c¨¦ntimo de aquella explotaci¨®n. "Pod¨ªa ser tu cumplea?os y nadie te dec¨ªa nada en el avi¨®n", recuerda Yolanda. Pero eso a los padres que hab¨ªa en Espa?a no parec¨ªa importarles. Para ellos, los ni?os estaban haciendo algo ¨²nico, y cualquier cr¨ªtica molestaba. Solo a la madre de Ferrer. Belter presion¨® para que saliera.
Ya antes de ir a Am¨¦rica, su vida hab¨ªa dado un vuelco en Espa?a. Pasaban meses de gira y cuando volv¨ªan al colegio, a Barcelona, no ten¨ªan amigos. "Fue salir la segunda vez en Aplauso y empezar a tener vestuario a medida", recuerda Yolanda. A Gemma, el director de su escuela la hac¨ªa subirse a una silla, clase por clase, y les dec¨ªa a los dem¨¢s: "Miradla, que esta noche saldr¨¢ en televisi¨®n". "Con 10 a?os no sab¨ªamos qu¨¦ significa la palabra ¨¦xito", dice David. Y es cierto, cuando les preguntan en las entrevistas, no saben qu¨¦ contestar. Son ni?os.
Pero ni?os que viajan en jets privados ¨Cesto cuando entra en juego el productor Jorge Berlanga, en M¨¦xico, un empresario que ven¨ªa "del f¨²tbol, amigo de Maradona"¨C y que destrozan habitaciones de hotel, porque la sensaci¨®n era la de que "no hab¨ªa l¨ªmites". Viajaban sin adultos. Eran ellos los adultos. Compet¨ªan a ver qui¨¦n robaba m¨¢s souvenires en las tiendas. Tiraban sillas por el balc¨®n. Eran estrellas sin saber en qu¨¦ consist¨ªa ser una estrella. El manager, Antoni Plana, dice que solo quer¨ªa que se divirtiesen, "que no vieran aquello como un trabajo". Y conforme empezaron a cumplir a?os, tambi¨¦n empezaron a experimentar entre ellos. Pasaban tanto tiempo juntos que, evidentemente, sus primeras historias de amor fueron entre ellos.
"Todo era una burbuja, era nuestra burbuja, y ah¨ª viv¨ªamos", sentencia Yolanda Ventura, en un momento del documental. Eran ni?os aislados que solo cre¨ªan poder encajar con otros ni?os como ellos, porque, ?de qu¨¦ iban a hablar con un ni?o que no hab¨ªa actuado en el Madison Square Garden? Eso explica la sinton¨ªa que se dio entre los cinco y los miembros de Timbiriche, la banda mexicana que surgi¨® como contrapartida a Parch¨ªs, en el momento en que empezaron a triunfar en M¨¦xico. Una jovenc¨ªsima Paulina Rubio ¨Calrededor de 12 a?os¨C se enamor¨® perdidamente de David, el dado de Parch¨ªs, y eso motiv¨® que m¨¢s que como enemigos, se vieran como una gran familia. Para entonces Belter hab¨ªa ganado mucho m¨¢s de lo invertido, que tambi¨¦n hab¨ªa sido mucho.
Porque no les bast¨® con llenar la televisi¨®n de anuncios, el jefe de ventas de la discogr¨¢fica, Salvador Fenollar, admite que se compraba a presentadores. "Yo recib¨ªa 500.000 pesetas al mes que iba repartiendo en cheques ", dice. Lleg¨® a firmar "un cheque de un mill¨®n de pesetas" para un presentador. No se reparaba en gastos cuando se trataba de comprar a quien pod¨ªa hacer que aquello no dejara de crecer. Hasta que dej¨® de crecer. Surgi¨® la oportunidad de viajar a Estados Unidos y convertirse en estrellas Disney ¨Ciban a pasar un a?o all¨ª form¨¢ndose¨C, pero uno de ellos, Tino, el mayor, no quer¨ªa. Hab¨ªa cumplido los 16 y "el traje rojo me oprim¨ªa", dice. Quer¨ªa su propia carrera en solitario. La tuvo. Al tercer disco, con mili de por medio, se acab¨®.
El sue?o no lleg¨® a convertirse en pesadilla, por fortuna, y pese al descontrol en el que viv¨ªan los chicos, sobre todo durante los primeros a?os. "Por supuesto, las ni?as eran muy monas, y hab¨ªa fiestas, y hab¨ªa se?ores mayores intentando cosas, ten¨ªas que ir apartando los moscardones", relata una de las implicadas. Eso s¨ª, Tino "empez¨® a tener relaciones de forma prematura", dice Oristrell, y en algunos casos no con ni?as sino con "mam¨¢s". "A veces volv¨ªa a la habitaci¨®n y se encontraba a una dentro del armario", recuerda Yolanda. Para entonces ya hab¨ªan protagonizado siete pel¨ªculas en tres a?os, a este y el otro lado del charco, donde, dice Gemma, "nos sent¨ªamos los Beatles".
El tablero lo rompieron, desesperados, los de Belter, al descubrir que contra Disney no pod¨ªan luchar. A la vuelta de los chicos de M¨¦xico ¨Cya habiendo sustituido a Tino, que hab¨ªa iniciado su carrera en solitario¨C la compa?¨ªa se hab¨ªa declarado en quiebra fraudulenta, ahorr¨¢ndose los cientos de miles de pesetas que les deb¨ªan. El aterrizaje en la realidad fue en todos los casos forzoso. No se habla lo suficiente de ¨¦l pero se intuye. Algunos, como Tino, el l¨ªder, a quien todos dejaron de hablar despu¨¦s de su traici¨®n ¨Cel accidente que le cost¨® un brazo les volver¨ªa a reunir¨C querr¨ªan incluso no haber formado nunca parte de Parch¨ªs. En un momento dado, Oristrell asegura que los ni?os eran "los ni?os de El se?or de las moscas". Se comportaban como adultos ego¨ªstas y salvajes. Pero, ?acaso ten¨ªan otro ejemplo a su alrededor?
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