El mecenas alem¨¢n que adopt¨® a Espa?a como patria
El empresario Hans Rudolf Gernstenmaier busca un destino para su colecci¨®n de 115 obras, tras donar 11 pinturas al Prado
De peque?o so?aba con ganarse la vida como jardinero. Pero su af¨¢n de aventura y de independencia, m¨¢s all¨¢ del cerrado c¨ªrculo de su Hamburgo natal animaron a Hans Rudolf Gernstenmaier (84 a?os, Rodolfo para sus amigos) a emprender en 1962 un viaje a Espa?a que cambi¨® su vida para siempre. Lleg¨® a Calella (Barcelona) con 1.000 pesetas en el bolsillo y a los dos meses viaj¨® a Madrid, la ciudad en la que nada m¨¢s llegar sinti¨® que ser¨ªa su casa, en la que instal¨® su domicilio definitivo y en la que asegura que terminar¨¢ sus d¨ªas.
A trav¨¦s de la colonia alemana consigui¨® contactos con las grandes firmas automovil¨ªsticas de su pa¨ªs de origen (Mercedes, Volkswagen, BMW) y mont¨® en 1964 su propia empresa de suministros de recambios (Gernstenmaier S. A.) con la que lleg¨® a tener 150 empleados y 30 sucursales por el territorio espa?ol. Vendi¨® la compa?¨ªa en el a?o 2000 y desde entonces se ha podido entregar a las dos grandes pasiones de su vida: la jardiner¨ªa y el coleccionismo de arte. Esta semana ha sido noticia por donar al Museo del Prado 11 pinturas de los artistas m¨¢s importantes de finales del XIX y comienzos del XX y de los que la pinacoteca, que carece de presupuesto para compras, tiene grandes carencias. Son obras de Joaqu¨ªn Sorolla, Aureliano de Beruete, Agust¨ªn de Riancho, Dar¨ªo de Regoyos, Juan de Echeverr¨ªa, Hermen Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga y Joaqu¨ªn Mir. Dos d¨ªas despu¨¦s de la ceremonia de entrega de sus pinturas, Rudolf Gernstenmaier es la viva estampa de la felicidad. ¡°No tengo m¨¢s que agradecimiento por este pa¨ªs. Espa?a me ha dado todo. Esta es mi patria. Lo m¨ªo es una peque?a contribuci¨®n al gran cari?o que he sentido desde que atraves¨¦ los Pirineos¡±.
Su vivienda madrile?a en el distrito de Chamart¨ªn es un museo en el que conviven en armon¨ªa, a veces estrechamente, las pinturas de artistas espa?oles y las obras flamencas con las que inici¨® su colecci¨®n con las primeras 5.000 pesetas que gan¨®. Ahora posee m¨¢s de 115 obras. De sonrisa f¨¢cil, ojos azules brillantes siempre atentos y un perfecto espa?ol, cuenta que viene de una familia modesta. Es hijo ¨²nico de padre trabajador de la construcci¨®n y madre ama de casa, de manera que su gusto por el arte lo ha adquirido de manera autodidacta. Mirando y disfrutando. Asegura que nunca ha comprado para especular y que solo se ha guiado por su gusto, intuici¨®n y cari?o por las pinturas.
Ni pol¨ªtica ni religi¨®n
Recuerda que cuando decidi¨® marcharse de Hamburgo buscaba independencia y poder comunicarse. ¡°Ya sabe c¨®mo somos los alemanes: poco expresivos. Yo necesitaba estar con gente hasta el punto de que a veces me acercaba a la estaci¨®n central de trenes solo para ver las multitudes, como si necesitara compa?¨ªa y expresarme con la gente¡±.
Artistas en la frontera
La divisi¨®n de las colecciones entre los museos Reina Sof¨ªa y del Prado ha estado marcada por la fecha del nacimiento de Pablo Ruiz Picasso (1881). As¨ª se decidi¨® en un real decreto de 17 de marzo de 1995, lo que ha afectado de lleno a la obra de los artistas nacidos a finales del XIX. La decisi¨®n se modific¨® por acuerdo entre ambos museos en 2016. Mientras tanto, un importante n¨²cleo de obras qued¨® en terreno de nadie; lo que es peor, hubo escasas compras estatales. En el Prado, porque el presupuesto para adquisiciones ha sido siempre tan exiguo que a d¨ªa de hoy es de cero euros. Y en el Reina Sof¨ªa porque ha centrado sus compras en el arte m¨¢s contempor¨¢neo y algo en el de comienzos del siglo XX. Los coleccionistas particulares, en cambio, aprovecharon para enriquecer sus colecciones sin desembolsos de esc¨¢ndalo.
De los artistas representados en la donaci¨®n Gernstenmaier, solo tres estaban ya incorporados al Museo del Prado: Joaqu¨ªn Sorolla, Aureliano de Beruete y Agust¨ªn de Riancho. El Prado posee una veintena de telas de Sorolla, pero no contaba con ning¨²n retrato de la d¨¦cada final de su pintura, una laguna ahora subsanada con la bell¨ªsima imagen de Ella J. Seligmann, esposa de un gran marchante y anticuario parisino. Respecto a Beruete, el museo presume de contar con un gran conjunto de sus obras, pero carec¨ªa de alguno de sus extraordinarios paisajes alpinos, un hueco que ahora se cubre con Grindelwald (1907). La donaci¨®n incorpora adem¨¢s, nuevas firmas para el Prado con cuadros de Dar¨ªo de Regoyos, Juan de Echeverr¨ªa, Hermen Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga y Joaqu¨ªn Mir.
En su casa, los padres no tomaron a mal su decisi¨®n de alejarse de su pa¨ªs. O, al menos, no lo expresaron. Solo recuerda que su madre le aconsej¨® que nunca hablara de pol¨ªtica ni de religi¨®n. Gracias a ese consejo, asegura que nunca tuvo ning¨²n problema en la Espa?a franquista en la que aterriz¨®. ¡°Piense que yo nac¨ª en 1934, con el nacionalsocialismo en el poder. Antes de tener a?os suficientes, me apuntaron en las juventudes hitlerianas. Era un ni?o muy peque?o y odiaba todo aquello. El miedo estaba por todas partes¡±, dice con una mueca de disgusto y dolor al rememorar aquellos tiempos.
El Madrid de los sesenta no le deslumbr¨® por su belleza. Pero r¨¢pidamente hizo ¡°un porr¨®n de amigos¡± porque la gente era simp¨¢tica, abierta. Muy de entrar y salir. Entre aquellas primeras amistades se encontraba Leoncio Fern¨¢ndez Vallejo, quien junto a las conservadoras Marisa Oropesa y Mar¨ªa Toral han contribuido a que la donaci¨®n fuera posible despu¨¦s de cuatro a?os de conversaciones con Javier Bar¨®n, jefe de Conservaci¨®n de Pintura del siglo XIX del Museo del Prado.
Amante de los bodegones
La mayor parte de las pinturas que atesora y que cambia sorpresivamente de emplazamiento para pasmo de las conservadoras son paisajes, bodegones y retratos. ¡°En la d¨¦cada de los setenta, en el paseo del Prado hab¨ªa m¨¢s de 30 anticuarios. Ahora creo que no sobrevive ninguno por esa calle. Encontrabas aut¨¦nticas joyas de los pintores del XIX que siempre me apasionaron, pero tambi¨¦n telas de Goya, por poner un ejemplo¡±. Despu¨¦s ha seguido comprando en anticuarios en Espa?a y en el resto de Europa y tambi¨¦n en subastas o a familias que conocedoras de su inter¨¦s le iban ofreciendo cuadros que conservaban en sus hogares. Asegura que nunca se ha sentido estafado ni ha querido revender.
No le gusta hablar de cifras y declina responder a una posible valoraci¨®n econ¨®mica de la colecci¨®n. La misma actitud mantiene ante el precio que podr¨ªan tener en el mercado las 11 pinturas que ha regalado al Museo del Prado.
?Recuerda la primera vez que visit¨® el Prado? Gernstenmaier responde con un bufido y a?ade que no. ¡°Solo s¨¦ que me qued¨¦ muy impresionado y he ido una y otra vez. Me apunt¨¦ a la Asociaci¨®n de Amigos del Museo para colaborar en lo que pudiera y disponer de un pase para ir cada vez que me apeteciera. Creo de verdad que es uno de los mejores museos del mundo. El conjunto que forma junto al Thyssen y al Reina Sof¨ªa es una joya que no se encuentra en ning¨²n otro lugar del mundo. Incomparable¡±.
Una gran parte de las obras se encuentra en su casa de Madrid y el resto, en la finca que posee en El Boalo, el lugar al que cada vez que puede se escapa para disfrutar de su primera vocaci¨®n: la jardiner¨ªa. ¡°Me gusta usar la cabeza, pero me resulta imprescindible que mis manos escarben en la tierra¡±.
Sobre los planes que tiene para la colecci¨®n Gernstenmaier prefiere ser discreto y recuerda que ya ha hecho 75 exposiciones en Espa?a y en el extranjero de manera gratuita. A cambio, solo pide que se publique un cat¨¢logo. Hace tiempo pens¨® en hacer una fundaci¨®n en Sig¨¹enza (Guadalajara), pero lo descart¨® porque ¨¦l prefiere seguir viajando sin ataduras. Ha tenido ofertas para ubicarla en Toledo, C¨¢ceres o Tenerife; la distancia le frena.
?Est¨¢ pensando en una nueva donaci¨®n al Museo del Prado? El mecenas sonr¨ªe antes de responder. ¡°Voy a cumplir 85 a?os y en Hamburgo no me quedan familiares directos. Tampoco desde all¨ª ha habido ninguna instituci¨®n interesada e insisto en que mi patria es Espa?a. De momento vamos a seguir con las exposiciones y los pr¨¦stamos. Mi ¨²ltima adquisici¨®n, una vista de la iglesia de San Gin¨¦s de Madrid de Mariano Fortuny viaja ahora a Venecia. Lo dem¨¢s ya iremos viendo¡±.
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