El libro que cambi¨® la fotograf¨ªa espa?ola
Hace 30 a?os se public¨® ¡®Espa?a oculta¡¯, la obra que catapult¨® a Cristina Garc¨ªa Rodero con im¨¢genes de un mundo rural a punto de extinguirse. EL PA?S re¨²ne a la autora y al editor que apost¨® por ella
1989 fue el a?o 0. A finales de mayo, la editorial Lunwerg public¨® Espa?a oculta, el libro de una fot¨®grafa poco conocida, Cristina Garc¨ªa Rodero (Puertollano, 1949). Eran 126 fotograf¨ªas que le hab¨ªan "costado 15 a?os de trabajo", recuerda su autora. Una obra que la catapult¨® en Espa?a y Europa, gracias a una exposici¨®n en el antiguo Museo de Arte Contempor¨¢neo, el premio internacional al mejor libro en los encuentros fotogr¨¢ficos de Arl¨¦s (Francia) y la atracci¨®n que ejerci¨® en la Feria del Libro de Fr¨¢ncfort. Cuando se cumplen 30 a?os de aquel boom, EL PA?S re¨²ne a la fot¨®grafa, premio Nacional, miembro desde 2009 de Magnum, con obra en la colecci¨®n de grandes museos y un centro dedicado a su trayectoria en su ciudad natal, y al entonces director general de Lunwerg, Juan Carlos Luna, para contar los entresijos de uno de los libros fundamentales de la historia de la fotograf¨ªa espa?ola. De El Colacho, en Castrillo de Murcia (Burgos), a El Zangarr¨®n de Montamarta (Zamora), Espa?a oculta document¨® las fiestas y ritos de los pueblos que reflejaban la fe m¨¢s honda y la diversi¨®n m¨¢s descarada.
Pregunta. ?C¨®mo empez¨® su trabajo?
Cristina Garc¨ªa Rodero: La beca de la Fundaci¨®n Juan March, en abril de 1973, cambi¨® mi vida. Yo ten¨ªa un proyecto, fotografiar Espa?a, en general. Empec¨¦ en octubre, pero al ver las fiestas me impresion¨®, no sab¨ªa lo que ten¨ªamos, se te pon¨ªan los pelos de punta. Hasta entonces no me hab¨ªa visto como fot¨®grafa. Aqu¨ª no llegaban libros de fotograf¨ªa, no sab¨ªa qui¨¦n era Cartier-Bresson, era una Espa?a con poqu¨ªsimas posibilidades de exponer... Me fui encontrando compa?eros por el camino, habl¨¢bamos de nuestras ilusiones y quiz¨¢s la m¨¢s cabezota y resistente fui yo. Despu¨¦s me ofrecieron un trabajo como profesora en la Escuela de Arte y Oficios de Madrid y me fui pagando el equipo y mis gastos.
P. Y se ech¨® a la carretera.
R. Lo hac¨ªa los fines de semana, en puentes y vacaciones. Mi madre sufr¨ªa mucho cada vez que me iba: 'Hija, ?por qu¨¦ te sacrificas tanto?'. Se iban perdiendo las fiestas populares y no interesaba el tipo de fotograf¨ªa que yo hac¨ªa, hab¨ªa que estar a lo que hac¨ªa Europa, ser modernos. Pero era testigo privilegiado de una Espa?a que iba a cambiar o desaparecer. Lo hac¨ªa con una mirada de cari?o y libertad. A m¨ª lo que me hace disparar es la emoci¨®n, la sorpresa, y as¨ª miraba nuestras fiestas. Luego, Juan Carlos Luna se atrevi¨®...
Juan Carlos Luna. Est¨¢bamos en los comienzos de la editorial Lunwerg, hab¨ªamos hecho Espa?a diversa, con fotos de Masats, y libros de monumentos con Onta?¨®n...
C.G.R. ?Dios m¨ªo!... eran mis referencias, m¨¢s Miserachs, Maspons, Paco G¨®mez, Cuallad¨®...
J. C. L.. Pens¨¢bamos que los libros de fotograf¨ªa ten¨ªan que ser otra cosa, no estampitas con textos, deb¨ªan ser una pel¨ªcula. Entonces Publio [L¨®pez Mond¨¦jar, fotohistoriador], al que conoc¨ªa, me propuso hacer un libro sobre la historia de la fotograf¨ªa en Espa?a y de paso me mete un rollo de que ten¨ªa que conocer a una tal Cristina¡ Y un d¨ªa me hace una encerrona.
C. G. R. ?A m¨ª Publio me hizo lo mismo! Nos lavaba el coco¡ '?tu editor es Juan Carlos!, os vais a entender', me dec¨ªa.
J. C. L. Nos cit¨® en su despacho y lleg¨® Cristina con una carpeta, empec¨¦ a verlo y casi se me cayeron las l¨¢grimas. Ning¨²n fot¨®grafo me impresion¨® tanto, no me lo pens¨¦ y dije esto sale pase lo que pase. Nos enamoramos, aunque luego hemos tenido de todo¡
¡°Tiramos a la basura la mitad del libro y tuvimos que empezar otra vez¡±, explica Juan Carlos Luna
P. ?Y el nombre de Espa?a oculta?
J. C. L. Al ver su trabajo me sali¨®... es que estaba mostrando las entra?as de Espa?a.
C. G. R. Yo no sab¨ªa cu¨¢l ponerle.
J. C. L. M¨¢s adelante fui al Ministerio de Cultura a pedir una ayuda y una se?ora muy importante me dijo: '?Una editorial de tu prestigio va a hacer este libro?'. Entonces montamos la exposici¨®n de? Madrid con Espa?a oculta e Historia de la fotograf¨ªa en Espa?a. Fue un bombazo. La gente ve¨ªa reflejado su pa¨ªs.
¡°Hablaba con los feriantes, con los mendigos¡±, recuerda la artista
C.G.R. Publio me llamaba y me dec¨ªa: ¡®Hay colas para entrar¡¯. Eran dos exposiciones que se complementaban. Adem¨¢s, el montaje era innovador, con las fotos al aire, colgando de cables. Me acuerdo de que el primer d¨ªa que di clase despu¨¦s de la inauguraci¨®n entr¨¦ en el aula y todos mis alumnos se levantaron y empezaron a aplaudir. Fue muy bonito.
P. ?Se sinti¨® compensada por tantos esfuerzos?
C.G.R. Hab¨ªan sido 15 a?os, ocho viajando sin coche porque no ten¨ªa dinero. Hay muchas an¨¦cdotas, como cuando dorm¨ª en la estaci¨®n de tren de Puente Genil (C¨®rdoba), tapada con un mapa de carreteras. Todo era lento, dif¨ªcil, pero ten¨ªa su parte buena, en los pueblos hablaba con la gente y me contaban sus historias. Hablaba con los feriantes, con los mendigos, a veces al lado de una hoguera compartiendo la comida. Y como iba con bolsos grandes me dec¨ªan, '?y usted qu¨¦ vende?'. Me pasaba d¨ªas enteros hablando con las telefonistas para que me informaran de los sitios adonde iba a ir, y al pobre que me tocaba al lado en el autob¨²s o el tren le acribillaba a preguntas: ?De qu¨¦ pueblo es? ?Y cu¨¢ndo son las fiestas bonitas?
P. El antrop¨®logo e historiador Julio Caro Baroja escribi¨® en el texto de presentaci¨®n del libro que se trataba de una "visi¨®n tradicional y popular" y que sus fotos eran "un largo curso de folclore espa?ol".?
C. G. R. Fui a verle para que me hiciera una carta de recomendaci¨®n y ense?arle mi trabajo. Fue muy generoso.
P. ?C¨®mo fue el proceso de edici¨®n y producci¨®n?
C. G. R. Llevaba sacos de rollos sin revelar. Empezamos en 1987 y el libro se public¨® en mayo de 1989. Me acostaba con las cajas de fotos, eleg¨ª unas 300 im¨¢genes y al final salieron 126.
J.C.L. Me tuve que poner serio para empezar la producci¨®n, que entonces era en bitono, no sal¨ªan los negros profundos que ella quer¨ªa, fue un dolor de cabeza, pero aprendimos mucho de Cristina.
C.G.R. Es que no era justo, las fotos en el libro no eran como yo las hab¨ªa hecho... Yo sab¨ªa lo que quer¨ªa, llevaba a?os de laboratorio.
J.C.L. Espera... me llam¨® un empleado del taller y me dice: 'Se?or Luna, ?qu¨¦ hago, me tiro por la ventana o me tomo cianuro? Yo entiendo lo que quiere esta se?orita, pero no puedo hacer m¨¢s'¡ La tecnolog¨ªa no estaba tan depurada. Hasta el d¨ªa en que, con la mitad del libro hecho, me llaman de los talleres de impresi¨®n: '?La hemos tenido que apartar de la m¨¢quina porque quer¨ªa tirarse encima! Y est¨¢ encerrada en el lavabo llorando'.
C.G.R. Es que he sido siempre muy llorona.
J.C.L. Fui corriendo, hablamos y¡ ten¨ªa raz¨®n. Probamos y conseguimos un nuevo tono de negro e imprimir en tritono. Tuvimos que tirar a la basura la mitad de libro y volver a empezar.
C.G.R. Fuera de Espa?a alabaron la impresi¨®n y Juan Carlos supo distribuirlo muy bien. En el extranjero se me sigue conociendo por este libro y me da un poco de pena porque he hecho cosas mejores¡ como Hait¨ª, con tanta fuerza.
J.C.L. En la Feria de Fr¨¢ncfort de ese a?o se corri¨® la voz, ven¨ªan editores a ver el libro. Con su formato casi cuadrado, sin pies de foto que distra¨ªan. Es un libro para disfrutar. Espa?a oculta cambi¨® la historia de la editorial Lunwerg.
P. ?Cu¨¢l fue la reacci¨®n entre los fot¨®grafos de aqu¨ª?
J.C.L. Cre¨® una envidia alucinante en varias personas. Es que hab¨ªa nacido una estrella.
C.G.R. No me preocup¨¦ de eso¡ pero es que nadie confiaba en m¨ª, se re¨ªan, dec¨ªan ¡®esta no dura m¨¢s de dos a?os, ya se cansar¨¢¡¯; adem¨¢s, como era una mujer, y con mi f¨ªsico. A muchos molest¨® y otros estaban felices. La verdad es que no esperaba ese ¨¦xito.
J.C.L. Hubo otros que intentaron hacer lo mismo que Cristina, pero no ten¨ªan su instinto ni su cabezoner¨ªa.
C.G.R. A ellos les vencieron las dificultades, a veces decides que hay que comer y abandonas. Desde ni?a me dec¨ªan 'mira que eres terca'. A¨²n hoy, cuando viajo por muchos pa¨ªses, se me acercan personas que me dicen: 'Mi afici¨®n a la fotograf¨ªa empez¨® con?Espa?a oculta'.
El fotohistoriador que hizo de celestina
El fotohistoriador Publio L¨®pez Mond¨¦jar, miembro de la Academia de Bellas Artes, fue la tercera pata que hizo posible Espa?a oculta. "Conoc¨ªa a Cristina, hab¨ªamos hecho viajes y le hab¨ªa publicado fotos de ella en una revista que yo dirig¨ªa. La verdad es que los puse en contacto y les di mucho la brasa para que se entendieran hice de celestina". Es un libro "que tiene todo su talento" y que "inaugura "una nueva ¨¦poca en la edici¨®n fotogr¨¢fica en Espa?a, a gran escala. Tambi¨¦n demostr¨® que se pod¨ªan hacer libros de autor en fotograf¨ªa".
Babelia
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