El hombre que debe reconstruir Notre Dame
Phillippe Villeneuve, arquitecto jefe de los Monumentos Hist¨®ricos, est¨¢ al frente de las obras de estabilizaci¨®n y recuperaci¨®n de la catedral incendiada hace tres meses
En la pizarra de la sala de reuniones creada en uno de los contenedores que albergan las improvisadas oficinas de los arquitectos y obreros de Notre Dame, sigue marcado el calendario de tareas de los primeros d¨ªas tras el desastre, junto a un dibujo de la estructura de la catedral g¨®tica parisina. Es el primer esquema que hizo Philippe Villeneuve nada m¨¢s realizar, como arquitecto jefe de los Monumentos Hist¨®ricos de Francia, el diagn¨®stico inicial de la situaci¨®n, cuando Notre Dame era a¨²n una mole ennegrecida por el humo del fuego que por poco no la destruy¨® por completo. Aunque solo hab¨ªan pasado unas horas desde el devastador incendio que arras¨®, la noche del 15 de abril, buena parte del templo g¨®tico en el coraz¨®n de Par¨ªs, en esos trazos r¨¢pidos Villeneuve ya perfil¨® las obras principales de apuntalamiento que, casi tres meses y medio despu¨¦s, todav¨ªa siguen en marcha. Y que, pese al ritmo acelerado que se mantiene, continuar¨¢n todav¨ªa unos cuantos meses, quiz¨¢s hasta diciembre. Mientras no haya concluido la fase de protecci¨®n y todo est¨¦ bien asegurado, Villeneuve dice que no podr¨¢ volver a dormir tranquilo, como no lo ha hecho desde el incendio. "Las b¨®vedas pueden derrumbarse a¨²n. Todav¨ªa pueden pasar cosas", comenta mientras lanza una mirada inquieta a la gran obra en que se ha convertido, otra vez, la catedral construida hace ocho siglos.
Pese a la ola de calor que azota Par¨ªs estos d¨ªas, al igual que en buena parte de Europa, las obras contin¨²an en la isla de la Cit¨¦, la antigua Lutecia, el coraz¨®n de la capital francesa. Las altas temperaturas son una preocupaci¨®n m¨¢s a a?adir a la larga lista de desvelos que acumula Villeneuve desde el 15 de abril. "Me preocupa mucho, porque la catedral ha sufrido por el fuego, y despu¨¦s por el agua de los bomberos. La mamposter¨ªa no se ha movido, los sensores no han detectado ning¨²n movimiento. Pero mi angustia es que las juntas de mamposter¨ªa, a fuerza de secarse, pierdan su cohesi¨®n y su calidad estructural y ?paf! puedan caerse. Tenemos que permanecer muy vigilantes", dice mientras muestra a un reducido grupo de periodistas extranjeros las zonas de obra en el exterior del templo.
Unos 60 obreros trabajan cada d¨ªa para reforzar los arbotantes y los pilares, entre cientos de otras tareas, mientras hasta seis robots teledirigidos se adentran en las zonas de la catedral como el crucero, donde el riesgo de nuevos hundimientos es todav¨ªa demasiado alto como para encargar a humanos la limpieza y recuperaci¨®n de los escombros. El trabajo es intenso pero lento, porque debe ser minucioso. "No es como si recogi¨¦ramos los restos con una pala y los tir¨¢ramos", se?ala Villeneuve, responsable de la catedral desde 2013. Por un lado, "porque se trata de restos arqueol¨®gicos. Y por otro, porque a la polic¨ªa le interesan para averiguar qu¨¦ caus¨® el fuego", cuyo origen sigue siendo desconocido, aunque se haya descartado una intencionalidad criminal.
Cada conjunto de escombros recuperado es minuciosamente limpiado, catalogado y almacenado en una de las tiendas instaladas en la plaza de la fachada principal de Notre Dame, all¨ª donde antes se extend¨ªan las interminables colas para visitar uno de los monumentos m¨¢s populares de Par¨ªs, de Francia y del mundo. Una imagen que tardar¨¢ a¨²n tiempo en repetirse. El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, quiere que Notre Dame reabra en cinco a?os. ?Es factible? Villeneuve se encoge de hombros. "Cinco a?os no dan para restaurar toda la catedral", responde tras una pausa y recuerda que aun antes del incendio, los planes para renovar solo la cabecera de la catedral "iban a durar 10 a?os". Lo que s¨ª se puede lograr en ese tiempo es "cerrar las b¨®vedas y limpiar y descontaminar el interior. Tambi¨¦n tendremos una cobertura, una estructura sobre la catedral. Ahora bien, ?tendremos tambi¨¦n ya una aguja? No lo s¨¦", dice en referencia a uno de los s¨ªmbolos de una pol¨¦mica cuya resoluci¨®n, subraya, no est¨¢ en sus manos: ?reconstruir fielmente la catedral o innovar?
Esa decisi¨®n la tomar¨¢n las autoridades, desde el Ministerio de Cultura al propio presidente Macron, conforme a las opciones que Villeneuve y su equipo deber¨¢n presentarles, explicando las "ventajas y desventajas" de cada posibilidad.
Pero aunque la ¨²ltima palabra sobre el proyecto no saldr¨¢ de su boca, s¨ª estar¨¢ en sus manos la consecuci¨®n de toda la obra. Un "triste privilegio", se?ala abatido este arquitecto de 56 a?os y "apasionado desde ni?o" por las iglesias, en cuyas b¨®vedas se perd¨ªa ya su mirada cuando sus padres le llevaban a misa en su ciudad natal, Boulogne-Billancourt, en las afueras de Par¨ªs.
"Es una ocasi¨®n de hacer una obra ¨²nica. Eso lo s¨¦. Pero me habr¨ªa gustado que no hubiera que hacerla", resume la tarea que tiene ante s¨ª. "Tengo la impresi¨®n de todo lo que he hecho hasta ahora fue una preparaci¨®n para esto y que debo ser el mejor, tengo que estar a la altura de los constructores de anta?o y de mis predecesores". Eso s¨ª, asegura, no dejar¨¢ "una firma" que lo inmortalice como el arquitecto que reconstruy¨® Notre Dame. El significado de la catedral, dice, es demasiado grande para gestos peque?os como ese. Al fin y al cabo, hablamos de "Notre Dame de Par¨ªs, un s¨ªmbolo hist¨®rico, un lugar de culto para muchas personas, tambi¨¦n un monumento nacional, mundial, patrimonio de la humanidad. Hay una responsabilidad grande. El monumento pasa por delante de la firma del arquitecto".?
"No estamos en Chern¨®bil¡±
Philippe Villeneuve hace un gesto de fastidio cuando oye la palabra plomo. Y la oye mucho estos ¨²ltimos d¨ªas y semanas. Desde que a primeros de junio se revelara que un ni?o residente en los alrededores de Notre Dame presentaba niveles de plomo en la sangre m¨¢s elevados de lo recomendable despu¨¦s del incendio de la catedral, la alarma no ha bajado a pesar de que el ayuntamiento y la prefectura han asegurado que no hay peligro y que no se ha dado una cascada de casos. Tanto ¨¦l como todos los que est¨¢n en la obra est¨¢n diariamente expuestos a part¨ªculas de plomo ¡ªpese a que llevan mascarillas, guantes y monos desechables¡ª y ninguno ha superado ni de lejos los niveles establecidos por ley, asegura. ¡°Para enfermarse, habr¨ªa que lamer el suelo¡± del patio de Notre Dame, ironiza Villeneuve, para quien el alarmismo resulta ¡°un tanto caricaturesco¡±. ¡°No estamos en Chern¨®bil¡±, zanja.
Babelia
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