El cuchillo, el jersey rojo y la guillotina
Christian Ranucci, condenado en 1976 por el asesinato de la ni?a Mar¨ªa Dolores Rambla, fue uno de los ¨²ltimos ejecutados en Francia. El caso sigue provocando debate
![Marc Bassets](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2F77e7b3c3-f032-4be1-9b04-8d2f44667555.png?auth=743de4a55c2711401b95c7ca3206c9372e5d2c3a6ed91cc9bf3f9d64eec6d78a&width=100&height=100&smart=true)
![Christian Ranucci, esposado en Marsella antes de un interrogatorio el 6 de junio de 1974.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BAG56S36UUMQL7I27PRZMH55SY.jpg?auth=ac8dad77b008991352f75f6e85bbd341020dcc9e486d533fd9727bbf34ea4de2&width=414)
Las ¨²ltimas palabras de Christian Ranucci se escucharon con claridad. ¡°Rehabil¨ªtenme¡±, dijo. Despu¨¦s, el verdugo apret¨® el bot¨®n y la guillotina, fr¨ªa e implacable, hizo su trabajo. La cabeza rebot¨® dos veces en el suelo de la prisi¨®n de Marsella. Eran las 4 horas y 13 minutos de la ma?ana del 28 de julio de 1976.
Christian Ranucci, un muchacho de 22 a?os condenado por el asesinato de una ni?a de ocho, fue el antepen¨²ltimo ejecutado en Francia antes de la abolici¨®n de la pena capital. El caso, que dej¨® una marca imborrable en los implicados, sigue obsesionando al pa¨ªs. Algunas inc¨®gnitas no se han despejado.
Marsella es el puerto del Mediterr¨¢neo, la ciudad donde se mezclan italianos, espa?oles, argelinos y aut¨®ctonos, la gran caldera multi¨¦tnica del sur de Francia. Los Rambla llegaron con la ola de inmigraci¨®n espa?ola de los a?os sesenta. Viv¨ªan en una barriada obrera, en una de aquellas edificaciones feas e indistintas del desarrollismo de la ¨¦poca.
El 3 de junio de 1974 por la ma?ana, Jean y Marie-Dolor¨¨s o Mar¨ªa Dolores Rambla ¡ªseis y ocho a?os, respectivamente¡ª juegan en la calle cuando aparece un autom¨®vil. El conductor aparca y sale. Les pregunta si han visto un perro negro. Les pide que le ayuden a encontrarlo.
El enigm¨¢tico hombre sugiere a Jean que busque al perro por detr¨¢s del edificio. Jean acepta, decisi¨®n que quiz¨¢ nunca se haya perdonado. El hombre se queda a solas con Mar¨ªa Dolores. Cuando Jean regresa, ni Mar¨ªa Dolores ni el hombre est¨¢n ah¨ª. El autom¨®vil tampoco.
Jean les cuenta a sus padres lo ocurrido. El coche era gris, dir¨¢ el ni?o, quiz¨¢ un Simca 1100. Comienza entonces una b¨²squeda fren¨¦tica. Terminar¨¢ dos d¨ªas despu¨¦s, con el hallazgo, en un bosque junto a una carretera a unos 20 kil¨®metros al norte de Marsella, del cad¨¢ver apu?alado de Mar¨ªa Dolores, sin rastro aparente de violencia sexual.
El d¨ªa del secuestro ocurri¨® otro incidente en la misma carretera, cerca del lugar donde se hallar¨¢ el cad¨¢ver de la ni?a. Un hombre que viaja en un Peugeot 304 gris colisiona con otro autom¨®vil al saltarse una se?al de stop. El infractor se da a la fuga.
Unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, se desv¨ªa por un camino. Aparca en un t¨²nel destinado al cultivo de champi?ones y se queda encallado. El conductor, un joven viajante de comercio llamado Christian Ranucci, pide ayuda en una casa cercana. Logran sacar el coche, pero su comportamiento despierta sospechas.
Pronto la polic¨ªa ata cabos. El hombre del autom¨®vil accidentado debe de ser el mismo que ha secuestrado y matado a Mar¨ªa Dolores Rambla. Despu¨¦s de horas de interrogatorio, Ranucci confiesa. Tres veces confesar¨¢. Una, ante los agentes. Otra, ante la juez. Y la tercera, ante los expertos psiqui¨¢tricos. Enterrado cerca del t¨²nel donde ha quedado encallado su autom¨®vil, los investigadores encuentran un cuchillo ensangrentado. Y dentro del t¨²nel descubren un jersey rojo: el famoso jersey rojo.
La pieza definitiva, adem¨¢s de la confesi¨®n, es el testimonio del matrimonio Aubert. Los Aubert llegaron al cruce donde Ranucci se salt¨® el stop poco despu¨¦s del accidente. El conductor del autom¨®vil con el que Ranucci hab¨ªa chocado les pidi¨® si pod¨ªan perseguirle para registrar su matr¨ªcula. Aceptaron y le alcanzaron unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢. Ranucci estaba aparcado en el arc¨¦n. Vieron c¨®mo sal¨ªa del autom¨®vil y se met¨ªa en el bosque donde se encontrar¨¢ el cad¨¢ver. Primero, los Aubert declararon que cargaba con un gran paquete. Despu¨¦s, que le acompa?aba una ni?a. Las contradicciones no impedir¨¢n que el testimonio resulte decisivo.
Pero todo es m¨¢s complicado. Ranucci confiesa, s¨ª. Pero m¨¢s tarde se retracta. Sostendr¨¢ que no recuerda nada de aquellas horas. Dir¨¢ que la polic¨ªa le abrum¨® con tal cantidad de pruebas que ¨¦l mismo concluy¨® que no pod¨ªa haber otro culpable que ¨¦l.
Otro elemento clave es el jersey rojo. Al confesar el crimen, Ranucci niega que le pertenezca. En todo caso le iba demasiado grande. En los d¨ªas anteriores a la desaparici¨®n de Mar¨ªa Dolores, varias personas vieron a un hombre acosando a ni?os en Marsella. El hombre conduc¨ªa un Simca 1100 y buscaba un perro negro, como el que, seg¨²n Jean Rambla, hab¨ªa secuestrado a su hermana. Un mec¨¢nico del barrio tambi¨¦n identific¨® este autom¨®vil, diferente del Peugeot de Ranucci. El sospechoso llevaba un jersey rojo.
El juicio se celebra el 9 y el 10 de marzo de 1976. Los ¨¢nimos est¨¢n caldeados tras la detenci¨®n, pocas semanas antes, de Patrick Henry, acusado de secuestrar y asesinar al ni?o Philippe Bertrand, de siete a?os. El presentador del telediario de la primera cadena pronuncia entonces una frase que quedar¨¢ grabada en la memoria colectiva. ¡°Francia tiene miedo¡±, dice. Miedo y, podr¨ªa a?adirse, sed de venganza.
Ranucci pagar¨¢ el precio de este ambiente de psicosis por la desaparici¨®n y muerte de menores. Su actitud desafiante durante el juicio tampoco le ayuda. Y surgen dudas sobre la estrategia de la defensa. Se plantea si no habr¨ªa sido preferible que Ranucci se declarase culpable y que sus abogados alegase circunstancias atenuantes. Nunca se aclar¨® el motivo, si lo hubo.
El presidente Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing rechaza el indulto. Ranucci muere decapitado el 28 de julio de 1976. En 1981, Fran?ois Mitterrand llega al poder y suprime la pena de muerte. El ministro de Justicia, Robert Badinter, menciona el caso Ranucci en su vibrante discurso por la abolici¨®n ante la Asamblea Nacional. ¡°Hay demasiados interrogantes sobre ¨¦l, y estos bastan, para toda persona apegada a la justicia, para condenar la pena de muerte¡±, afirma. La historia deja secuelas. Jean Rambla, el ni?o que vio c¨®mo secuestraban a su hermana, nunca lo super¨®. Condenado en 2008 por matar una mujer, sali¨® en libertad y en 2017 fue acusado de nuevo por otro asesinato. ¡°Desde la edad de 6 a?os no tengo futuro¡±, dijo en el primer juicio. ¡°Soy transparente¡±.
Tres pel¨ªculas y 15 libros
Desde la ejecuci¨®n del condenado, en 1976, el caso Ranucci ha inspirado tres pel¨ªculas y 15 libros. El ¨²ltimo es Affaire. Ranucci. Du doute ¨¤ la v¨¦rit¨¦ (Caso Renucci. De la duda a la verdad), del excomisario de polic¨ªa Jean-Louis Vincent. "Dig¨¢moslo sin rodeos: el estudio del dosier que encausa a Christian Ranucci no deja ninguna duda en mi esp¨ªritu; el joven es efectivamente culpable del secuestro y de la muerte de Mar¨ªa Dolores Rambla", escribe Vincent. El m¨¢s antiguo de estos libros, y el m¨¢s le¨ªdo a¨²n, es El jersey rojo, de Gilles Perrault, en un relato trepidante y una investigaci¨®n detallada que cuestiona el trabajo de la polic¨ªa y la culpabilidad de Ranucci. "Es un caso excepcional: un muchacho muy joven y uno de los ¨²ltimos ejecutados en Francia antes de la abolici¨®n de la pena de muerte", dice Perrault por tel¨¦fono. "Yo al principio pensaba que hab¨ªa una duda seria sobre la culpabilidad de Christian Ranucci. Ahora no veo c¨®mo ¨¦l podr¨ªa ser el culpable. Estoy convencido de que es un error judicial".
Sobre la firma
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