El inesperado regreso de ¡®Betty la fea¡¯
Veinte a?os despu¨¦s, la famosa telenovela de Fernando Gait¨¢n vuelve a mantener en vilo a los colombianos
Betty, notablemente transformada y con gafas nuevas, llega a la reuni¨®n. Ante la mirada incr¨¦dula de su jefe, el apuesto don Armando, se dispone a salvar la empresa donde ha sufrido todo tipo de humillaciones por su aspecto f¨ªsico a lo largo de m¨¢s un centenar de cap¨ªtulos. Esta esperada escena, emitida a comienzos de mes, mantuvo en vilo a Colombia. Tanto, que un pu?ado de clubes europeos, como el M¨®naco de la liga francesa o el N¨¢poles de la italiana, la celebraron en sus redes sociales. No parece una an¨¦cdota demasiado ex¨®tica en tiempos de streaming, Youtube, Netflix y Twitter, cuando abundan las conexiones inesperadas y estrategias digitales. Pero la escena original ocurri¨® hace dos d¨¦cadas.
Yo soy Betty, la fea fue en su momento (1999-2001) la telenovela m¨¢s exitosa de la historia de la televisi¨®n colombiana. Se vio en m¨¢s de un centenar de pa¨ªses y se le hicieron una veintena de adaptaciones internacionales, tantas que incluso gan¨® un r¨¦cord Guinness. Pero no deja de sorprender que una serie, sin HD y con una historia archiconocida, sea, una vez m¨¢s, la m¨¢s vista del pa¨ªs, al igual que durante el cambio del siglo XX al XXI, cuando fue un fen¨®meno de audiencia. ¡°Un fen¨®meno sociol¨®gico, mejor¡±, matizaba un reciente editorial del peri¨®dico El Tiempo. ¡°Betty es a¨²n hoy un cat¨¢logo de nuestros arquetipos: los clasistas, los machistas, los abnegados, los avispados, los relegados, los corruptos tienen su lugar en aquella oficina¡±.
Encarnada por Ana Mar¨ªa Orozco, Betty ¡ªuna secretaria humilde que se enamora de su jefe rico y mujeriego¡ª es una hero¨ªna particular. La acompa?a un grupo de amigas chismosas y leales, ¡°el cuartel de las feas¡±. Inteligente y preparada, pero desarreglada, torpe y cegatona, rompi¨® el patr¨®n de la protagonista hermosa. La historia resiste diversas lecturas. Aunque los comportamientos (y chistes) de varios personajes se antojan impresentables a la luz de hoy por su carga machista, tambi¨¦n reivindica a las mujeres de clase media que encuentran su realizaci¨®n personal por encima de los estereotipos de belleza.
Entre las series biogr¨¢ficas y las dedicadas a historias de narcotr¨¢fico, tan en boga en Colombia, ¡°Betty, la fea es alternativa e innovadora, porque recupera la telenovela cl¨¢sica, el sue?o colectivo¡±, valora el investigador y cr¨ªtico de televisi¨®n Omar Rinc¨®n. ?l la destaca como un relato de humor brillante. ¡°Es un obra muy potente. La telenovela se mira mal, pero si fuera una serie dir¨ªan que es la m¨¢s importante en la historia de la televisi¨®n¡±.
Betty es la creaci¨®n m¨¢s famosa de Fernando Gait¨¢n, una leyenda de la televisi¨®n colombiana, y su ¨¦xito tiene mucho de nostalgia y algo de homenaje. El brillante libretista muri¨® a los 58 a?os, el pasado 29 de enero. El canal RCN prepar¨® un programa especial y transmiti¨® un resumen compacto de Caf¨¦, con aroma de mujer, otra de sus novelas m¨¢s famosas, que los colombianos escuchaban en la radio en medio de los atascos. El canal tambi¨¦n decidi¨® repetir los primeros cap¨ªtulos de Betty a manera de experimento. Ya hab¨ªa sido retransmitida en las tardes hace unos a?os, y contaba con un n¨²mero considerable de visualizaciones desde que la subieron en YouTube. Tambi¨¦n se estren¨® desde 2017 una adaptaci¨®n teatral con el elenco original. De a poco, con el avance de sus poco m¨¢s de 150 emisiones de una hora ¡ªla novela original ten¨ªa 325 cap¨ªtulos de media hora¡ª se ha ido convirtiendo en un fen¨®meno, con evidentes picos en los momentos de la historia que todo el mundo recuerda. Desde junio se encaram¨® al primer lugar del rating.
Colombia desarroll¨® una s¨®lida marca narrativa en la peque?a pantalla, una ficci¨®n de autor, con Gait¨¢n como el gran contador de relatos, sostiene Rinc¨®n, el cr¨ªtico de televisi¨®n, que lo compara con Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y su realismo m¨¢gico, o Fernando Botero y sus gordos universales. El final del siglo pasado fue una ¨¦poca convulsa para el pa¨ªs andino, pero ese no es el ambiente que se respira en las historias de su c¨¦lebre libretista. ¡°En la ¨¦poca de esas novelas, la televisi¨®n no se hab¨ªa metido en el tema de la violencia nacional. Entonces, aunque Caf¨¦ es de 1993 y Betty de 1999 y era una ¨¦poca de cruda violencia, consider¨¦ que era el momento para que la gente volviera a creer en el pa¨ªs¡±, record¨® en una extensa entrevista a la revista Bocas a finales de 2014. En el a?o de su muerte, la ni?a de sus ojos vuelve a estar de moda.
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