Toros para la caricia
Manzanares corta dos orejas y El Juli una en una noble y c¨®moda corrida de Victoriano del R¨ªo
DEL R?O / FERRERA, EL JULI, MANZANARES
Cuatro toros de Victoriano del R¨ªo y dos ¡ªtercero y quinto¡ª de Cort¨¦s,bien presentados, mansos, blandos y muy nobles, a excepci¨®n del cuarto, codicioso y ¨¢spero. Encastado y con clase el sexto, al que se le dio la vuelta
al ruedo.
Antonio Ferrera: pinchazo y estocada delantera (silencio); pinchazo, media en los bajos ¡ªaviso¡ª y dos descabellos (silencio).
El Juli: pinchazo, estocada y dos descabellos (ovaci¨®n); estocada trasera y tendida (oreja).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: gran estocada en la suerte de recibir (oreja); estocada ca¨ªda (oreja).
21 de agosto. Quinta corrida de feria. M¨¢s de media entrada.
Cuando un torero est¨¢ relajado y tranquilo en la cara del toro, torea como si estuviera en el patio de su casa, los muletazos surgen como una caricia y el trato con el animal se parece m¨¢s a un colegueo que a una lidia intensa, o falla el toro o el torero; o los dos.
Los toros de Victoriano del R¨ªo son ¡®buena gente¡¯, nobles amigos dispuestos a colaborar en el ¨¦xito de sus toreros. Y esa condici¨®n ofrece confianza a sus afortunados compa?eros del ¨²ltimo viaje. No hab¨ªa m¨¢s que ver a El Juli y a Manzanares con sus primeros oponentes. El m¨¢s veterano ni se despein¨® ante un animal nobil¨ªsimo, puro alm¨ªbar en su embestida, con el que construy¨® una faena limpia y fr¨ªa, sosa y sedosa, en la que destacaron la bondad y la clase del toro, y la constante opci¨®n ventajista del torero. Tore¨® a gusto, s¨ª, pero despegado, al hilo del pit¨®n, sin cargar la suerte ni por casualidad.
Y su compa?ero alicantino compiti¨® en destoreo ante el tercero, otro santo que vino al mundo para que un se?or vestido de luces mantuviera en su cercan¨ªa el mismo nivel de pulsaciones que en la barra de un bar. Justo es reconocer que la estocada en la suerte de recibir a ese toro fue rotunda, extraordinaria, lo mejor de toda la tarde.
No estuvo tan tranquilo Ferrera ante el cuarto, -el primero lleg¨® a Bilbao con poco celo y mucha tristeza-, codicioso y ¨¢spero, con el que tuvo que emplearse a fondo, aguantar miradas extra?as y poner en pr¨¢ctica todo lo aprendido para salir airoso del dif¨ªcil trance. Era tambi¨¦n un toro de Victoriano, pero la oveja negra de la camada, de esas que aparecen en todas las familias.
Despu¨¦s, lleg¨® el quinto toro, tan noble, pero con m¨¢s vida, y El Juli mostr¨® al respetable todo su conocimiento, que es mucho. Se sabe el temario, no hay duda. La veteran¨ªa es un grado y se le nota. Fue una faena larga, -ventajista, tambi¨¦n- en la que sobresalieron los largos pases de pecho, y poco m¨¢s.
El ¨²ltimo toro fue premiado con la vuelta porque su gran nobleza y codicia ven¨ªa mezclada con un alto sentido de la casta. Manzanares insisti¨® en su sentido adulterado del toreo -todo no puede ser su elegante estampa- y abus¨® de los muletazos en l¨ªnea recta, fuera cacho y desplazando al toro hacia las afueras. La estocada, otra vez bien ejecutada, cay¨® baja y el presidente opt¨® por la vuelta al toro en lugar de un doble trofeo para el torero.
Dos detalles finales: ni un solo quite en toda la tarde y dos buenos pares de banderillas de Fernando S¨¢nchez. Y algo m¨¢s de media plaza. Quien no se consuela es porque no quiere.
LA CORRIDA DEL JUEVES
Toros de Garcigrande, para Enrique Ponce, El Juli y Luis David que sustituir¨¢ a Pablo Aguado.
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