C¨®mo (no) hablar de refugiados
Varias series tratan la crisis migratoria, pero escudadas en la fantas¨ªa
Antiguos l¨ªderes vikingos convertidos en repartidores de Deliveroo. Fieras guerreras n¨®rdicas aterrorizadas ante la quimioterapia. Hombres de las cavernas transformados en capos de la prostituci¨®n. Educados poetas del XIX que perdieron a su hijo en el tr¨¢nsito entre ¨¦pocas. En Beforeigners, los refugiados vienen del pasado. De ah¨ª el t¨ªtulo de esta serie, que se puede ver en HBO Espa?a: es un palabro proveniente de los t¨¦rminos ingleses before, antes, y foreigner, extranjero. Y de ah¨ª esos hombres de las cavernas, vikingos, o exquisitos dandis del XIX que aparecen cada noche en las aguas del mundo sin recordar c¨®mo han llegado all¨ª. No hay forma de pararlo ni de devolverlos al lugar (perd¨®n: al tiempo) del que provienen, forzando una convivencia que cambia la sociedad.
Carnival Row, que se estrena en Amazon Prime Video el pr¨®ximo d¨ªa 30, podr¨ªa parecer una versi¨®n de Jack el Destripador, pero este Londres victoriano est¨¢ lleno de faunos y hadas, refugiados despu¨¦s de que los humanos hubieran invadido su pa¨ªs. Protagonizada por un reparto de rostros car¨ªsimos, encabezado por Orlando Bloom (en su primer papel protagonista para televisi¨®n) y Cara Delevingne como el hada Vignette. "Las criaturas representan al otro, la crisis de refugiados que estamos viendo en estos tiempos, gente que huye de lugares desgarrados por la guerra y viene a la ciudad. Era mi primera incursi¨®n en el mundo de la televisi¨®n y me encanta estar en una historia que, con elementos de fantas¨ªa, habla de problemas reales de esta ¨¦poca", dec¨ªa recientemente el mismo Bloom en ICON, la revista masculina de EL PA?S.
Era cuesti¨®n de tiempo hasta que la crisis migratoria, uno de los temas que m¨¢s parece preocupar a occidente, tuviese su traducci¨®n a la ficci¨®n televisiva. Una de las series m¨¢s comentadas del a?o, la brit¨¢nica Years and Years, lo abord¨® en su trama principal. Lo hizo con su particular mezcla de ciencia ficci¨®n y pesimismo. Pero estas dos series tiran por el g¨¦nero fant¨¢stico, algo parecido a lo que hizo, hace este mes 10 a?os, el sudafricano Neill Blomkamp con District 9, la pel¨ªcula en la que una enorme nave llena de refugiados de un planeta moribundo llegaba a la Tierra.
Los refugiados se entroncan as¨ª en la tradici¨®n de grandes inquietudes convertidas en fantas¨ªa. La industrializaci¨®n a finales del siglo XIX trajo m¨¢quinas del tiempo, y cient¨ªficos que se volv¨ªan monstruos ¡ªo invisibles¡ª tomando f¨®rmulas creadas en laboratorio. Con la Guerra Fr¨ªa vinieron los ovnis y los monstruos gigantescos producto de explosiones nucleares. La contracultura de los sesenta cre¨® una ciencia ficci¨®n psicod¨¦lica y la carrera espacial impuls¨® a los exploradores estelares. Los vampiros nunca han sido m¨¢s glamurosos que en los noventa, la d¨¦cada del fin de la historia, en la que se convirtieron en la imagen del diletante nocturno entregado a una vida de placeres carnales y dilemas existenciales primermundistas. Lleg¨® el 11-S y los chupasangres casi se esfumaron. En la era de la crisis econ¨®mica y el terrorismo yihadista han triunfado los zombis, seres que son a la vez v¨ªctimas y verdugos. Criaturas a las que solo gu¨ªa una absurda e imparable hambre de carne.
Es ¨²til ver c¨®mo la realidad se convierte en fantas¨ªa en un medio tan inmediato como la televisi¨®n, y c¨®mo a lo largo de la historia, el medio ha permitido codificar problemas sociales para hablar de ellos sin herir sensibilidades. Es el caso de la progresiva visibilizaci¨®n de minor¨ªas raciales, gais y lesbianas. Con el cambio de milenio y el auge de la ficci¨®n televisiva, la salida del armario y la resistencia del viejo mundo era el subtexto en True Blood, en la que el descubrimiento de una sangre sint¨¦tica hac¨ªa que los vampiros se hiciesen visibles, l¨¦ase "salieran del ata¨²d". Es l¨®gico: resulta mucho menos problem¨¢tico hablar sobre colectivos convirti¨¦ndolos en una met¨¢fora fant¨¢stica. Digamos que no se conoce el caso de ninguna asociaci¨®n en defensa de los hombres lobo que protestase porque la visi¨®n que una obra da sobre los lic¨¢ntropos no se ajusta a la realidad.
Ahora, Carnival Row busca hacer algo parecido: disfrazar un problema que, por el motivo que sea, todav¨ªa no queremos mirar a la cara. Aunque parece m¨¢s preocupada por lograr una ambientaci¨®n espectacular que por un guion plausible (no hay m¨¢s que ver la incomodidad con su papel de Jared Harris, eterno secundario elevado a protagonista por The Terror y Chernobyl). Beforeigners, sin embargo, pretende dar verosimilitud a un supuesto completamente fant¨¢stico y lo consigue por el cuidado con el que cada uno de los personajes est¨¢ desarrollado individualmente. Son, al final, gentes que traen costumbres, idiomas y formas de vida de otros tiempos, solo que, en este caso, otros tiempos solo significa otro lugar.
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