Kirill Petrenko inaugura un tiempo nuevo en Berl¨ªn
El ruso, nuevo director principal de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, dirige este s¨¢bado la 'Novena' de Beethoven en la Puerta de Brandeburgo
Filarm¨®nica de Berl¨ªn
Obras de Berg y Beethoven. Coro de la Radio de Berl¨ªn. Marlis Petersen, soprano. Elisabeth Kulman, mezzosoprano. Benjamin Bruns, tenor. Kwangchul Youn, bajo. Kirill Petrenko, direcci¨®n.
Concierto inaugural del nuevo director titular y art¨ªstico de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Philharmonie de Berl¨ªn, 23 de agosto.
¡°?Amigos, no esos sonidos!¡±. Pocas veces el verso inicial de la famosa Oda a la alegr¨ªa, de Schiller, ha sido m¨¢s pertinente dentro de la Novena sinfon¨ªa, de Beethoven. Ayer, viernes, el director ruso Kirill Petrenko (Omsk, 47 a?os) le puso los suyos propios. Una versi¨®n personal¨ªsima y arrolladora, pero tambi¨¦n corrosiva y minuciosa, que cerr¨® su concierto inaugural como nuevo director titular y art¨ªstico de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Un evento similar a los protagonizados por Claudio Abbado, en 1989, y Simon Rattle, en 2002, en su caso con la sinfon¨ªa Primera y Quinta, de Mahler, respectivamente, como obra central del programa. Anoche en Berl¨ªn todo termin¨® entre salvas de aplausos y con el p¨²blico de la Philharmonie puesto en pie. Pero tambi¨¦n con el humilde y nervioso director ruso desbordado ante las ovaciones.
Petrenko sigue sin asumir su nueva situaci¨®n. Es, desde ayer, el heredero de Furtw?ngler y Karajan al frente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Algo parecido al "Papa de la m¨²sica cl¨¢sica", en palabras de Rattle. Y no concede entrevistas a la prensa. En un interesante retrato, redactado por su estrecho colaborador, el dramaturgo Malte Krasting, afirma que su nombramiento, en junio de 2015, fue algo absolutamente impensable para ¨¦l. ¡°Hasta el d¨ªa de hoy sigue sin resultarme f¨¢cil hacerme a la idea. Pero ahora asumo este reto con gran alegr¨ªa¡±, a?ade. La orquesta berlinesa se ha implicado para contrarrestar la incapacidad medi¨¢tica de su nuevo titular. Y, junto a su retrato en la web, acaba de publicar un breve documental y un interesante librito colectivo, subtitulado en alem¨¢n como Una nueva energ¨ªa, donde se asume que Petrenko no solo es ideal para la Filarm¨®nica berlinesa, sino que parece predestinado para ella.
Petrenko creci¨® en la ciudad petroqu¨ªmica siberiana de Omsk, dentro de una familia profundamente musical, aunque se form¨® en Viena. Obtuvo su primer cargo importante como director musical en el teatro de Meiningen y, m¨¢s adelante, al frente de la ?pera b¨¢vara en M¨²nich. Una trayectoria que recuerda la del m¨ªtico Hans von B¨¹llow, un disc¨ªpulo de Liszt y colaborador de Wagner, hasta llegar al podio berlin¨¦s. Pero tambi¨¦n la de Karajan, que se curti¨® en teatros de provincias antes de establecerse en la capital alemana. El director ruso reconoce que su admiraci¨®n se decanta hacia Furtw?ngler, a quien asigna el c¨®digo gen¨¦tico del conjunto. Y espera poder ahondar en las aportaciones de Abbado y Rattle a la hora de ampliar su repertorio y desarrollar su sonido.
La trayectoria de Petrenko ha estado, hasta ahora, estrechamente vinculada a la ¨®pera. No obstante, y seg¨²n confiesa en el referido retrato de Krasting, su principal inter¨¦s se limitaba, en un principio, al mundo sinf¨®nico. Quiz¨¢ por ello la primera parte de su concierto inaugural como titular en Berl¨ªn haya sido una especie de transici¨®n de uno a otro. Las Piezas sinf¨®nicas de la ¨®pera ¡®Lul¨²¡¯, de Alban Berg, conforman una sinfon¨ªa en cinco movimientos para difundir los logros musicales de su ¨®pera m¨¢s ambiciosa que no vivi¨® para concluir. Una partitura donde la atonalidad y el dodecafonismo se al¨ªan con fines dram¨¢ticos y expresivos.
Petrenko no solo dirigi¨® esta ¨®pera con gran ¨¦xito en M¨²nich, sino que incluso la grab¨® en DVD (BelAir). Y para su concierto en Berl¨ªn ha reclutado, precisamente, a la protagonista de aquella producci¨®n: la soprano alemana Marlis Petersen, que dej¨® de cantar en 2015 ese exigente personaje de Berg. Petersen, que ser¨¢ artista residente de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn esta temporada, brill¨® en el Lied de Lul¨², ese sinuoso fragmento del segundo acto donde elude cualquier responsabilidad antes de matar a su esposo y que sirve como parteaguas de la sinfon¨ªa. La orquesta berlinesa exhibi¨® su clase en el Rond¨® inicial, con exquisitos detalles camer¨ªsticos y una concienzuda atenci¨®n de Petrenko hacia las pausas ret¨®ricas y las jerarqu¨ªas mel¨®dicas. El conjunto luci¨® su virtuosismo en ese pal¨ªndromo musical que es el Ostinato y, tras el referido Lied de Lul¨², en las elaboradas variaciones atonales sobre el Lautenlied, de Wedekind. Pero lo mejor lleg¨® en el Adagio final, donde Petrenko combin¨®, magistralmente, el perfume posmahleriano de Berg con toda su audacia dram¨¢tica y atonal concentrada en el cl¨ªmax. Ese brutal y sorpresivo acorde de 12 sonidos que representa el asesinato de la protagonista de la ¨®pera a manos de Jack el Destripador.
Pero el plato fuerte del concierto, que no cont¨® con ninguna alocuci¨®n institucional y se centr¨® exclusivamente en la m¨²sica, fue la Novena sinfon¨ªa, de Beethoven, en la segunda parte. La obra tiene una nutrida historia interpretativa, desde 1883, en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, que la orquesta ha revisado en su web. Ha sido objeto continuo de experimentaci¨®n y replanteamiento. Lo fue con B¨¹llow, que la dirigi¨® dos veces en un mismo concierto, y con Furtw?ngler desde su primera interpretaci¨®n, individualista y persuasiva, con que gan¨® su nombramiento como titular en 1922. Tambi¨¦n ha estado presente en cada evento importante de la orquesta. Tanto en los aniversarios como en los principales acontecimientos, desde la inauguraci¨®n de la Philharmonie con Karajan, hasta el Europakonzert con Abbado, o el 25? aniversario de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn con Rattle.
Con Petrenko han concurrido el evento de su toma de posesi¨®n y el pr¨®ximo 250? cumplea?os de Beethoven, pero tambi¨¦n una versi¨®n completamente personal, puntillosa y narrativa. La obra representa idealmente ese tr¨¢nsito desde la oscuridad a la luz aunque, con ¨¦l en el podio, parece adquirir una especie de dramaturgia propia. El microcosmos inicial, con ese deambular entre las notas mi y la hasta proclamar el tono de re menor, son¨® sorprendentemente ingr¨¢vido y sobrenatural. Y en el resto del movimiento, Petrenko resalt¨® el di¨¢logo contrapunt¨ªstico, aunque dentro de un mundo condenado al conflicto y la opresi¨®n. En el scherzo, la articulaci¨®n permiti¨® asumir un tempo m¨¢s fluido que r¨¢pido. Pero el director ruso volvi¨® a resaltar la precisi¨®n contrapunt¨ªstica, con todo el ¨¦nfasis en la articulaci¨®n y la din¨¢mica, para seguir dibujando ese mundo condenado a no entenderse y que es, adem¨¢s, bombardeado por los timbales. Una breve pausa, antes de iniciar el movimiento lento permite una mutaci¨®n hacia algo diferente. Parece que Petrenko tambi¨¦n considera las pausas entre movimientos como parte de la obra. Ahora se canta y se var¨ªa el canto, pero no hay posibilidad de ir m¨¢s all¨¢. Y ese estatismo estalla, sin interrupci¨®n, con la terror¨ªfica fanfarria que inicia el movimiento coral que cierra la obra. El subsiguiente gui?o org¨¢nico, con sucesivas sugerencias de los tres movimientos anteriores, permite a Petrenko recapitular. E introducir, a continuaci¨®n, el famoso tema de la ¡°alegr¨ªa¡±, que funciona en su relato como remedio milagroso para todo los males escuchados.
Pero vuelve la terror¨ªfica fanfarria. E interviene, por fin, un bajo que canta el verso de Schiller: ¡°?Amigos, no esos sonidos!¡±. Tras ¨¦l, seguir¨¢ un coro junto a otros solistas (una soprano, una mezzosoprano y un tenor) como representaci¨®n de toda la humanidad. El resto de la narraci¨®n es bien conocida, pero anoche fue lo mejor de toda la sinfon¨ªa. Ese tiempo nuevo que representa Petrenko como titular de los berlineses. Entre los cuatro solistas volvi¨® a destacar la soprano Marlis Petersen junto al tenor Benjamin Bruns y la mezzosoprano Elisabeth Kulman, pero menos el bajo Kwangchul Youn. El Coro de la Radio de Berl¨ªn fue sobresaliente y todo condujo a la algarab¨ªa final, donde Petrenko volvi¨® a arriesgar con la misma valent¨ªa que en el resto de la obra. Y ah¨ª estaban, tambi¨¦n, los dos espa?oles de la orquesta berlinesa, situados en los primeros atriles: el violinista madrile?o Luis Esnaola y el violista murciano Joaqu¨ªn Riquelme.
Hoy, s¨¢bado, podr¨¢ volver a escucharse esta Novena de Beethoven, a las 20.00, pero en la Puerta de Brandeburgo. Un concierto gratuito donde la Filarm¨®nica de Berl¨ªn quiere presentar a su nuevo director principal y art¨ªstico ante sus conciudadanos. Pero tambi¨¦n ante el mundo entero, pues podr¨¢ verse en directo a trav¨¦s del Digital Concert Hall.
Babelia
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