Casta?o oscuro
Nos persiguen nuestros dobles hasta las fronteras
No lo he contado, pero la semana pasada una nota del peri¨®dico -notas veraniegas de color, nada que abriese la portada- me situ¨® ¡°disfrutando¡± de un concierto de jazz en Sanxenxo cuando realmente estaba, incapaz de valerme por m¨ª mismo, metido en un bar de San Vicente. Fue el propio Bastiaga el que me alert¨®, felicit¨¢ndome por mi sensibilidad cultural en estos momentos tan complicados de agosto, cuando todo es despedida y vino. No le saqu¨¦ de su error porque ya casi nunca saco a nadie; tantas son las veces que amigos y conocidos me confunden que he asumido no s¨®lo ser el t¨ªo m¨¢s vulgar del mundo, sino que en una doble vida hago de todo, hasta sacar discos. Pero como quiera que Bastiaga me pregunta y repregunta por el concierto le acabo diciendo la verdad: ¡°No era yo, pero qui¨¦n me diera¡±. Entonces ¨¦l, de forma creo que un tanto abrupta, carga contra el ilustrador de estos art¨ªculos, Miguel ?ngel Camprub¨ª.
¡°Me est¨¢ diciendo la gente que me parezco a Pablo Iglesias¡±, dice. Abrimos un peri¨®dico y en absoluto: Bastiaga se parece, de parecerse a alguien, al empleado del videoclub de Los Simpson si no le gustasen tanto los ganchitos naranjas. Iglesias no tiene perilla, le digo. Y, con perd¨®n, tampoco se puso pelo, no digo ya estrenarlo en un funeral familiar. La Fiesss, pues estamos con La Fiesss, dice que a ella le suelen confundir con Javier Maroto.
Estamos los tres en la sierra del Courel, ya que el cuerpo pide Novoneyra. Yo tengo la suerte de tener un amigo, Ux¨ªo Novoneyra hijo, que a veces es hijo m¨ªo, otras hace de padre (las m¨¢s) y en ocasiones de hermano, y me ha invitado al Courel a un festival y s¨®lo he accedido como invitado porque hist¨®ricamente mi vida ha ido mejor escuchando que actuando.
Si Juan Cueto dijo que Mondo?edo no existe, sino que fue una fabulaci¨®n de ?lvaro Cunqueiro, bien podr¨ªa decirse que el Courel, la sierra de la que salen todas las nieves, fue la particular invenci¨®n de Ux¨ªo Novoneyra, uno de los grandes patriarcas de la lingua galega. As¨ª de solemne se lo explico a La Fiess y Elisardo Bastiaga, cuyo abuelo compuso durante much¨ªsimos a?os versos que luego se supo copiados a Manuel Murgu¨ªa, en lo que fue un esc¨¢ndalo de ¨¦poca; la ¡®era Bastiaga¡¯ de hace ochenta a?os: qui¨¦n la pillara. All¨ª, en el Courel, se celebra este fin de semana el Festival dos Eidos, no por casualidad organizado por la Fundaci¨®n Novoneyra, y entre gente como Diana Toucedo y su pel¨ªcula Trinta Lumes o Xos¨¦ Luis M¨¦ndez Ferr¨ªn, el viernes Bastiaga, Marta La Fiesss y yo fuimos al homenaje a Carlos Oroza, Ant¨®n Pati?o y Ant¨®n Lamazares. De Lamazares y Pati?o hablaremos otro momento y m¨¢s despacio, le dije a mis amigos.
De Oroza hay que recordar que era un genio de tanta grandeza que levit¨® una vez, porque pesaba poco, y viv¨ªa de no tener hambre. Tierra de casta?os, Bastiaga hace tal bell¨ªsima foto de uno que esa noche comimos sopa directamente de la pantalla, con el olor del fruto envolviendo los versos y las llamas de la hoguera. ¡°Este verano merece otro¡±, dice La Fiesss, sin saber que el verano es la estaci¨®n violenta, aquella en donde clama Apollinaire piedad para nosotros que combatimos en las fronteras.?
Babelia
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