Eduardo Ram¨ªrez Villamizar, el artista constructivo pionero del arte abstracto en Colombia
La transformaci¨®n que realiz¨® del arte precolombino en figuras geom¨¦tricas minimalistas le vali¨® el reconocimiento mundial
A Eduardo Ram¨ªrez Villamizar el ¨¦xito temprano lo convirti¨® en un icono del arte en Iberoam¨¦rica. Sabiendo hacer de la necesidad virtud, el menor de 11 hermanos e hijo de un joyero abocado a la bancarrota, estudi¨® Arquitectura, pero pronto se dio cuenta de que su vida era el arte: primero dedicado a la pintura y m¨¢s tarde a la escultura, hasta obtener el reconocimiento mundial y convertirse en pionero del arte abstracto y minimalista en Colombia.
Sus viajes a Par¨ªs y Nueva York le permitieron conocer las vanguardias y a sus protagonistas en persona. Influenciado por el expresionismo, primero, y por el arte figurativo y abstracto despu¨¦s, toda su obra posee una gran unidad y un reconocimiento mundial que han llevado sus obras a numerosos pa¨ªses.
Eduardo Ram¨ªrez Villamizar nac¨ªa el 27 de agosto de 1923 en la localidad colombiana de Pamplona, departamento Norte de Santander. Fue el menor de 11 hermanos y se vio obligado a trasladarse a C¨²cuta, capital del departamento, con toda la familia, ante la situaci¨®n de bancarrota del negocio de joyer¨ªa de su padre.
A pesar de las dificultades econ¨®micas familiares, logra viajar a Bogot¨¢ para estudiar Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, aunque su verdadero inter¨¦s comienza a ser por la pintura. Tambi¨¦n estudia all¨ª Arte y Decoraci¨®n, ya con el futuro orientado de forma clara hacia las artes pl¨¢sticas, sobre todo a la pintura y a la escultura.
Con solo 22 a?os Eduardo Ram¨ªrez Villamizar realiza su primera exposici¨®n, que fue colectiva. Participa en ella con algunas acuarelas de corte figurativo, aunque su evoluci¨®n fue r¨¢pida, tanto en las t¨¦cnicas como en las tem¨¢ticas, llegando pronto a planteamientos expresionistas relacionados con las circunstancias sociopol¨ªticas del pa¨ªs y abandonando la acuarela para comenzar a trabajar con ¨®leo.
Desde joven tuvo la oportunidad de viajar a Par¨ªs, donde pudo conocer personalmente la obra de Picasso y de Brancusi, as¨ª como acercarse a las manifestaciones art¨ªsticas abstractas de principios de siglo y a la abstracci¨®n geom¨¦trica de la postguerra. De esta etapa reconoce al pintor Victor Vasarely como su mayor influencia, asegurando que ¨¦l ¡°me ense?o que no hab¨ªa que representar nada para expresar lo maravilloso de la creaci¨®n; color, formas y geometr¨ªa sumados son suficientes¡±.
Eduardo Ram¨ªrez Villamizar empez¨® a ser conocido por la seguridad que mostraba en sus pinturas y tuvo la oportunidad de realizar continuos viajes a principios de la d¨¦cada de los 50 entre Par¨ªs, Madrid, Roma y Nueva York. Una de sus piezas, ¡®The black and white painting¡¯, fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1956, y dos a?os despu¨¦s gan¨® un premio Guggenheim cuando ya hab¨ªa aceptado impartir clases en la Escuela de Bellas Artes de Bogot¨¢.
Al regresar a Colombia se convirti¨® en pionero del arte abstracto en su pa¨ªs. Su exposici¨®n individual de 1952 en la Biblioteca Nacional de Bogot¨¢ fue una de las primeras muestras de pintura abstracta, y su ¡®Composici¨®n en ocres¡¯, de 1957, fue el primer mural no objetivo en Colombia.
Sigui¨® evolucionando y las formas curvas de su gran relieve de ¡®El Dorado¡¯, creado para el Banco de Bogot¨¢, estaban cubiertas de pan de oro a semejanza de las figuras precolombinas y la orfebrer¨ªa hispanoamericana. Se puede decir que ese fue su bautismo en la escultura, en cuyas obras siempre trat¨® de traducir las formas distintivas del arte precolombino en planos abstractos pero manteniendo una marcada orientaci¨®n arquitect¨®nica espacial en toda su obra, inconfundible a lo largo de su vida.
En 1969, Eduardo Ram¨ªrez representa a Colombia en la V Bienal de S?o Paulo junto con otros artistas, entre los cuales se incluyen Obreg¨®n y Wiedemann, logrando el segundo premio internacional. Tambi¨¦n particip¨® en la exposici¨®n ¡®South American Art today¡¯ del Museo de Dallas, en compa?¨ªa de Obreg¨®n, Grau y Negret, adem¨¢s de Fernando Botero, quien, nueve a?os m¨¢s joven que Eduardo Ram¨ªrez Villamizar, es otra estrella ascendente en el panorama del arte colombiano del momento.
Durante la segunda mitad de la d¨¦cada de los 60 y gran parte de los 70 Eduardo Ram¨ªrez Villamizar estuvo muy en contacto con el movimiento escult¨®rico internacional emplazado en Nueva York, exponiendo en galer¨ªas comerciales, en museos como el de Arte Moderno y en el Guggenheim, y recibiendo encargos monumentales de corporaciones privadas e instituciones p¨²blicas. El artista tuvo tiempo de ensayar nuevos materiales, si bien en los ¨²ltimos a?os de su carrera su predilecto fue el hierro.
De este periodo art¨ªstico son ¡®Relieve vertical¡¯ y ¡®Relieve horizontal¡¯, acr¨ªlicos de 1967. En su carrera destaca la colocaci¨®n, en los jardines exteriores del Kennedy Center, en Washington, de la obra ¡®From Colombia to John F. Kennedy¡¯, regalo de Colombia a dicho centro de las artes. Dos piezas m¨¢s fueron emplazadas tambi¨¦n ese a?o en el Fort Tryon Park y en la Beach High School de Nueva York.
A comienzos de los a?os 80 Eduardo Ram¨ªrez V illamizar volvi¨® a trabajar esculturas de l¨ªneas rectas y realiz¨® algunas piezas de escasa altura. Se instal¨® en Suba, en una casa con un amplio jard¨ªn donde coleccion¨®, junto a algunas obras precolombinas y modernas, cientos de caracoles.
Tambi¨¦n empez¨® a dedicar su tiempo a conocer los principales lugares arqueol¨®gicos de Hispanoam¨¦rica, y el viaje a Machu Picchu, a finales de 1983, fue definitivo para la producci¨®n que comenz¨® a principios del a?o siguiente, de grandes construcciones plenas de sobriedad pero que recuerdan los sillares poligonales de la arquitectura inca.
Finalmente, entre 1989 y 1990 el artista adelant¨® tambi¨¦n algunas construcciones en madera, entre las que se destaca la maqueta de ¡®El templo de las leyes¡¯, un homenaje al general Francisco de Paula Santander.
Los reconocimientos a su gran y extendida obra llegaron desde numerosos puntos y foros, destacando la prestigiosa Cruz de Boyac¨¢ que le concedi¨® el gobierno colombiano.
El 23 de agosto de 2004, el maestro Eduardo Ram¨ªrez Villamizar fallec¨ªa en Bogot¨¢, a los 80 a?os. Desde el 22 de septiembre de ese a?o sus cenizas reposan en una vasija de barro de la artista Beatriz Daza y est¨¢n depositadas al pie de un magnolio centenario, en el patio central del museo de arte moderno que lleva su nombre en su ciudad natal, Pamplona, como as¨ª lo quiso ¨¦l. All¨ª, gran parte de su legado contin¨²a en una gran casa colonial de la localidad para ser admirado como el artista que abri¨® las puertas de Colombia al mundo y al arte abstracto.
Babelia
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