El estigma de la pobreza

Pese a su muy emocionante final, a The Lunchbox, celebrado debut del indio Ritesh Batra en 2013, le sobraba deleite en su propia sistem¨¢tica, reiteraci¨®n de texto y edulcorante visual. Pero la pel¨ªcula triunf¨® en medio mundo, tanto en festivales como en salas de versi¨®n original, entre ese amplio arco de p¨²blico que busca exotismo, ternura y buen rollo en historias que, demasiadas veces, prefieren no complicarse la vida para no enmara?ar las f¨¦rreas convicciones de su espectador natural.

Sin embargo, alguien en Reino Unido supo ver que con un consistente material de partida, en este caso la magn¨ªfica novela de Julian Barnes El sentido de un final, en su estilo pod¨ªa habitar el perfecto ejecutor de una historia de aspecto sosegado pero de peligroso fuego interior, alrededor de la memoria y la pesadumbre, del remordimiento (o la falta de ¨¦l) y la p¨¦rdida. Un trabajo de encargo, con menos recorrido popular que The Lunchbox, quiz¨¢ porque era un relato m¨¢s ¨¢spero, que ampli¨® el marco de acci¨®n de un cineasta nacido y criado en Bombay, pero forjado cinematogr¨¢ficamente en Nueva York, conocedor por tanto de la c¨²spide y de la charca social.

Y a esa dualidad de registros y de desarrollo, el de la clase acomodada de India y el de la clase baja, el del hogar con criada y el de la casucha y el ir tirando, ha dedicado Batra su tercer proyecto, este m¨¢s personal: la muy bonita Tu fotograf¨ªa, en apariencia en la l¨ªnea de The lunchbox, pero bastante m¨¢s compleja y menos meliflua. Como su debut, asentado en una relaci¨®n a distancia de mensajes a trav¨¦s de la tartera del t¨ªtulo, Tu fotograf¨ªa, otra historia de amor (im)posible, tiene uno de sus ejes en el valor y el sentido de los objetos m¨¢s all¨¢ de lo f¨ªsico, conformando con ellos (con la foto, con la bebida de Cola) un bell¨ªsimo sentido metaf¨®rico, ampliado adem¨¢s por el buen trabajo de Batra, tambi¨¦n guionista, con las elipsis (nunca hay explicaciones dobles), con el retrato de los personajes secundarios en apenas unos esbozos (la abuela, los amigos de ¨¦l), y con los silencios y miradas.

Batra es valiente para incorporar con espontaneidad una secuencia on¨ªrica sin (aparente) lirismo, y sabe lidiar con lo que podr¨ªa ser un problema: la extremada timidez de los dos enamorados, algo que puede llevar a cierta impaciencia en la platea. E incluso deja lo mejor para el final, guard¨¢ndose un momento elidido hacia la mitad del relato para recuperarlo en el fabuloso desenlace. El ¨²nico posible en una pel¨ªcula que habla de los conflictos de clase en India como algo m¨¢s que irresoluble, trascendiendo hasta la consideraci¨®n de puro estigma. Un lugar donde la pobreza, como el helado de la calle que sienta fatal solo a los no acostumbrados a comerlos, parece formar parte integrante del cuerpo humano.