El imparable Arquillu¨¦
"Cuando hac¨ªamos 'Julio C¨¦sar' nos llev¨¢bamos hasta el perro. Al llegar la crisis se acab¨® la alegr¨ªa. Hoy ser¨ªa impensable¡±
Me dice Pere Arquillu¨¦: ¡°A medida que me hago mayor m¨¢s me atrae lo pat¨¦tico, que, como sabes, viene de pathos, o sea, que conmueve profundamente. Para m¨ª es tan pat¨¦tico Cyrano como mi personaje de Arte, solo que ¨¦ste en clave de comedia. Alg¨²n d¨ªa har¨¦ el rey Lear, que para m¨ª es el mayor pat¨¦tico de la historia del teatro. ?ltimamente me han ofrecido tres grandes pat¨¦ticos: Roy Cohn de ?ngels a Am¨¨rica, de Tony Kushner; Ian, de Blasted, de Sarah Kane, y ahora Johnny El Gallo, de Jerusalem, de Jez Butterworth. Me baj¨¦ dos botellas de vino leyendo Jerusalem. Estaba fascinado. Curiosamente, Roy, Ian y Johnny son tres grandes nihilistas unidos por la muerte. Por cierto, dej¨¦ de beber haciendo El Gallo. Son tres horas sin parar, y la voy a hacer mucho, por Catalu?a, en el Valle-Incl¨¢n.... Y luego Les veus de dintre, de De Filippo, en el TNC¡±.
Me dice luego: ¡°Cuando empec¨¦ hac¨ªa cinco obras por a?o: cuatro y un Grec. Eso era normal en la ¨¦poca. Tambi¨¦n tuve mucha suerte: ya de amateur hab¨ªa hecho nueve. Las giras con Rigola en el Lliure eran m¨ªticas, irrepetibles. Empec¨¦ pasando dos d¨ªas fuera y nueve en casa, y acabamos haciendo once d¨ªas fuera y un d¨ªa en casa para lavar la ropa y volvernos a marchar. Actuamos en el Berliner y gir¨¢bamos por Espa?a con repertorio. Hicimos Julio C¨¦sar, Ricardo III, Europea House y Santa Juana de los Mataderos. Al final se dej¨® porque era caro. En la compa?¨ªa eramos 25, sumando road managers y t¨¦cnicos. Cuando hac¨ªamos Julio C¨¦sar nos llev¨¢bamos hasta el perro. Al llegar la crisis se acab¨® la alegr¨ªa. Hoy ser¨ªa impensable¡±.
Me dice: ¡°Creo que he tenido mucha suerte, y alguna gente cree que hablo por hablar. Entre los 25 y los 30 aprend¨ª de las mejores actrices. De la Espert, que todav¨ªa me llama ¡®el nen¡¯ (y sus hijas tambi¨¦n). Esa mujer es un portento de inteligencia. Me deslumbra cada vez que la veo. ?ngels Poch fue una segunda madre para m¨ª. Rosa Maria Sard¨¤ tambi¨¦n es otro monstruo, que adem¨¢s me dirigi¨®. Con la descomunal Anna Lizar¨¢n es con quien m¨¢s me identifico a nivel de juego teatral. Lo ¨²ltimo que hizo, lo hicimos juntos: un recital po¨¦tico. Hay muchas actrices en mi vida, pero no puedo olvidar a Flotats. Ni regalos que te da la profesi¨®n, como la maravilla de haber hecho Qui¨¦n teme a Virginia Woolf a las ¨®rdenes de Veronese, con dos compa?eras soberbias: Emma Vilarasau y Carmen Machi. Era como ver dos caras de Martha. Y con las dos funcionaba igual de bien: Emma es fant¨¢stica, y Carmen es todo un personaje. Estar¨ªa horas hablando de ella. O de m¨¢s regalos que te da la profesi¨®n, como mi primer trabajo en televisi¨®n, a los 21 a?os. Me toc¨® con el gran Rabal. ?l hac¨ªa un general y yo un suboficial. Nos abrieron un bar toda la noche, para que don Paco ¡®dispusiera lo que necesitase¡¯. Era gracios¨ªsimo, contaba historias estupendas. L¨¢stima que aquella noche se nos borraron unas cuantas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.