¡°Que Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n se acostara con el rey de Francia no significa que fuera gay¡±
El historiador brit¨¢nico Thomas Asbridge, asesor deso¨ªdo de ¡®El reino de los cielos¡¯, de Ridley Scott, publica una emocionante y clarificadora nueva s¨ªntesis de las cruzadas
Est¨¢n todos los episodios famosos de la historia de las cruzadas, de 1099 a 1291, la sanguinaria conquista de Jerusal¨¦n en la primera, la batalla de los cuernos de Hattin, donde los musulmanes destrozaron al ej¨¦rcito cristiano y se perdi¨® la Vera Cruz, la toma de Acre en la Tercera Cruzada, el audaz asalto anfibio de Luis IX de Francia en Damieta, la retirada de los templarios de la ¨²ltima fortaleza del Ch?teau P¨¨lerin... Y todas las grandes figuras: Godofredo de Bouillon, del que se dec¨ªa que lo hab¨ªa parido un cisne, aunque parec¨ªa m¨¢s una rapaz; el devastado Rey Leproso (que nunca llev¨® m¨¢scara) y su hermana Sibila, el violento (y tan denostado por el cine) Reinaldo de Ch?tillon, Nur al Din, Saladino, Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n, claro.
En Las cruzadas, una nueva historia de las guerras por Tierra Santa (?tico de los libros, 2019), del historiador brit¨¢nico especialista en la Edad Media Thomas Asbridge y asesor en la pel¨ªcula de Ridley Scott El reino de los cielos (2005), en la que dice que no escucharon sus criterios y no le tuvieron en cuenta. En el libro aparece la n¨®mina completa de hechos y personajes, pero presentados de una manera mucho m¨¢s equilibrada de lo habitual al contextualizarse unos y otros con fuentes de ambos bandos, cristiano y musulm¨¢n. Tambi¨¦n encontramos cosas poco conocidas o ignoradas: la pr¨¢ctica del canibalismo por los hambrientos cruzados de Raimundo de Tolosa, que, dicen las fuentes, se com¨ªan asadas las nalgas de los sarracenos muertos; la ¨²ltima carga de los templarios literalmente en llamas surgiendo del castillo del Vado de Jacob devastado por el fuego, o la captura por Ricardo de un barco de aprovisionamiento musulm¨¢n que llevaba a siete emires, 700 soldados de ¨¦lite y 200 serpientes extremadamente venenosas que planeaban soltar en medio del ej¨¦rcito cristiano.
En las intensas y apasionantes p¨¢ginas de Asbridge veremos como un ballestero le mete un virote en la ingle a un soldado musulm¨¢n que est¨¢ ultrajando una cruz, orin¨¢ndole encima, en los muros de Acre; a Godofredo de Lusignan liquidando a 10 musulmanes con su hacha de guerra, a los francos llenando de cad¨¢veres el foso de la ciudad mientras los enemigos tratan de sacarlos. Aprenderemos que la catapulta mayor de los cruzados en Acre se llamaba Mal Voisin y una de sus piedras hab¨ªa aplastado a 12 defensores de la ciudad a la vez, que Ricardo adoraba los melocotones y las peras y que cuando asaltas una muralla siempre hay que mirar atr¨¢s a ver si te siguen, para no quedar aislado arriba, como le sucedi¨® al valeroso Aubery Clements, mariscal de Francia, despedazado por los alfanjes al quedarse solo en la Torre Maldita (las fuentes francas elogian su coraje mientras que testigos musulmanes afirman que suplic¨® lastimeramente por su vida).
?Fueron las cruzadas m¨¢s brutales y sangrientas que otros enfrentamientos de la Edad Media? De visita en Barcelona Asbridge, que no lleva armadura ni peto sino una camisa azul, responde: ¡°Obviamente las cruzadas no fueron un ejercicio pac¨ªfico, pero en general se respetaron las convenciones b¨¦licas de la ¨¦poca, quiz¨¢ si hubo algo especial fue la pr¨¢ctica de la decapitaci¨®n post mortem, que no era habitual en las guerras en occidente¡±. De las duras descripciones de su libro (el caballero al que le queda la nariz cortada colgando sobre los labios tras un sablazo con cimitarra) recuerda que el combate medieval ¡°era brutal, se mataba cara a cara, con armas blancas, no hab¨ªa distancia sino un contacto muy ¨ªntimo entre adversarios. Era una realidad muy violenta. Yo no he hecho m¨¢s que reflejar lo que era aquello¡±. Sin embargo, matiza que no debe verse la ¨¦poca de las cruzadas como un tiempo de ¡°guerra total¡±, con incesantes batallas y campa?as, y recuerda que hubo una realidad pragm¨¢tica y pol¨ªtica y unos intereses comerciales que hicieron que se creara un entorno fronterizo en el que los europeos interactuaron con la cultura oriental y la asimilaron.
El historiador destaca la capacidad de supervivencia de los cruzados en un ambiente tan hostil y la sorpresa que fue el ¨¦xito de la Primera Cruzada. Recalca que a ¨¦l ¨Ccomo a la mayor¨ªa- le fascina sobre todo la Tercera, con sus grandes personajes y excelentes fuentes que permiten analizarla desde distintas perspectivas. De Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n, se?ala que presenta m¨²ltiples rasgo de car¨¢cter, pod¨ªa ser brutal pero tambi¨¦n magn¨¢nimo y generoso. Fue un buen comandante militar, pero a la vez (como Saladino) un muy h¨¢bil negociador. Muy valiente, en su papel de rey soldado, lanz¨¢ndose impetuosamente a la cabeza de sus tropas y poni¨¦ndose en peligro (recibi¨® una herida de ballesta en el costado en una refriega cerca del Mar Muerto) o ?no recuerda a Alejandro Magno? ¡°No ten¨ªa su genio militar, aprend¨ªa sobre la marcha, algunas de sus victorias, como la de Arsuf no fue planeada sino un accidente, al arrancarse impetuosamente parte de su ej¨¦rcito. No, no era un Alejandro, ni un Aquiles. No es uno de los m¨¢s h¨¢biles y carism¨¢ticos comandantes de la historia¡±. Al rev¨¦s de Alejandro, al que sus hombres, amotin¨¢ndose, hicieron abandonar su marcha de conquistas, Ricardo fue el que hizo retroceder a los suyos, dos veces, cuando marchaban hacia Jerusal¨¦n, para gran descontento de estos. En cambio a los dos se les pod¨ªa ir la mano, como prob¨® Ricardo al ejecutar a sangre fr¨ªa a la guarnici¨®n de Acre. Asbridge duda de que fuera homosexual, pese a que ha estado de moda convertir al Coraz¨®n de Le¨®n en icono gay. ¡°Se ha sugerido, yo no lo veo en las fuentes de la ¨¦poca. No podemos saberlo a ciencia cierta, pero tuvo un hijo ileg¨ªtimo y lo de que compart¨ªan lecho ¨¦l y el rey de Francia, Felipe Augusto, no tiene el mismo significado que para nosotros; es una convenci¨®n para explicar una alianza pol¨ªtica y no significa necesariamente un encuentro sexual. No podemos interpretar lo que se hac¨ªa hace 800 a?os con nuestro criterio de hoy".
Asbridge ha dedicado seis a?os a escribir su libro cuidando especialmente de no ser prisionero de un enfoque ¨²nico y de no caer en los estereotipos. ¡°Es muy dif¨ªcil distanciarse en la historia de las cruzadas de todo lo que damos por sabido, pero las fuentes distintas incluso dan vencedores diferentes en algunas batallas; es fundamental combinar perspectivas. Por supuesto, en casos como el de Hattin, lo que para los cristianos es una espantosa cat¨¢strofe para los musulmanes es una maravillosa victoria; siempre hay dos verdades, dos realidades¡±. A prop¨®sito de esa batalla que provoc¨® un inmediato estado de shock en la cristiandad y ha sido comparada con el 11-S, Asbridge advierte que es un error (y ¡°malinterpretar y manipular la historia¡±) buscar una continuidad de enfrentamiento del mundo occidental y el musulm¨¢n desde las cruzadas. ¡°La resonancia es artificial, en realidad, no existe ning¨²n lazo ininterrumpido de odio y discordia que una la pugna medieval por el control de Tierra Santa con las contiendas contempor¨¢neas del Pr¨®ximo y Medio Oriente¡±.
Asbridge opina que el fracaso ¨²ltimo de las cruzadas y la p¨¦rdida de Tierra Santa tuvieron que ver con la imposibilidad de encauzar el ¨ªmpetu irracional que inspiraba a los cruzados, que era la promesa de salvaci¨®n individual, la garant¨ªa de que culminar una peregrinaci¨®n armada pod¨ªa redimir los pecados y dar acceso a la salvaci¨®n. Ese anhelo pasional y piadoso, y los intereses personales de los diferentes jefes de las cruzadas, imped¨ªa conducirlas de una manera l¨®gica y coherente, y garantizar la conquista y defensa de Tierra Santa.
¡°La pel¨ªcula de Ridley Scott es una caricatura de la Edad Media¡±
De su trabajo como asesor de El reino de los cielos (2005), Asbridge dice que fue "una experiencia muy penosa". Estuvo seis meses y protagoniz¨® muchas discusiones "pero en ¨²ltima instancia no tuve ni voz ni voto, no tuvieron en cuenta mis criterios, y el resultado fue un filme que no es sino una caricatura de la Edad Media". "Era muy extra?o", a?ade, "no quer¨ªan hablar de la realidad de las cruzadas sino presentar la Edad Media como un espejo del presente".
Recuerda que vio finalmente la pel¨ªcula en un pase privado en una sala del Soho, solo ten¨ªa a un publicista sentado a su lado. "Fue doloroso". Le llamaron para que promocionara el filme y se neg¨®. "As¨ª que me llam¨® el propio Ridley Scott. Me dijo que lo que ¨¦l quer¨ªa era explorar la historia y que no hac¨ªa falta ser realistas".
?Qu¨¦ le parece lo peor? ?Que los musulmanes lleven el estandarte de la media luna que no se emple¨® en banderas militares hasta el siglo XIV? ?Que se d¨¦ la orden de ¡°?fuego!¡± a los arqueros y catapultas? ?La ense?a del reino de Castilla y Le¨®n, que no se juntaron hasta 1230? ?La optimista afirmaci¨®n del hospitalario de que luch¨® dos d¨ªas con una flecha en los test¨ªculos? ?Reinaldo de Ch?tillon? ¡°El actor, Brendan Gleeson, es brillante, pero Reinaldo... era violento, s¨ª, aunque no puedes mostrarlo como un villano descerebrado, que mata sin motivo, ese es uno de los mayores errores de la pel¨ªcula, una caricatura¡±. El personaje de Bali¨¢n de Ibel¨ªn [Orlando Bloom] era en cambio mucho m¨¢s turbio, pues escap¨® vergonzosamente de Hattin y fue un gran intrigante (aparte de que estaba casado y con dos hijos durante el asedio de Jerusal¨¦n). ¡°Cogieron pr¨¢cticamente solo el nombre, era un tipo que torturaba personalmente a musulmanes prisioneros y esclavos. Toda la historia de su llegada a Tierra Santa es completamente inventada¡±.
En todo caso, El reino de los cielos ha creado mucha iconograf¨ªa sobre las cruzadas. "Siempre me ha sorprendido el poder que tienen las im¨¢genes, yo mismo utilizo algunas del filme en mis clases sobre Saladino. Pero hay que recordar que la secuencia en que el sult¨¢n entra en Jerusal¨¦n y pone de pie una cruz es una completa manipulaci¨®n. Ridley Scott me dijo: '?C¨®mo puedes no apoyar una pel¨ªcula con mensaje de respeto entre religiones como ese?'. Pero en realidad, Saladino hizo derribar la cruz de la C¨²pula de la Roca, que es exactamente lo contrario". El trabajo le sirvi¨® al menos al historiador para entrar en otro proyecto, "mucho m¨¢s serio, en las ant¨ªpodas de la pel¨ªcula, una serie de HBO estilo Hermanos de sangre pero en las cruzadas". Trabaj¨® dos a?os y medio en ello; al final la serie no sali¨® adelante por falta de presupuesto y porque el director fue reclamado para un filme de Disney.
?Es el libro de las cruzadas una especie de revancha de El reino de los cielos? "No, no", r¨ªe el historiador. "Reconozco que hacer una pel¨ªcula es tremendamente dif¨ªcil y no se puede ser absolutamente estrictos y hay que llegar a compromisos, pero...".
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