El legado de la duquesa roja afronta una situaci¨®n ¡°cr¨ªtica¡±
La ejecuci¨®n de la sentencia por la herencia de Luisa Isabel ?lvarez de Toledo enfrenta a sus herederos con la fundaci¨®n que cuida del mayor archivo privado de Europa
Las asc¨¦ticas escaleras que conducen a uno de los archivos privados m¨¢s importantes de Europa est¨¢n decoradas por tres lienzos. Una se?orita cuajada de tules interpela con gesto serio en el primero. En el segundo, sostiene un cigarro sonriente, rodeada de legajos antiguos. Y, en el ¨²ltimo, la misma mujer aparece vestida de presa y encadenada a una corona. ¡°Lo que quer¨ªan que fuera, lo que yo quer¨ªa ser y en lo que me convirtieron¡±, sol¨ªa bromear su protagonista, Luisa Isabel ?lvarez de Toledo, XXI duquesa de Medina Sidonia. Con su muerte, la iron¨ªa se ha convertido en la parad¨®jica realidad de un valioso legado cultural de obras de arte y seis millones de documentos, participado por la Administraci¨®n, pero atascado en una mara?a judicial y familiar sin fin.
En la ¨²ltima planta de un impresionante palacio de Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz), la Fundaci¨®n Casa Medina Sidonia vela con mimo por la conservaci¨®n de un archivo de 6.316 legajos y casi mil a?os de antig¨¹edad. Fue ?lvarez de Toledo quien encomend¨® la tarea a esta entidad, en la que implic¨® al Ministerio de Cultura, la Junta de Andaluc¨ªa, la Diputaci¨®n de C¨¢diz y el Ayuntamiento de Sanl¨²car. Pero la preocupaci¨®n se ha instalado ahora entre los patronos ante la inminente ejecuci¨®n de una sentencia que pone en serias dudas la supervivencia de la fundaci¨®n. Para agravar el entuerto, el primog¨¦nito y actual duque, Leoncio Gonz¨¢lez de Gregorio, vive desde marzo en el monumento.
¡°Luisa Isabel crea la fundaci¨®n porque cree que estos bienes tienen vocaci¨®n p¨²blica y eso, ahora, est¨¢ en peligro¡±, a?ade Liliane Dahlmann, viuda de la conocida como duquesa roja y presidenta del patronato. En junio de 2018, la Audiencia Provincial de C¨¢diz confirm¨® la sentencia que determin¨® que la noble deshered¨® a sus hijos al dotar a esta instituci¨®n del palacio y el archivo. El juez estableci¨® un nuevo reparto en el que sus hijos Leoncio, Pilar y Gabriel Gonz¨¢lez de Gregorio son propietarios de un tercio de los bienes; el actual duque, de la tercera parte de mejora ¡ªaunque con el usufructo de Dahlmann¡ª y la Fundaci¨®n, del 30% de libre disposici¨®n.
Indivisible
Pero el magistrado tambi¨¦n dej¨® claro que la hect¨¢rea y media de palacio y su contenido, valorados en unos 30 millones de euros, son indivisibles e indeslocalizables. La paradoja es evidente para Jos¨¦ G¨®mez Villegas, abogado y presidente del consejo asesor de la fundaci¨®n: ¡°La situaci¨®n es cr¨ªtica. La sentencia es una entelequia, pr¨¢cticamente inejecutable¡±. Pero no lo ve as¨ª el abogado de Leoncio Gonz¨¢lez de Gregorio, Eduardo Ferreiro: ¡°Que sea indivisible no quiere decir que los propietarios no puedan hacer uso ordenado del mismo¡±.
Y es justo lo que ya est¨¢ haciendo su cliente desde que se mud¨® y se empadron¨® en el palacio. ¡°Me lo han recomendado mis abogados¡±, reconoce el duque por escrito a EL PA?S. Todo ello, pese a que la sentencia est¨¢ pendiente de ejecutar porque una parte ¡ªque no afecta al monumento¡ª est¨¢ recurrida ante el Tribunal Supremo y a que Gonz¨¢lez de Gregorio a¨²n no ha recibido la herencia que, previsiblemente, le obligar¨¢ a pagar un importante montante en concepto del impuesto de sucesiones.
El duque vive recluido en ¡°una dependencia anexa al palacio¡±, como ¨¦l mismo explica. No abona nada por los gastos, seg¨²n apuntan desde la fundaci¨®n, aunque ¨¦l asegura que su presencia no supone ¡°ning¨²n costo extra¡±. ¡°M¨¢s bien creo que, por las circunstancias hist¨®ricas, por mi profesi¨®n [profesor de Historia en la Universidad de Castilla La Mancha] soy un activo para la Fundaci¨®n¡±, sentencia Gonz¨¢lez de Gregorio. Pero en el palacio no lo ven igual. ¡°Cuando hay cualquier evento o visitas, aparece y se presenta como el duque e interfiere en la interpretaci¨®n cultural que se est¨¢ realizando. No son actuaciones de una instituci¨®n seria. Adem¨¢s, es un peligro, si pasa algo, la responsable soy yo¡±, explica Dahlmann preocupada.
Esto hay que blindarlo. S¨¦ que Isabel no descansar¨¢ tranquila hasta que eso ocurra?Liliana? Dahlmann?
Para G¨®mez, esta forma de actuar del duque oculta otro fin: ¡°Se ha marcado una hoja de ruta para desprestigiarla y quitarla de en medio [en referencia a Dahlmann]¡±. Y la situaci¨®n podr¨ªa complicarse m¨¢s si a los otros dos hermanos les diese por mudarse un un palacio que tambi¨¦n ser¨¢ de su propiedad. ¡°Este patrimonio gestionado con cinco llaves, los hijos, la fundaci¨®n y yo, ser¨ªa imposible¡±, adelanta Dahlmann.
El desasosiego trasciende los vetustos muros de palacio y llega a las cuatro administraciones implicadas como patronos desde 1990. Mientras que el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n guardan silencio y el Ministerio de Cultura muestra su ¡°respeto¡± por las decisiones judiciales, el vicepresidente de la Junta, Juan Mar¨ªn, reconoc¨ªa el pasado lunes su ¡°preocupaci¨®n¡± por la viabilidad de la instituci¨®n y manifestaba su deseo porque todo ¡°alg¨²n d¨ªa sea p¨²blico¡±.
No a las negociaciones
El duque le agradece sus palabras y le anima ¡°a un debate interno sincero¡±. Pero tambi¨¦n dice que ¡°no es momento¡± de hablar de negociaciones concretas. No lo ve as¨ª Miguel ?ngel V¨¢zquez, anterior consejero de Cultura de la Junta: ¡°La obligaci¨®n es llegar a un acuerdo entre las distintas administraciones para hacer frente com¨²n¡±. El socialista incluso lleg¨® a estudiar la posibilidad de ofrecer a los herederos la compra de sus partes de la propiedad en la que se les compensase ¡°en especies¡± el pago del impuesto de sucesiones andaluz.
La sentencia es una entelequia, pr¨¢cticamente inejecutable?Jos¨¦ G¨®mez Villegas, abogado de la fundaci¨®n
La pasi¨®n de la duquesa roja porque el palacio y su contenido no se perdiesen ya la llev¨® a promover una protecci¨®n que, convertida hoy en bien de inter¨¦s cultural, ha sido clave para evitar su fragmentaci¨®n durante el proceso judicial. ¡°Como mis hijos no parecen inclinados a sacrificarse por conservar este patrimonio, aunque s¨ª a disfrutarlo, transformando el cuadro y el documento en ¡®bien vendible¡¯, quisiera pedirle que, con el fin de evitar nuevas p¨¦rdidas, lo declarase monumento hist¨®rico-art¨ªstico¡±, llega a afirmar ?lvarez de Toledo en una misiva enviada en mayo de 1977 a Fernando Chueca Goitia, entonces director de Patrimonio Art¨ªstico Nacional.
Hace ya 11 a?os que la duquesita, como era conocida en Sanl¨²car, falleci¨® poco despu¨¦s de casarse con la que tambi¨¦n fue art¨ªfice de ordenar el legado de los Medina Sidonia. La historiadora Dahlmann se uni¨® hace 38 a?os a un proyecto personal que ya enfrascaba buena parte del tiempo de ?lvarez de Toledo, que tard¨® una d¨¦cada en catalogar los documentos que languidec¨ªan en un guardamuebles de Madrid. La duquesa consigui¨® poner en pie su archivo, pero su voluntad est¨¢ lejos de cumplirse.
Una fundaci¨®n ¡®barata¡¯
Los estatutos de la Fundaci¨®n Medina Sidonia establecen siete patronos, de los que cuatro son administraciones p¨²blicas. En virtud de este derecho y obligaci¨®n, el Ayuntamiento de Sanl¨²car, la Diputaci¨®n de C¨¢diz, la Junta de Andaluc¨ªa y el Ministerio de Cultura contribuyen el sostenimiento econ¨®mico de una entidad que les supone gastos relativamente escuetos. La instituci¨®n gestiona en el palacio una hospeder¨ªa y una cafeter¨ªa que, junto con las visitas culturales a un precio de cinco euros por persona, permiten aportar la mitad de los 460.000 euros de presupuesto anual de la entidad. Con la otra mitad p¨²blica, se hace viable el sostenimiento de una fundaci¨®n en la que 14 trabajadores hacen posible el acceso del p¨²blico a un patrimonio cultural de bienes art¨ªsticos y documentales ¨²nico en Espa?a.
En la calurosa ma?ana del domingo, los visitantes pasean despreocupados por el palacio de los Medina Sidonia. Ni se percatan del desasosiego que campa a sus anchas en la sede de una fundaci¨®n que, envuelta en un entuerto familiar, teme que el valioso legado cultural que custodia acabe convertido en carne de papel cuch¨¦. ¡°Esto hay que blindarlo. S¨¦ que Isabel no descansar¨¢ tranquila hasta que eso ocurra¡±, zanja Dahlmann apesadumbrada.
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