"La Duquesa Roja no tuvo nunca ninguna conciencia del pecado"
La historia tiene todos los elementos para convertirse en un follet¨ªn lleno de pasadizos escabrosos. Una duquesa que se rebela contra la dictadura de Franco, es encarcelada y luego tiene que partir al exilio. Una madre que rompe relaciones con sus hijos al ser acusada de ladrona. Una mujer que se casa in art¨ªculo mortis con la secretaria vitalicia de la Fundaci¨®n en la que ha empe?ado su vida. El vertiginoso circuito de los medios del coraz¨®n calienta motores y alguno de los descendientes salta a primer plano para denunciar abandono y reclamar una herencia que, dice, se le escamotea.
Luisa Isabel ?lvarez de Toledo (Estoril, Portugal, 1936), la Duquesa Roja, muri¨® hace unos d¨ªas, y en el palacio de Sanl¨²car de Barrameda, sede de la Fundaci¨®n Casa de Medina-Sidonia, no se termina a¨²n de asimilar su p¨¦rdida. La nueva presidenta, Liliana Dahlmann (Heidelberg, 1956), su viuda, intenta conservar la calma y recuperar la otra historia, la que tiene menos resonancias novelescas. La de una historiadora e intelectual, una mujer infatigable con un car¨¢cter cargado de dinamita, austera, radical en su manera de cultivar la libertad, heterodoxa siempre, y que se encarg¨®, desde el momento de convertirse en 1956 en duquesa de Medina-Sidonia, de conservar, proteger y difundir el inmenso legado de su familia. Lo consigui¨® a trav¨¦s de la Fundaci¨®n que ahora preside otra mujer, Liliana, que lleg¨® a su vida en 1982 y ah¨ª se qued¨®.
"No quiero entrar en el tema de la boda. Pertenece a nuestra vida privada"
"La imagen del intelectual que m¨¢s se le ajusta es la de Sartre o Camus"
Pregunta. ?Cu¨¢l fue ese legado: el patrimonio de la actual Fundaci¨®n?
Respuesta. El palacio, las obras de arte que contiene y su inmenso archivo, que conserva m¨¢s de seis millones de documentos, el primero de los cuales se remonta a 1228. Un trozo de la historia de este pa¨ªs, desde el que pueden reconstruirse las mentalidades de las distintas ¨¦pocas y establecer c¨®mo fue cambiando la vida cotidiana en un trozo de Andaluc¨ªa a lo largo de los siglos.
P. ?Habr¨¢ tambi¨¦n otras propiedades, tierras, fincas...?
R. No. El se?or¨ªo de Medina-Sidonia no era territorial y, por tanto, los duques no fueron los due?os de esta zona. El suyo era un se?or¨ªo jurisdiccional y su tarea fue la de mediar entre el rey y los s¨²bditos, administrar las riquezas, procurar que crecieran, reclutar tropas cuando hab¨ªa guerras, establecer los mecanismos necesarios para que la sociedad funcionara. Cuando estos se?or¨ªos jurisdiccionales desaparecieron en 1823, pudieron haber vendido bienes comunes y haber hecho una fortuna. Pero, aparte del patrimonio que hoy es el de la Fundaci¨®n, Isabel recibi¨® de herencia unos cuantos t¨ªtulos bancarios, algo de dinero, una peque?a finca en Madrid.
P. El valor del palacio y sus obras de arte tiene que ser muy grande.
R. Todo est¨¢ inventariado con su correspondiente tasaci¨®n. Desde que se convirti¨® en duquesa, Isabel se obsesion¨® con la idea de crear una fundaci¨®n para evitar que se dispersara la riqueza que hab¨ªan forjado sus antepasados y que ese patrimonio formara, as¨ª, parte de la sociedad en que surgi¨®. Todos los papeles del archivo estaban entonces, en 1956, en un guardamuebles de Madrid y el caser¨®n de Sanl¨²car estaba medio abandonado. Fue ella la que organiz¨® los documentos del archivo y los catalog¨®, tarea de la que dan cuenta los 20 tomos que hay de inventario. Y fue la que inici¨® en esos d¨ªas el proceso de restauraci¨®n del palacio que se ha podido terminar hace unos a?os.
P. ?C¨®mo se explica que la duquesa se casara con usted en los ¨²ltimos momentos?
R. Es algo en lo que no quiero entrar. Forma parte de nuestra vida privada. Hay cosas que se hacen cuando se tienen que hacer.
P. ?Por qu¨¦ se produce la ruptura de la duquesa con sus hijos? Se quejan de abandono. Y reclaman una finca de Mortera que, eso ha afirmado alguno, se qued¨® ella cuando se la hab¨ªa dejado su bisabuela.
R. La gran ruptura se produce cuando Isabel consigue en 1990 crear la Fundaci¨®n. No se puede decir que fueran unos ni?os abandonados. Entonces iniciaron una serie de pleitos contra ella. De la finca de Mortera la duquesa qued¨® como usufructuaria y cuando cada hijo cumpli¨® 21 a?os, les dio la parte que les correspond¨ªa. Quedan aqu¨ª en Sanl¨²car unas 15 piezas, entre obras de arte y muebles, que pueden recoger cuando deseen. Pero no quisiera entrar en esta espiral de desmentidos y aclaraciones que puede convertirse en una locura. La justicia tiene mecanismos para establecer la autenticidad de esas reclamaciones.
P. Tengo que preguntarle por el testamento...
R. No conozco el definitivo. Ser¨¢ p¨²blico dentro de poco.
P. ?C¨®mo era la duquesa y c¨®mo entr¨® en contacto con ella?
R. Era un torbellino, una mujer incansable. F¨ªjese simplemente en lo que significa organizar todo este archivo. Quiso conseguir ayuda para tan ingente trabajo, pero al final lo hizo sola. Dorm¨ªa unas cuatro horas, se levantaba a las nueve, se acostaba hacia las cinco. Escribi¨® m¨¢s de 20 libros. Un mont¨®n de ellos de historia, pero hizo tambi¨¦n novelas. Cuando apareci¨® Internet se embarc¨® en un master de inform¨¢tica, y no tard¨® en tener all¨ª unos cinco sitios donde escrib¨ªa de todo: de actualidad, de historia, ficci¨®n... La conoc¨ª en 1982 y todo fue saliendo sin ninguna premeditaci¨®n. Enseguida me sent¨ª parte de su vida y de su obra.
P. ?Era usted historiadora?
R. A¨²n no. Fue ella la que me contagi¨® el gusanillo.
P. En alguna de sus novelas, la duquesa retrata a personajes que transgreden lo establecido y luchan con una cierta sensaci¨®n de culpa. ?Tiene esto un componente autobiogr¨¢fico?
R. Para nada. Fue una mujer ajena a cualquier dogma, que no tuvo ninguna conciencia del pecado, totalmente libre. La imagen del intelectual que m¨¢s se le ajusta es la de Sartre o Camus. Cre¨ªa que hab¨ªa que intervenir para defender a los m¨¢s d¨¦biles. Eso la llev¨® en los sesenta a formar aqu¨ª en Sanl¨²car la primera cooperativa de pescadores para combatir por sus derechos. En este palacio se fund¨® Comisiones Obreras del campo. Luego vino su compromiso militante con la gente de Palomares, cuando cayeron las bombas de la aviaci¨®n estadounidense, y ella se convirti¨® en la voz de los que hab¨ªan sido silenciados. La metieron ocho meses en la c¨¢rcel por ir a la cabeza de una manifestaci¨®n que daba visibilidad a las v¨ªctimas del abandono. Cuando sali¨® tuvo que exiliarse porque la acusaban de m¨²ltiples cargos por sus libros y sus actividades clandestinas contra la dictadura. Le pod¨ªan haber ca¨ªdo m¨¢s de 30 a?os. Vivi¨® en Par¨ªs hasta que regres¨® al morir Franco.
P. ?Pudo llevarse a sus hijos?
R. Su matrimonio no dur¨® mucho m¨¢s de tres a?os, los justos para tener los hijos que tuvo. Su marido consigui¨® limitarle la custodia: lo tuvo f¨¢cil con un r¨¦gimen que la consideraba un demonio, la c¨¦lebre Duquesa Roja. Muchas veces no consegu¨ªa ni siquiera hablar con ellos por tel¨¦fono. Son impresionantes las cartas que escribi¨® a sus hijos desde el exilio. Est¨¢n llenas de un profundo amor y de la voluntad de educarlos en los valores en los que siempre crey¨®, los de libertad, justicia, solidaridad. Es uno de los proyectos en los que trabajar¨¦ pr¨®ximamente, el de publicar esa correspondencia. Los documentos hablan solos.
P. ?A qu¨¦ se debe que la hayan tachado en alguna tertulia de haber girado hacia la derecha cuando, entre otras cosas, defend¨ªa como ejemplar la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa?
R. La fuerza de su car¨¢cter la ayud¨® a sobrellevar este tipo de disparates. Si hubiera hecho caso a las cr¨ªticas no habr¨ªa podido levantarse de la cama. Y es verdad que celebraba esa iniciativa, la de formar ciudadanos en valores ¨¦ticos sin carga religiosa alguna. En cuanto a la existencia de Dios, no se pronunciaba. Ya se ver¨ªa cuando tocara.
La fuerza del destino
- Guzm¨¢n el Bueno, recibi¨® el t¨ªtulo de duque de Medina Sidonia en 1445.
- Se instal¨® en un palacio de origen ¨¢rabe en Sanl¨²car de Barrameda, declarado monumento hist¨®rico en 1978.
- La Fundaci¨®n Casa de Medina-Sidonia se cre¨® en 1990. En su patronato est¨¢n representados el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Sanl¨²car, la Diputaci¨®n de C¨¢diz y la Junta de Andaluc¨ªa.
- Se calcula que el archivo de la Fundaci¨®n tiene m¨¢s de seis millones de documentos, el m¨¢s antiguo de los cuales est¨¢ fechado en 1228.
Babelia
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