Fernando Savater: ¡°Llorando no hay forma de componer bien una frase¡±
¡®La peor parte¡¯ son las ¡°memorias de amor¡± a su esposa fallecida en 2015
En la puerta de la casa de Fernando Savater, donostiarra de 1947, hay un felpudo decorado con el cuervo de Edgar A. Poe. El narrador estadounidense fue el ¡°gran amor literario¡± compartido por el fil¨®sofo y Sara Torres, su esposa, fallecida en 2015 v¨ªctima de un tumor cerebral que los llev¨® a peregrinar por hospitales de San Sebasti¨¢n, Madrid y Baltimore, la ciudad en la que muri¨® el propio Poe. El pr¨®ximo martes llega a las librer¨ªas La peor parte (Ariel), el libro en el que Savater narra tres d¨¦cadas de convivencia sin ahorrarse nada: la pertenencia de ella a ETA, las infidelidades de ¨¦l, la fundaci¨®n del movimiento Basta Ya o la pasi¨®n por el cine fant¨¢stico. De espaldas a un Madrid lluvioso, al pensador se le quiebra la voz a veces pero no pierde el humor. ¡°?Buscas mi perfil bueno?¡±, pregunta al fot¨®grafo. ¡°Los dos son malos¡±.
Pregunta. Dice que este es su ¨²ltimo libro.
R. S¨ª. Porque escrib¨ªa para ella. Yo hac¨ªa los libros en tres meses y este me ha costado cuatro a?os. Eso s¨ª, no trata de mis penas. No soy tan egoc¨¦ntrico como para pensar que el mundo est¨¢ pendiente de si estoy triste o alegre, pero yo hab¨ªa hablado mucho de la alegr¨ªa y era honrado hablar tambi¨¦n de la fragilidad de la alegr¨ªa.
P. ¡°La dicha se diluye en el esfuerzo por contarla¡±, escribe. ?Y la pena?
R. Cuando los sentimientos son de verdad es muy dif¨ªcil escribir. Llorando no hay forma de componer bien una frase, de escribir bien. Por primera vez los sentimientos eran tan fuertes que me bloqueaban.
P. En el libro repite que nunca lo supo todo de su mujer, que nunca vio su DNI.
R. Ahora lo tengo, pero no me lo hab¨ªa ense?ado nunca. Estaba traumatizada por una infancia de miseria profunda en Canarias, de abusos sexuales¡ Cuando se fue con su madre a Hospitalet se pagaba los estudios vendiendo flores en Las Ramblas. Poco a poco me enter¨¦ del padre ausente, aquel cabr¨®n. Los apellidos y la fecha de nacimiento los ten¨ªa de extranjis. No le gustaba decirlos.
P. Usted distingue entre fidelidad y lealtad.
R. Yo he sido una persona completamente infiel. Me iba con chicas y con chicos, pero nunca le dije a otra que fuera la primera. ?La lealtad? Este libro est¨¢ escrito como si ella me mirase por encima del hombro, aunque s¨¦ que he transgredido ciertos tab¨²s. No tengo pudor, lo que tengo es buen gusto. Hay cosas que no se cuentan.
P. Sin embargo cuenta al lector cosas que no le cont¨® a ella.
R. No las cuento, las dejo entender. No son las memorias de Casanova. A m¨ª no me parece que el amor tenga un componente sexual primordial. Hay una cierta ternura, pero el amor no tiene nada que ver. La echo de menos, pero no por el sexo. Y echo de menos el sexo, pero por otras cosas, no por ella. Era un ingrediente, pero ni mucho menos la base.
P. ?Y qu¨¦ es el amor? ?Lo sabe?
R. No. El libro tiene una parte optimista y es que el amor existe. Aunque ahora se dice que es machista, el amor siempre es rom¨¢ntico. Mi amiga Celia Amor¨®s siempre dice que el amor tiene que ser fou porque si no, no es ni fu ni fa. No se puede definir m¨¢s que contando tu vida con la otra persona.
P. ?Era un reto?
R. Como lo que me gusta es leer, me encanta que la gente escriba mejor que yo, pero en este caso s¨ª hubiera querido ser el buen escritor que ella cre¨ªa que era. Para contarlo como ella merec¨ªa.
P. ?Cree que algunos se escandalizar¨¢n al saber que ella form¨® parte de ETA y que usted estuvo pr¨®ximo a Batasuna?
R. Es que a todo fuimos llegando por experiencia. Como antifranquista, mis amistades estaban m¨¢s cerca de la izquierda abertzale que de Falange. He tenido en casa a gente de ETA. No hablo sin saber. Yo ten¨ªa el lado este ?o?ostiarra que me reprochaba ella. Lo de ella era la lucha por los pobres. Luego se nos cay¨® el velo de los ojos. Claro que hace 20 a?os pensaba otra cosa. Gracias a Dios, he seguido pensando.
P. ?Se considera nacionalista espa?ol?
R.?Como dec¨ªa Juli¨¢n Mar¨ªas, todos tenemos ap¨¦ndice, pero no es lo mismo tener ap¨¦ndice que tener apendicitis. El nacionalista tiene una inflamaci¨®n de la naci¨®n. A m¨ª me ha sonado muy nacionalista esa descripci¨®n de Europa de que, frente a la inmigraci¨®n, hay que defender nuestro estilo de vida. No, lo que hay que defender son las leyes de la democracia. El estilo de vida democr¨¢tico es no tener un estilo de vida obligatorio. El nacionalismo es decir: aqu¨ª vivimos as¨ª. La ¨²nica forma de defender la libertad individual es un Estado de derecho y Estados de derecho sin perfil nacional no existen. Frente a los que hablan de naciones sin Estado, a m¨ª lo que me gustar¨ªa es un Estado sin naci¨®n. Pero eso hoy no puede ser. Los s¨ªmbolos nacionales de Espa?a refuerzan el Estado de derecho y en ese sentido no son desde?ables.
P. Para terminar, una pregunta de su gremio, ?cree que Manuel Cruz, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa y presidente del Senado, ha plagiado?
R. Un manual es una cosa hecha de res¨²menes¡ No es lo mismo si fuera un libro de estudio de los que ha hecho Manolo muchas veces. Gracias a [la Historia de la filosof¨ªa de] don Nicola Abbagnano he dado yo conferencias toda mi vida. Lo que fue un poco desplazado fue responder ¡°este se?or es muy importante¡±. Estamos hablando de otra cosa. Es como si, ante estas acusaciones disparatadas de abuso, Pl¨¢cido Domingo respondiera que canta muy bien.
P. ?Deber¨ªa dimitir?
R.?Y qu¨¦ tiene que ver. A m¨ª lo que me parece mal es que haya cogido el puesto.
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