George W. Bush se estrena como pintor en Washington
Retratos de Valor expone en el Centro Kennedy la obra del expresidente sobre las marcas visibles e invisibles de los veteranos de guerra
El presidente que inici¨® dos guerras que se han cobrado m¨¢s de 5.000 bajas mortales en las filas del Ej¨¦rcito de Estados Unidos empez¨® a pintar con brocha fina tras abandonar la presidencia. Parece ser que George W. Bush se inici¨® en la afici¨®n a los lienzos despu¨¦s de leer el ensayo escrito por Winston Churchill Pintar como un pasatiempo, publicado all¨¢ por 1948, despu¨¦s de que las urnas expulsaran del poder al primer ministro brit¨¢nico a pesar de haber guiado a su pa¨ªs durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde el pasado lunes 7 de octubre y hasta el 15 de noviembre, para que las fechas incluyan el d¨ªa 11 del mes que viene, cuando se celebra en Estados Unidos el d¨ªa de los Veteranos, The Reach, la nueva ala de 175 millones de d¨®lares a?adida al Centro Kennedy para las Artes acoge en una de sus mejores salas la exposici¨®n Retratos de Valor. El subt¨ªtulo de la exposici¨®n no se lee todos los d¨ªas en un certamen de arte: Tributo de un Comandante en Jefe a los Guerreros Americanos. Retratos pintados por el presidente George W. Bush. Ni todos los d¨ªas el Kennedy acoge la obra de un expresidente, lo que no est¨¢ exento de pol¨¦mica.
Hay quien dice que Bush comenz¨® a pintar retratos de soldados heridos en las batallas como una forma de expiaci¨®n tras enviar como comandante en jefe a las tropas estadounidenses a Irak y Afganist¨¢n despu¨¦s de los atentados del 11 de Septiembre. Pero tambi¨¦n hay quien apunta que para haber purgaci¨®n ha tenido antes que haber arrepentimiento, haber aceptado una culpa. Eso no ha ocurrido.
Para el cabo del Ej¨¦rcito Joshua Michael, quien perdi¨® su brazo y su pierna izquierda en Afganist¨¢n en 2010 y hoy puede ver su rostro en un retrato colgado en las paredes del Kennedy Center, no se trata de si Bush es culpable o no. En su opini¨®n, Bush hizo lo que ten¨ªa que hacer. No en vano le toc¨® el papel de ser el jefe m¨¢ximo de las tropas despu¨¦s del 11-S.
La afici¨®n por la pintura del presidente 43 de la naci¨®n fue de dominio p¨²blico en 2013 despu¨¦s de que sus trabajos -que inclu¨ªan autorretratos- fueran colgados en la red por un pirata inform¨¢tico. Desde entonces, el expresidente republicano ha ido evolucionando y dejando atr¨¢s los retratos de prominentes figuras pol¨ªticas para centrar su arte en los recipientes de un Instituto que lleva su nombre y patrocina programas para veteranos de guerra.
Sus profesores de pintura -que los ha tenido- instruyeron a Bush en la t¨¦cnica conocida como impasto, la aplicaci¨®n de espesas pinceladas de pintura sobre el lienzo, de modo que el volumen y la forma de las pinceladas quedan visibles y generan un efecto tridimensional y una textura a?adida. El rostro de Ram¨®n Padilla; el de Timothy John Long; Kent Graham Solheim; el de Lesli Zimmerman ¡ As¨ª hasta 97 semblantes, 95 de hombres y dos de mujeres, a los que el antiguo mandatario ha querido rendir tributo.
En algunas de las pinturas, las heridas despu¨¦s de la batalla son obvias, visibles: una pr¨®tesis suple al brazo ya inexistente; lo mismo sucede con una mano, una pierna... Otras heridas no son evidentes al ojo humano, son las cicatrices sin cerrar que la batalla ha dejado en los soldados en forma de estr¨¦s post traum¨¢tico, es la dificultad para reincorporarse a la vida civil tras haber vivido la lucha en primera persona.
Las im¨¢genes de estos veteranos del Ej¨¦rcito son tambi¨¦n un libro que fue un best seller en 2017 y que ahora est¨¢ agotado en la sala de exposiciones de Washington en su tercer d¨ªa de apertura al p¨²blico. La muestra ha estado en muchos museos alrededor de Estados Unidos. Que haya recalado en el Kennedy de la capital de la naci¨®n ha provocado el reproche del prestigioso cr¨ªtico de arte del diario The Washington Post Philip Kennicott, quien considera que Bush no es un mal artista pero no merece estar en el Centro Kennedy, y menos en la puesta de largo de su multimillonaria nueva ala.
Al debut de la exposici¨®n asistieron muchos de los conmemorados en los retratos. Y como en todas las aperturas de Retratos de Valor, el expresidente no asisti¨® al estreno. Bush no quiere ser la estrella. Por eso tampoco firma estas obras. Deja que hablen por ¨¦l los hombres y mujeres que mand¨® a la guerra.
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