El Museo del Prado da clases de arte y de consenso
Los responsables de la pinacoteca despliegan varios proyectos por Oviedo para celebrar el Princesa de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades y recuerdan a la pol¨ªtica la importancia del acuerdo
Hay lecciones escondidas en cada rinc¨®n del Museo del Prado. De sus paredes cuelgan clases magistrales de historia, sociolog¨ªa o religi¨®n. Las pinceladas de El Bosco dibujan un tratado sobre el para¨ªso, el infierno o la creaci¨®n; y los trazos de Joaqu¨ªn Sorolla desvelan los riesgos que pod¨ªa correr en 1894 un joven pescador. Hay cuentos solemnes y otros cotidianos, para ni?os y para ancianos. Pero los pasillos del Prado tambi¨¦n recuerdan una ense?anza mayor a todos los espa?oles y, en especial, a sus pol¨ªticos: la importancia del consenso. El mismo que alcanz¨® el jurado de los Premios Princesa de Asturias para concederle, justo en el a?o en que celebra su bicentenario, el galard¨®n de Comunicaci¨®n y Humanidades, por su ¡°labor de conservaci¨®n y divulgaci¨®n de uno de los m¨¢s ricos patrimonios art¨ªsticos del mundo¡±.
Todo desde aquel pacto de Estado sobre la gesti¨®n del museo de hace un cuarto de siglo. ¡°Fue una estupenda idea. El Prado ha avanzado de forma m¨¢s r¨¢pida y est¨¢ m¨¢s presente en la vida nacional e internacional. Es bueno que en este pa¨ªs seamos capaces de llegar a acuerdos. Hay un tiempo para pelear, en las campa?as electorales, y uno para colaborar¡±, defendi¨® hoy jueves en Oviedo Javier Solana, presidente del patronato del museo. Tal vez la memoria de aquel hito sirva para sacudir el impasse de hoy. El Prado, por lo menos, quiere se?alar el buen camino: mientras el bloqueo, por definici¨®n, no deja moverse hacia ning¨²n lado, ese acuerdo empuj¨® al museo hacia una carrera de ¨¦xitos. Es el m¨¢s conocido de Espa?a, el m¨¢s visitado y es ¡°de todos¡±, como reiteraron Solana y Miguel Falomir, director del Prado. Como guinda de tanta alegr¨ªa, su ¨¢rea de restauraci¨®n ha obtenido hoy adem¨¢s el Premio Nacional de Restauraci¨®n y Conservaci¨®n de Bienes Culturales, que asigna anualmente el Ministerio de Cultura.
Para reafirmar su valor, y tal vez para agradecer tanto reconocimiento, el museo ha desplegado por Oviedo proyectos de todo tipo. Sus responsables presumen a menudo de una pinacoteca moderna, que protege pinturas de hace siglos mientras se pregunta c¨®mo aprovechar la tecnolog¨ªa de ma?ana. Y han ofrecido estos d¨ªas una amplia cata de ello: por un lado, el Museo de Bellas Artes de Asturias acoge la exposici¨®n Austrias y Borbones: Retratos de Pr¨ªncipes y Princesas de Asturias y Reyes de Espa?as, con una selecci¨®n de obras de ambos centros, as¨ª como una conferencia sobre Los lugares del Prado; por otro, en la antigua f¨¢brica de armas de Oviedo se muestra una creaci¨®n audiovisual que da vida a los cuadros de El Bosco, un homenaje iluminado a los cristos del museo, una recreaci¨®n de grandes obras a trav¨¦s de gastronom¨ªa, alta costura o figuritas de teatro, e incluso La Radio del Prado, un espect¨¢culo que mezcla dramaturgia y narrativa visual a partir de cinco piezas de la colecci¨®n.
A la vez, la pinacoteca prepara el final de un a?o clave, en el que tambi¨¦n se cumplieron ocho d¨¦cadas desde que las colecciones regresaron tras la Guerra Civil. En noviembre, el Prado acoger¨¢ una esperad¨ªsima exposici¨®n de los dibujos de Goya. Y, a finales de diciembre, conf¨ªa en que los datos de afluencia le regalen otra sonrisa. En 2018, la sede madrile?a acogi¨® unos 2,9 millones de visitas, la segunda mejor cifra en una d¨¦cada, tras el r¨¦cord de 2016. Pero los n¨²meros provisionales indican que una marca hist¨®rica en 2019 no es ninguna utop¨ªa.
El Prado, adem¨¢s, necesita esos ingresos, para su proyecto estrella: la rehabilitaci¨®n e incorporaci¨®n del Sal¨®n de Reinos, dise?ada por Norman Foster y Carlos Rubio. ¡°En los ¨²ltimos 25 a?os hemos experimentado distintas ampliaciones, pero centradas en talleres de restauraci¨®n, almacenes, muestras temporales, bibliotecas o archivos. Ninguna ten¨ªa el objetivo de proveer al museo de un espacio para alojar m¨¢s obras de arte. Tenemos cuadros guardados con suficiente calidad para ser expuestos, se podr¨ªan a?adir unas 250 obras que el p¨²blico ahora no puede ver. Y tenemos un edificio hist¨®rico del siglo XVII. Adem¨¢s, las obras en su momento fueron encargadas justo para ese espacio. Se va a crear un ambiente ¨²nico en Espa?a y uno de los pocos de esa naturaleza en Europa¡±, asegur¨® Falomir.
Pero, para ello, el museo precisa se?ales de vida desde el Parlamento. El proyecto de Presupuestos tumbado en febrero inclu¨ªa una dotaci¨®n ad hoc de cinco millones: sin ella, y con el Gobierno en funciones, el Prado ha puesto en marcha las obras igualmente, con los 5,2 millones de remanentes que acumul¨® en los ¨²ltimos dos ejercicios. Sin embargo, el coste total supera los 40 millones y el museo, que se autofinancia entre el 60 y el 65% de sus gastos, no puede ni quiere afrontarlo solo. De ah¨ª que la inauguraci¨®n, inicialmente prevista para 2021, ya se haya retrasado a 2024. ¡°Como instituci¨®n p¨²blica que somos, l¨®gicamente la inestabilidad nos afecta. A nosotros y al 90% del pa¨ªs¡±, se?al¨® Falomir. Y Solana agreg¨®: ¡°La duraci¨®n de las obras va a depender de la rapidez con que se aprueben los Presupuestos del Estado¡±. Por lo pronto, es imposible que suceda hasta principios de 2020. Luego, depender¨¢ de que haya Gobierno. Y de un antiguo arte, que el Prado conoce pero el Parlamento ha olvidado: el del acuerdo.
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