Amores vividos, amores perdidos
C¨¦line Sciamma estrena ¡®Retrato de una mujer en llamas¡¯, filme de ¨¦poca sobre el amor l¨¦sbico entre una artista y su modelo que fue aclamada en el Festival de Cannes
En solo cuatro pel¨ªculas, la francesa C¨¦line Sciamma (Pontoise, 40 a?os) se ha convertido en un nombre fundamental del cine franc¨¦s de nuestro tiempo. Su nuevo proyecto, Retrato de una mujer en llamas, que hoy llega a las salas espa?olas, supone algo parecido a una consagraci¨®n. A la interesada, ese t¨®pico no le hace arrugar el ce?o. Se dio cuenta en el pasado Festival de Cannes, con casi 2.000 espectadores en pie dedic¨¢ndole una ovaci¨®n que dur¨® diez minutos. Su mirada traduc¨ªa un orgullo innegable. ¡°No tengo tendencia a pensar en el camino recorrido, pero en ese momento no pude evitar pensarlo. Y fue emocionante¡±, admite con timidez sobre su paso por el certamen, del que se march¨® con el premio al mejor guion.
La pel¨ªcula describe el amor entre una pintora del siglo XVIII y su modelo, H¨¦lo?se, una joven arist¨®crata a quien deber¨¢ retratar para que su familia mande el lienzo a su futuro esposo, un noble italiano al que no conoce. Pero la joven se opone a ese matrimonio de conveniencia, por lo que el cuadro tendr¨¢ que ser pintado a escondidas. La artista esboza los rasgos de H¨¦lo?se durante sus paseos por la escarpada costa bretona, antes de plasmarlos sobre el lienzo por las noches, pintando a partir de sus recuerdos, a la manera prerrom¨¢ntica. La escritora Virginie Despentes, amiga de Sciamma, encontr¨® la mejor f¨®rmula para definir el resultado tras su estreno franc¨¦s: ¡°Es la pel¨ªcula l¨¦sbica absoluta. Y, a la vez, ese no es el tema. El tema es el amor¡±.
La relaci¨®n entre un artista y su modelo, tantas veces descrita en el cine, adquiere aqu¨ª rasgos poco can¨®nicos. Para empezar, Sciamma subvierte este socorrido subg¨¦nero a partir de la homosexualidad de sus protagonistas. ¡°Estaba obsesionada con rodar una historia de amor igualitaria. Eso es posible gracias a la din¨¢mica queer de la pel¨ªcula, ya que habla de una historia no determinada por la dominaci¨®n del hombre sobre la mujer, que permite inventar un v¨ªnculo distinto, en el di¨¢logo amoroso como en el creativo¡±, se?ala la directora. Adem¨¢s, Sciamma apuesta por una contenci¨®n que algunos han confundido con la frialdad. ¡°Quer¨ªa contar el nacimiento de un amor y describir c¨®mo duda y se demora antes de volverse rec¨ªproco. Es cierto que la pel¨ªcula se toma su tiempo. Pero, para m¨ª, contiene un placer que no es nada fr¨ªo¡±, se defiende Sciamma. ¡°Es un filme luminoso y entusiasta sobre los amores vividos, que nunca son amores perdidos¡±. Incluso cuando parecen imposibles.
En una secuencia de la pel¨ªcula, H¨¦lo?se ordena a su retratista: ¡°Vamos a pintar¡±. Retrato de una mujer en llamas se opone a la tradicional concepci¨®n de la musa como un ser pasivo, de acuerdo con la actual tendencia a releer la historia del arte destacando el papel decisivo que personajes como Dora Maar, Gabrielle Picabia o Maria Martins, amante furtiva de Duchamp, tuvieron en la obra de sus compa?eros. De la misma manera, Sciamma describe la creaci¨®n art¨ªstica como una coproducci¨®n entre artistas y modelos. ¡°Quer¨ªa romper con la imagen de la musa como un ser sigiloso, que inspira en silencio. La creaci¨®n es un di¨¢logo entre dos o m¨¢s cerebros, que se comunican para fabricar una obra, y sobre todo, una relaci¨®n¡±, afirma la cineasta. En el fondo, ese es el tema de su pel¨ªcula. Incluso a nivel autobiogr¨¢fico: la protagonista, Ad¨¨le Haenel, fue durante a?os su compa?era sentimental. ¡°La pel¨ªcula surge de mi di¨¢logo intelectual con ella, que nunca se interrumpi¨®. Est¨¢ en el coraz¨®n de la historia y es su raz¨®n de ser¡±, reconoce Sciamma.
A ratos, no parece pel¨ªcula de ¨¦poca: ah¨ª est¨¢ la reflexi¨®n sobre la igualdad, pero tambi¨¦n el encuentro virtual, a partir de la imagen, entre la protagonista y su futuro marido, similar al de las plataformas digitales actuales. ¡°Era un Tinder con una sola elecci¨®n¡±, bromea Sciamma. ¡°Es una historia del pasado, pero al no haber sido contada antes se convierte en una historia del presente. No ha habido transmisi¨®n sobre la vida privada de las mujeres¡±, opina la directora, que rod¨® su pel¨ªcula bajo el influjo de Virginia Woolf y Donna Haraway. Tambi¨¦n la sobriedad de la direcci¨®n art¨ªstica y del vestuario la alejan de las convenciones del g¨¦nero. ¡°Hay un trabajo de reconstituci¨®n hist¨®rica sin anacronismos. Ese minimalismo corresponde, en realidad, a la precariedad de la baja nobleza bretona. Que el personaje tenga un solo vestido lo acerca m¨¢s a la realidad que todos esos filmes que se centran en lo mundano de esa ¨¦poca¡±, se defiende Sciamma.
En los paisajes luminosos de la pel¨ªcula no hay ning¨²n var¨®n, recurso habitual en su cine, donde suelen ser poco m¨¢s que sombras sin entidad. ¡°Quiero que los hombres se identifiquen con mis protagonistas, que disfruten de uno de los grandes placeres del cine: habitar en pieles ajenas y entender otras vidas e identidades¡±, sostiene Sciamma. Tambi¨¦n aspira a hacerles experimentar la violencia que uno suele sentir al quedar excluido, que ella conoce a la perfecci¨®n desde que era una adolescente miope y obsesionada con Catherine Deneuve desde que la descubri¨® en el cine de su suburbio parisino: ¡°Me he pasado la vida adorando pel¨ªculas que no quer¨ªan saber nada de m¨ª¡±.
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