Novelistas y antidisturbios
Premio Nacional y Polic¨ªa Nacional comparten algo m¨¢s que un mero adjetivo

Si he de escribir para edificar, ?c¨®mo voy a levantar ning¨²n edificio sobre el suelo del lector sin antes echar abajo el edificio que ya est¨¢ ruinoso? Escribir para dar gusto, ?no es echar m¨¢s escombros sobre las ruinas, o es quiz¨¢ limpiarlas y recolocarlas, haciendo como que se construye, cuando en realidad no hay edificio sino una ordenada monta?a de basura?¡± Esta cita de Malas palabras (Lumen), la novela en la que Cristina Morales da voz a Santa Teresa, es tanto una po¨¦tica de su exigente trayectoria literaria como un adelanto de las declaraciones que hizo la semana pasada tras conocer que hab¨ªa ganado el Premio Nacional de Narrativa por Lectura f¨¢cil (Anagrama), en las que se felicitaba de que en Barcelona estuvieran ardiendo calles habitualmente ocupadas por los turistas y, por tanto, escamoteadas a los ciudadanos.
Como era de prever, no tardaron en acusar a Morales de antisistema. Pero, ?a qu¨¦ sistema se refieren? ?Al parlamentario? ?Al capitalista? Del primero acababa de aceptar un merecido galard¨®n y una gira oficial de promoci¨®n por M¨¦xico y Cuba. El segundo puso a su servicio una beca del programa de promoci¨®n (tur¨ªstica) de la capital catalana como Ciutat de la Literatura y, despu¨¦s, una de sus grandes herramientas de marketing: un premio comercial, el Herralde.
El sistema literario en el que ahora brilla Cristina Morales no es m¨¢s que una rama especializada de un gran sistema que se lo traga todo. Cuando Santiago Sierra expuso en el pabell¨®n espa?ol de la Bienal de Venecia en 2003 afirm¨® en el cat¨¢logo algo que conviene tener presente cuando el peinado de un artista confunda al respetable: ¡°El arte forma parte del aparato cultural, cuya funci¨®n es coercitiva, no emancipatoria. Un artista es un megaobrero que ha superado el anonimato y cuyos productos rebosan plusval¨ªa. Es in¨²til preguntarse de qu¨¦ lado est¨¢¡±. Y a?ad¨ªa: ¡°Suponemos que el artista que expone en la segunda planta del Guggenheim no tiene relaci¨®n con los controles de acceso a dicho museo o con las condiciones laborales de los vigilantes. Yo no lo veo as¨ª. En la creaci¨®n intervienen costos¨ªsimos aparatos de legitimaci¨®n y nunca ha existido el dinero limpio¡±. En 2010 rechaz¨® el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas; luego ofreci¨® en Arco su carta de renuncia por la misma cuant¨ªa del galard¨®n. Nos guste o no, Premio Nacional y Polic¨ªa Nacional comparten algo m¨¢s que un mero adjetivo.
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